_
_
_
_

Chávez niega que la revolución bolivariana arme a los niños

Fotografías de varios menores con fusiles de asalto en un acto público de un colectivo que se define como chavista desatan la polémica en Venezuela

Hugo Chavez, en el centro, durante el acto de conmemoración de sus 13 años en la presidencia.
Hugo Chavez, en el centro, durante el acto de conmemoración de sus 13 años en la presidencia. David Fernández (EFE)

En las fotos hay 11 niños, de entre tres y siete años, con pañuelos blancos y rojos cubriéndoles el rostro, sentados en una hilera de sillas que le da la espalda a un mural de Jesús de Nazaret duplicado: Cristo con corona de espinas y fusil Kaláshnikov y el mismo Jesús, en brazos de la advocación venezolana de la Virgen María, con el mismo Kaláshnikov. Los tres más grandecitos, los que están sentados en el extremo izquierdo de la hilera, llevan, cada uno, una réplica del fusil de Cristo: las manos pequeñas sujetando el cargador y la culata del arma, que no parece de juguete y puesta allí por un grupo de adultos que dice no estar jugando. Las imágenes fueron tomadas el día 23 de enero, durante un acto público del Colectivo La Piedrita: uno más entre la decena de grupos parapoliciales que operan con toda libertad en el barrio 23 de Enero de Caracas y que se declaran dispuestos a dar la vida para defender la revolución bolivariana que lidera Hugo Chávez.

Las fotos de los “niños armados” fueron difundidas días más tarde a través de las redes sociales y han escandalizado a la opinión pública venezolana, hasta el punto que Hugo Chávez se vio obligado a responder ayer por la noche. “Por ahí está la burguesía con sus medios de comunicación y los medios de comunicación del imperialismo haciendo fiesta con unas fotografías de unos niños con unos fusiles. Hemos ordenado una investigación”, dijo Chávez, durante un acto para conmemorar los 13 años de su ascenso a la Presidencia de la República.

Según el comandante, grupos como La Piedrita han sido “infiltrados” por las agencias estadounidenses de inteligencia. “Nadie que se precie de ser un revolucionario de verdad puede estar avalando esas cosas que le hacen daño a la revolución. Esas son actitudes contrarrevolucionarias y les aseguro que hay más de un infiltrado de la CIA en esos grupos y de los grupos paramilitares”, agregó Chávez, después de decir que los fusiles que necesita esta revolución “pacífica” para defenderse “están en manos de quienes deben tenerlos, las Fuerzas Armadas de Venezuela”. No es la primera vez que el presidente ataca a estos grupos parapoliciales, que se autodefinen como chavistas, y amenaza con investigarlos. Pero, al menos en las ocasiones anteriores, sus órdenes no han dado resultados.

Esas son actitudes contrarrevolucionarias y les aseguro que hay más de un infiltrado de la CIA en esos grupos" Hugo Chávez

El 26 de enero de 2009, el líder del Colectivo La Piedrita, Valentín Santana, declaró en una entrevista con EL PAÍS que estaba dispuesto a matar y a morir por la revolución. Santana admitió entonces haber sido el autor de los ataques con bombas lacrimógenas perpetrados esa misma semana contra la sede del Vaticano en Caracas y contra la residencia de Marcel Granier, director de la televisión privada RCTV, cuya concesión para emitir fue cancelada por el Gobierno de Hugo Chávez en 2007. También reconoció haber estado detrás de acciones anteriores, contra el canal de noticias Globovisión, contra el Arzobispado de Caracas y contra la casa de Miguel Henrique Otero, director del diario El Nacional. Para Santana, los medios de comunicación son “objetivos militares”. “Ellos están conspirando de manera abierta contra la revolución bolivariana y ya está bueno de que le falten el respeto a nuestro presidente. Y sí, son objetivos militares. Si nosotros los llegamos a pescar, ten por seguro que los vamos a ajusticiar. Si agarramos, por ejemplo, a Marcel Granier [director de RCTV], lo vamos a pasar por las armas, sin vacilación lo vamos a hacer”, afirmó el líder de La Piedrita.

Días más tarde, el presidente Chávez ordenó investigar y detener a Santana, con estas palabras: “Así como nosotros criticamos y aspiramos a que los poderes del Estado actúen cuando alguien dice que hay que matar a Chávez (…), no podemos aceptar nosotros que la fulana La Piedrita esa se convierta en un Estado, en un grupo de terroristas que anda amenazando de muerte”. Pero la detención nunca se produjo. Y tres años más tarde, el lunes 23 de enero, Santana reapareció en una de las fotografías de los niños con fusiles: vestido con chaqueta y gorra militar, y acompañado por el diputado Robert Serra, del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Entre el Palacio de Gobierno de Miraflores, donde despacha el presidente Chávez, y el Barrio 23 de Enero, donde fueron captadas las fotos de los niños y de Santana y adonde no se atreve a entrar la policía, hay poco menos de kilómetro y medio de distancia.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_