La crisis global es el primer reto de Fernández después de su reelección
Los efectos de la desaceleración económica en Argentina concentran los planes inmediatos de la presidenta
La agenda económica de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, no tendrá descanso después de su contundente victoria electoral del domingo pasado. El miércoles se reúnen en Buenos Aires los ministros de Economía de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) para evaluar medidas conjuntas para enfrentar la crisis que comienza a propagarse desde EE UU y la Unión Europea a algunos países de estas latitudes. Es la tercera vez en el año que se encuentran los jefes de Economía de Unasur por esta cuestión. El ministro argentino y futuro vicepresidente, Amado Boudou, oficiará de anfitrión.
Unasur analizará qué posiciones llevarán dos de sus miembros, Argentina y Brasil, a la próxima cumbre del G20, en Cannes la semana próxima. También estudiará alternativas para enfrentar la desaceleración económica mundial: la ampliación del pequeño Fondo Latinoamericano de Reservas, el fomento del comercio intrarregional mediante la desdolarización de las transacciones y el crédito para el desarrollo mediante la Corporación Andina de Fomento y el proyecto de Banco del Sur. Unasur, que nació como un bloque político en 2008, ha comenzado a abordar este año cuestiones económicas, pero aún no ha adoptado medidas concretas.
“La agenda más relevante de Cristina Kirchner es la que tiene que ver con anticipar los efectos de esta segunda fase de la crisis global”, opina el economista Jorge Gaggero, del Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo de Argentina. De momento la crisis de EE UU y la UE no ha impactado en Argentina, pero ya “hay atisbos de contagio y el sector industrial está desacelerándose porque Brasil también lo está haciendo”, observa el economista Eduardo Curia, del Centro de Análisis Social y Económico. “Pero también hay cuestiones de agenda argentina que no se pueden desvincular de la agenda global”, aclara Gaggero.
Las claves
Inflación: si la economía local se desacelera por la crisis global, el alza de precios del 22% anual (según estadísticas provinciales) se aplacará. Pero si el crecimiento continúa alto, como hasta ahora, el Gobierno deberá “articular un conjunto de políticas para reducir la inflación, de modo de defender las mejoras conseguidas en la distribución del ingreso”, opina Gaggero. Curia añade que, dado que la cotización del peso frente al dólar se ha mantenido bastante estable, la producción argentina se ha encarecido en términos de divisas y ha perdido competividad frente a sus competidores.
Déficit fiscal: Argentina ha perdido este año el superávit de las cuentas públicas y, aunque el rojo es bajo, carece de acceso a los mercados de deuda a tipos de interés razonables. “Hay que cambiar la estructura del gasto”, dice Gaggero, que aboga por dejar de subvencionar a personas y empresas que no lo necesitan. Entre ellos están los ricos que no han sufrido subidas de tarifas de electricidad en nueve años. Gaggero también aboga por elevar tributos como los que gravan la renta minera. “El resultado electoral contundente habilita la consideración más vigorosa de esta agenda de mediano y largo plazo”, opina Gaggero.
Salida de capitales: pese al alto crecimiento económico de los últimos años, no ha dejado de salir dinero del sistema financiero argentino. Los ahorradores apuestan por el dólar, en lugar de por el peso. El consultor Hernán del Villar advierte que este fenómeno debe contrarrestarse porque lleva a que el Banco Central pierda reservas, se reduzca la liquidez, se restrinja el crédito y, por último, se afecte la actividad. Curia añade que el superávit de cuenta corriente está desapareciendo y Argentina necesita dólares para pagar sus deudas.
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