Fracasa el primer contacto entre Morales y los indígenas en La Paz
Los manifestantes están apostados en la plaza de Murillo, enfrente del Palacio de Gobierno Morales quiso celebrar la reunión en otro lugar, lo que rechazaron los indígenas Los líderes de la protesta advierten de violencia en el Tipnis si no hay un acuerdo
La Policía boliviana no pudo dispersar con gases lacrimógenos ayer a un grupo de marchistas indígenas que deseaban acceder a la plaza Murillo para acompañar la vigilia de sus líderes que, por segunda noche consecutiva, cumplieron ante el Palacio de Gobierno de La Paz. Los indígenas llegaron el miércoles hasta el centro de La Paz después de caminar 500 kilómetros durante 66 días como protesta por la construcción de una carretera en el territorio protegido que habitan, el llamado Tipnis (Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure).
La voluntad de diálogo, reiterada por el Gobierno y por los líderes indígenas, quedó en entredicho al final de una jornada en la que se registró dos plantones al presidente Morales, la negativa del Gobierno a permitir el acceso a la plaza de los restantes manifestantes. Hubo intercambio de cartas de ida y vuelta sin perspectivas concretas y a la presencia de un contingente antidisturbios de la Policía con perros, que atemorizaron y enojaron a algunos indígenas.
El presidente de la subcentral del Tipnis, Fernando Vargas, emplazó a Morales a abrir un diálogo de cara al pueblo. “Le damos plazo hasta las ocho de la mañana [de hoy viernes, hora local] para que nuestros hermanos estén todos dentro de la plaza Murillo y, nosotros, los dirigentes empecemos el diálogo de cara al pueblo”.
La petición de que pudiera instalarse una pantalla gigante, a fin de que los marchistas sigan desde la plaza el diálogo con el presidente en el Palacio, fue rechazado por el ministro del Interior, Wilfredo Chávez, que dijo que “esto no es un show, es una reunión seria donde se debaten temas importantes”.
El presidente Morales reunió a la prensa en dos ocasiones para demostrar su voluntad de buscar soluciones al conflicto y lamentar la ausencia de los líderes indígenas. “Siento que no quieren dialogar. Cada vez ponen condiciones difíciles de cumplir, planteamientos irracionales”, se lamentó. “Así no se construye el diálogo”.
Los líderes indígenas se negaron a acudir a la Vicepresidencia, que no es el lugar de trabajo del presidente y, porque, como dijo el líder aimara Rafael Quispe, la estrategia del Gobierno era sacarlos de la plaza e impedir su retorno a la misma. La reunión de la tarde en el Palacio fracasó debido a las discrepancias en el número de representantes indígenas. El Gobierno exigió que fueran solo 20 y rechazó la posibilidad de que la columna de marchistas acceda a la plaza para seguir el diálogo a través de una pantalla de televisión.
Los líderes indígenas que se encuentran a menos de veinte metros de la puerta principal de la Casa de Gobierno y, no lograban entender que el presidente fijara la reunión en otro lugar ajeno a su trabajo, a 200 metros de la Plaza Murillo.
“En todo el transcurso de la marcha, el presidente Morales nos dijo: vengan al Palacio a dialogar y, ahora no nos recibe en el Palacio”, ha explicado el líder del Tipnis, el indígena de la tribu moxeño Fernando Vargas. La vicepresidencia “no es el lugar del presidente; el lugar del presidente es el Palacio de Gobierno, donde él hace todas sus actividades y nosotros fuimos invitados a la Presidencia y no a la vicepresidencia”.
El dirigente aimara del Consejo Nacional de Markas y Ayllus del Qollasuyu (CONAMAQ) Rafael Quispe desestima la justificación oficial de que no hay ambientes disponibles en el Palacio de Gobierno, que está en obras. “No buscamos comodidad. Si hemos estado durmiendo sobre la tierra, a campo abierto, [las obras] no nos va a incomodar”, dice y agrega “sabemos que su estrategia es sacarnos de la plaza Murillo, nos quiere desmovilizar, pero aquí estamos y aquí podemos dialogar con participación de la prensa y cara al pueblo”.
Morales, acompañado del vicepresidente Álvaro García Linera y miembros de su gabinete aguardó media hora y, tras una breve declaración de prensa, se retiró del lugar pero no descartó una reunión en el transcurso de la jornada.
A propósito de la pantalla gigante, Morales apuntó que no se trata de “figurar en los medios de comunicación. No se trata de un debate público, sino de analizar las diferencias, las reivindicaciones, los resultados y cómo se pueden atender”.
La fuerte presencia de policías antimotines con perros, que acordonan los accesos a la plaza por las cuatro esquinas y cien metros a la redonda, ha impedido el paso de un numeroso grupo de marchistas que buscaba reunirse con sus líderes, en vigilia en la misma plaza Murillo.
Las tensiones aumentaron por momentos durante la noche cuando algunos marchistas intentaron romper la barrera policial, pero desistieron a petición de sus propios dirigentes y, pese a los gases lacrimógenos en el aire, todos decidieron sentarse en las veredas y la calzada también en vigilia y en estado de alerta ante la posibilidad de que durante la madrugada la Policía pueda desalojar la plaza Murillo.
En la plaza, los líderes indígenas mantuvieron la calma y se replegaron al pie del monumento a Pedro Domingo Murillo, héroe de la independencia que en 1809 se levantó contra el yugo español. Poco antes, Vargas hizo un llamamiento al pueblo de La Paz para apoyar a los indígenas ante una posible nueva represión policial.
El presidente de la Confederación Indígena del Oriente Boliviano (CIDOB), Adolfo Chávez, ha advertido que de no obtener resultados positivos a sus demandas, la columna de caminantes del Tipnis volverá a su territorio para defenderlo, si es el caso, con sus vidas. No permitirán el trabajo de la contratista brasileña OAS en el Tipnis.
“Habrá enfrentamientos, quemaremos maquinarias, habrá bajas de ambos lados”, advirtió Chávez en declaraciones a la cadena radial Erbol.
La empresa brasileña “tendrá que asumir sus propias consecuencias. No creo que ningún brasileño quiera dejar sus huesos”, dijo Chávez.
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