Los rebeldes afirman haber tomado el bastión gadafista de Bani Walid
Los milicianos redoblan la ofensiva en Sirte con una maniobra de tenaza Las nuevas autoridades demolerán el complejo militar de Bab el Azizia en Trípoli
Las nuevas autoridades libias han asegurado que los milicianos rebeldes han asaltado Bani Walid —una de las dos ciudades, junto a Sirte, que todavía no tienen totalmente bajo control— y colocado la bandera roja verde y negra en esta población a 170 kilómetros al sureste de Trípoli donde permanecen unos 1.500 fieles a Muamar el Gadafi que han combatido durante semanas contra los insurrectos. En Sirte, ciudad natal del dictador fugitivo, los combates prosiguen. Milicianos de Bengasi atacan por el este mientras los de Misrata conservan sus posiciones en el oeste de la ciudad, de donde miles de civiles han huido en las últimas semanas.
Los enviados de la cadena británica BBC afirman que la situación en Sirte es caótica. En Bani Walid, no cantaban victoria completa los rebeldes. Como ha sucedido en otras localidades libias desde que estallara la guerra a mediados de febrero, la conquista de una ciudad viene acompañada a menudo de contraataques y retiradas de los insurgentes. No obstante, a medio plazo, el asedio a las ciudades da resultado y terminan por caer en manos del Consejo Nacional de Transición, el Gobierno de los sublevados, que ahora juega con el factor tiempo a su favor contra un dictador escondido que ha perdido su capacidad para revertir la situación.
Unos 1.500 fieles a Gadafi combaten en Bani Walid
Son los dos últimos bastiones de un régimen que colapsó en agosto y del que ahora tratan de eliminarse sus símbolos. El Gobierno transitorio libio ha anunciado que derribará Bab el Azizia, el enorme complejo militar-residencial del centro de Trípoli que fue conquistado a finales de agosto. Se convertirá en un parque. “Es una decisión de la revolución derribar este símbolo de la tiranía. Estábamos ocupados con la guerra, pero ahora tenemos tiempo para hacerlo”, ha declarado Ahmed Ghargory, un alto oficial de las tropas rebeldes. El público ya se había anticipado a esta transformación de Bab El Azizia. Desde los días siguientes a la caída del complejo —el 24 de agosto—, miles de libios han visitado el lugar desde el que Gadafi dirigió durante décadas el destino del país.
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