El presidente de Yemen propone unas elecciones que no convencen a la oposición
El esperado discurso del presidente de Yemen no ha logrado convencer esta noche a sus opositores. Dos días después de su regreso al país, Ali Abdalá Saleh ha comparecido en la televisión estatal para reiterar su disposición al diálogo y proponer la convocatoria de elecciones anticipadas como salida a ocho meses de manifestaciones contra su monopolio del poder. Pero los activistas defensores del cambio están determinados a mantener su movilización hasta que el presidente dimita.
"Optemos por el diálogo, el entendimiento y una transferencia pacífica del poder a través de las urnas y la convocatoria de elecciones presidenciales anticipadas", ha declarado Saleh en su primera comparecencia pública desde su regreso a Yemen el pasado viernes. El mandatario había pasado cerca de cuatro meses en Arabia Saudí para curarse de las heridas que sufrió en un atentado. De hecho, su reaparición ante las cámaras fue cuidadosamente preparada para disimular las secuelas del ataque. Por un lado, se había colocado el tradicional pañuelo árabe de forma que le cubriera la mayoría de la cabeza y el cuello. Por otro, un ramo de flores estratégicamente dispuesto sobre su escritorio ocultaba sus manos, que aún tiene que llevar vendadas a consecuencia de las quemaduras.
Su insistencia en reavivar el diálogo con la oposición sobre la propuesta del Consejo de Cooperación del Golfo solo ha suscitado escepticismo. "Se ha limitado a hablar una vez más sobre ese plan, pero no vemos ninguna acción", aseguraba un manifestante de la plaza del Cambio citado por la agencia Reuters. El presidente siempre se ha negado a firmar ese documento que prevé su cese a cambio de inmunidad.
"Siempre dice lo mismo, que está comprometido con el diálogo y la iniciativa del Golfo. Si es así, que firme. Pero en vez de eso ha propuesto elecciones y juntas. Es un maestro de la manipulación", interpreta un observador político contactado por EL PAÍS en Saná. En su opinión, Saleh quiere ir a las urnas porque ve que su gente tiene posibilidades de ganar. "Tiene todo perfectamente calculado: el regreso, la comparecencia en televisión, no se va a ir por las buenas", añade. Como otros analistas, coincide en que la clave para resolver la situación es "el reparto del pastel". Dejar ahora el poder es arriesgarse a terminar como Mubarak.
"Al menos desde ayer han parado los combates", se consuela un residente en la capital. Sin embargo, por primera vez desde que se reiniciara la violencia hace una semana, los enfrentamientos se han extendido fuera de Saná. A primera hora, fuerzas leales a Saleh mataron a dos milicianos de las tribus que le contestan en las montañas del norte de la capital. Además, los tiroteos han herido a 18 manifestantes en la plaza del Cambio.
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