Nueva York da por acabado el peligro del huracán Irene y trata de volver a la normalidad
Obama avisa que aún sigue habiendo riesgos de inundaciones por la crecida de los ríos.- El Centro Nacional de Huracanes reduce la categoría del ciclón.- Los miles de evacuados comienzan a regresar a sus casas
Los neoyorquinos pasaron la noche inquietos esperando encontrarse con el Armageddon al amanecer pero las temidas inundaciones que Irene podría haber dejado a su paso al llegar a Nueva York han sido muy leves y las autoridades consideran que el peligro prácticamente ha terminado. Sin embargo, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha recordado que aún "sigue habiendo efectos de riesgos". "Aunque Irene se ha debilitado según avanza hacia el norte, sigue provocando lluvias. Nuestra principal preocupación eran las inundaciones. Y se han producido, junto a cortes de electricidad", ha manifestado Obama en una comparencia en la Casa Blanca.
"Los efectos de Irene aun durarán semanas. Los ríos aun pueden crecer y provocar más inundaciones. Hay comunidades que estarán sin luz aun durante algunos días. Nosotros ayudaremos a los estados y las ciudades a que solucionen esos problemas", ha añadido. Un ejemplo de inundaciones se han dado en Battery Park, donde el agua del río Hudson se ha desbordado unos treinta centímetros y también se ha inundado levemente el MeatPacking District, al oeste de la ciudad, aunque el agua apenas ha avanzado tierra adentro.
Su crecida ha coincidido como se preveía con el punto álgido de la marea matutina. Además el Holland Túnel que une Manhattan con New Jersey también ha sufrido inundaciones. Pese a todo, la agencia Federal de Gestión de Emergencias FEMA se apresuró a anunciar vía Twitter: "Las cosas tienen mejor aspecto para Nueva York de lo que habíamos previsto". Y es que el viernes se hablaba de hasta uno y dos metros de agua en las aceras de Manhattan y Brooklyn pero por suerte parece que la furia de Irene no ha sido tan violenta. De hecho, el Centro Nacional de Huracanes ha reducido la categoría del ciclón de 1 a tormenta tropical. Y el agua que ha entrado en el bajo Manhattan debería retirarse a medida que baje la marea.
La Secretaria de Seguridad Nacional de EE.UU, Janet Napolitano, ha afirmado a mediodía (hora local) que "lo peor de Irene ya ha pasado", pero ha hecho un llamamiento a no bajar la guardia porque la tormenta es "todavía es potencialmente peligrosa". Las líneas de electricidad y los árboles caídos, además de las inundaciones son "los principales riesgos ahora", ha añadido Napolitano. Poco después, el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, explicaba en una optimista rueda de prensa que las situaciones de mayor riesgo habían terminado y que a lo largo del día comenzarán a regresar a sus casas algunos de los miles de evacuados. La ciudad desalojó a 15.000 residentes de viviendas de protección oficial y esta tarde les llevará de vuelta a sus hogares.
Pese a que Bloomberg ha advertido de que mañana a los neoyorquinos les espera "un día duro" en lo referente al transporte público, el metro -cerrado desde ayer-, los autobuses, los trenes y los aeropuertos recuperan paulatinamente la normalidad. Algunas estaciones del suburbano situadas en el norte de la red han sufrido inundaciones que retrasarán más de lo previsto su reapertura.
70.000 personas sin luz
Se preveía para esta tarde que la lluvia y el viento alcanzaran su punto álgido, con rachas de hasta 90 kilómetros por hora, algo menos de lo que se anunciaba ayer. El centro del huracán rozaba desde las cuatro el barrio de Queens y el condado de Nassau, al nordeste de la isla de Manhattan. En el área urbana de Nueva York los temidos desperfectos apenas se habían dejado sentir. Setenta mil personas se habían quedado sin luz, según informó la empresa eléctrica Con Edison, un número ínfimo teniendo en cuenta que la ciudad tiene ocho millones de habitantes.
No obstante en lo que se conoce como el Tri-State area, (los estados de Nueva York, Connecticut y New Jersey) los apagones alcanzaron durante la noche a más de 200.000 personas. En las calles de Manhattan corría el agua, azotaba el viento y se veían algunas ramas caídas pero a simple vista los daños eran mínimos teniendo en cuenta el dolor que puede causar un huracán.
El resto de la costa este estadounidense sigue en alerta. El alcalde de Boston ha ordenado este domingo el cierre del transporte público de la ciudad ante la llegada de Irene. Otra ciudad que ha activado el estado de emergencia es Philadelphia, pero todo apunta que el huracán se irá desplazando hacia Nueva Inglaterra y Canadá. En su avance, tras dejar atrás ya Carolina del Norte, Irene ha obligado a la evacuación de dos millones de personas, hay tres millones sin electricidad, 14 fallecidos y numerosos destrozos materiales en varios estados.
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