Organizaciones de migrantes denuncian abusos policiales en México
Policías federales irrumpen, sin orden de registro, la sede de una ONG en Ciudad Juárez y se incautan de numerosos documentos
La activista mexicana Gabriela Morales recuerda una anécdota en el aeropuerto de regreso a su país tras un viaje al extranjero. En la aduana revisaron su equipaje, y algo llamó la atención de los agentes. Libros sobre Derechos Humanos. "¿Qué es esto de los derechos humanos? ¿Los de quién?", le preguntó desafiante uno de ellos. "Dígame usted", respondió Morales. La también abogada, de 33 años, es coordinadora jurídica del Centro de Derechos Humanos del Migrante en Ciudad Juárez (norte del país).
El miércoles pasado 20 policías federales irrumpieron en el Centro Paso del Norte, también ubicado en Ciudad Juárez. Los agentes revisaron archivos y se incautaron, sin una orden de registro, numerosos documentos. El personal que trabaja en la ONG no se encontraba en el momento. "Este caso es una advertencia", opina Morales. "Y no es el único", añade.
Morales está por concluir una visita a España que duró dos semanas, en las que se reunió con otros representantes de organizaciones en defensa de los Derechos Humanos en Barcelona, Valladolid y Madrid. El Gobierno mexicano calcula que, cada año, unas 140.000 hombres, mujeres y niños intentan cruzar la frontera entre México y Estados Unidos. Algunas ONG afirman que son muchos más: cerca de 250.000.
"Todos son sospechosos"
La activista asegura que las revisiones policiales sin una orden judicial son una práctica cada vez más común en las ciudades más violentas de México. "Un día llegaron a nuestro centro un grupo de policías federales. Nos interrogaron. Les preguntamos por qué buscaban en un centro de migrantes. Un policía me dijo: 'En esta ciudad todos son sospechosos", relata. A raíz de la ofensiva contra el narcotráfico emprendida por el presidente Felipe Calderón, Morales describe que, en algunas zonas del país, se ha experimentado "un gradual recorte de las libertades individuales".
Morales denuncia además que "ser mujer y activista tiene un mayor riesgo". Cita los recientes asesinatos de las también activistas Marisela Escobedo y Susana Chávez, los dos ocurridos en Chihuahua, el Estado norteño donde vive. Cuenta que una vez regresaba a medianoche de una fiesta en El Paso (Texas) y que en el puente fronterizo el oficial mexicano le preguntó: "¿Y qué hacen dos señoritas solas a estas horas de la noche?
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