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China envejece y se hace urbana

Los datos del último censo revelan los cambios sociales fruto del crecimiento económico de la última década y los retos a los que se enfrenta el gigante asiático

La población china es cada vez más anciana y urbana. El país con más habitantes del mundo ha hecho hoy públicos los datos del censo efectuado a finales del año pasado, que muestra los profundos cambios que ha experimentado como consecuencia de la política de hijo único y las reformas económicas iniciadas por Deng Xiaoping en 1978. Los chinos con más de 60 años representan el 13,26% del total, 2,93 puntos porcentuales más que en el recuento anterior, realizado en 2000, mientras que los que tienen 14 años o menos suponen el 16,6%, 6,29 puntos menos. La población total es de 1.339 millones de almas, lo que significa un incremento de 73,9 millones en una década. El censo refleja también el intenso proceso de migración interna que ha experimentado el país. El 49,7% de los chinos (665 millones, de los cuales 261 millones son inmigrantes, la mayoría llegados del campo) vive ahora en las ciudades, cuando en 2000 era alrededor del 36%.

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"En los últimos 10 años, la población de todas las 31 provincias, municipalidades y regiones autónomas ha crecido, y todas se enfrentan a un problema de rápido envejecimiento", ha asegurado Ma Jiantang, alto funcionario de la Oficina Nacional de Estadísticas. Ma ha dicho que la tendencia es más pronunciada en las zonas costeras y las más desarrolladas, en las que la población es mayor y el suelo escaso.

El censo muestra que la cifra total de habitantes aumentó a menor ritmo la última década -un 5,8%, frente a un 11,7% en el periodo 1991-2000-, lo cual refleja los efectos del proceso de urbanización y de la política de hijo único, implantada a finales de la década de 1970, que limita, en general, el número de niños a uno en la ciudades y a dos en las zonas rurales.

La estricta normativa de control de natalidad ha situado el crecimiento anual de la población por debajo del 1%, y la tasa se estima que pasará a ser negativa en las próximas décadas. Según el censo, 118,06 niños nacieron por cada 100 niñas entre 2001 y 2010, debido a la tradicional preferencia de las familias por el hijo varón. Los hombres representan algo más del 51% de los habitantes de China.

La cantidad de emigrantes que han dejado el campo para buscar trabajo en las zonas urbanas industriales, sobre todo costeras, duplican a los del anterior censo. Cerca de 220 millones habían trabajado durante más de seis meses fuera de sus lugares de nacimiento en 2010, en una estadística que por primera vez cuenta a los emigrantes en sus localidades de residencia real.

El rígido sistema de registro de residencia en vigor, conocido como hukou, que liga a los ciudadanos a su lugar de nacimiento, dificulta que los emigrantes se instalen en nuevos destinos y tengan hijos, ya que la ausencia de hukou urbano dificulta el acceso a la educación y a otros servicios como la sanidad en igualdad de condiciones.

El cambio de la estructura poblacional tendrá un gran impacto en el mercado laboral de la segunda economía del mundo en el futuro, debido a la disminución del número de potenciales trabajadores, especialmente en el campo. Según muchos demógrafos, la política del hijo único, responsable en parte del envejecimiento de la población, amenaza el desarrollo económico, debido a la disminución paulatina del porcentaje de gente que trabaja para sostener a la creciente tercera edad. China, que ha añadido 40 millones de personas de 60 años o mayores en la última década, se enfrenta al reto de ser un país viejo antes que rico.

En los últimos años han aumentado las especulaciones en los medios de comunicación y entre los expertos sobre la posibilidad de que Pekín relaje el sistema de control familiar, que, según dice, le ha permitido evitar 400 millones de nacimientos y elevar el nivel de vida de sus ciudadanos con más velocidad, pero que ha tenido graves consecuencias, como abortos y esterilizaciones forzadas por parte de los responsables de los servicios de planificación familiar, abortos selectivos de niñas en familias deseosas de tener un varón, y la aceleración del envejecimiento de la población.

Pero los líderes chinos han asegurado que el sistema seguirá en vigor, y así lo ha recordado esta semana el presidente, Hu Jintao, quien, sin embargo, ha insistido en la necesidad de mejorar las redes de sanidad y seguridad social para la gente mayor. Dos tercios de los trabajadores carecen de pensión en las zonas rurales.

Una pareja china con su nieto en el metro de Shanghai.
Una pareja china con su nieto en el metro de Shanghai.CARLOS BARRIA (REUTERS)

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