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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Un déspota que sobrevive y desafía las sanciones

A primera vista, parecen estar teniendo éxito las duras sanciones internacionales contra Laurent Gbagbo, el hombre fuerte de Costa de Marfil que se niega a ceder el cargo tras perder las elecciones del año pasado. Lo que antes era un puerto lleno de actividad está ahora tranquilo, y las fábricas y tiendas están cerradas. Pero si escarbamos un poco, se impone una realidad diferente.

Gbagbo sigue en el poder, más de tres meses después de una votación que perdió. Sigue apareciendo con soluciones temporales para la maltrecha economía, y este mes ha declarado que su Gobierno se hará cargo de la compra y la exportación de cacao, el cultivo más característico del país. Sigue acallando brutalmente la disensión. Y sigue, noche tras noche en la televisión estatal, culpando a Naciones Unidas, Francia y Estados Unidos de los problemas de su país (lo cual tiene un potente efecto en la población).

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Es una escuela para los autócratas sitiados: recortar, reducir, atacar. Ningún diplomático, analista o ciudadano corriente de Costa de Marfil puede predecir con certeza cuánto durará Gbagbo, a pesar de que sus ingresos son ahora una pequeña parte de lo que eran. Los derechos de aduana en el puerto se han reducido más de un 96%, según algunas fuentes, y se enfrenta a un aislamiento diplomático casi completo.

Pero hay buenos motivos para dudar a la hora de predecir su caída. "Puede que sea una sombra de la economía que era, pero no hace falta una economía próspera para mantenerse en el poder", decía un diplomático, que no tenía autorización para hablar públicamente. "Puede destrozar la economía y seguir en el poder. Si consigue superar el mes de marzo, pienso que podría quedarse 20 años más".

Un grupo de mujeres que protestaban con ramas que simbolizaban la paz, una de las últimas expresiones de disensión prolongadas y pacíficas del país, fue acribillado con descargas de metralletas por las fuerzas de seguridad de Gbagbo. Human Rights Watch decía el 15 de marzo que una represión así contra los civiles "es un claro indicio de crímenes contra la humanidad".

En las calles, los funcionarios se concentraron en torno a los bancos de propiedad gubernamental a la espera de que les pagasen, pero no hubo ningún disturbio. Los bancos extranjeros cerraron después de que el banco central regional aislase a Gbagbo y bloquease en el acto alrededor del 93% de las cuentas bancarias, según algunos diplomáticos y banqueros.

Mientras, Gbagbo hace a Estados Unidos casi tan responsable como a Francia. Los temas de conversación antioccidentales de la noche anterior en la emisora estatal acudían inmediatamente a los labios tanto de los trabajadores gubernamentales como de los soldados de Gbagbo, un tributo a la eficacia del sistema de propaganda del Gobierno. Incluso a las fuerzas de paz de Naciones Unidas en el país, una de las pocas protecciones que tienen los civiles contra los servicios de seguridad de Gbagbo, aunque sea limitada, se las describe como defensoras de los "terroristas".

El cierre de los bancos ha perjudicado principalmente a la escasísima clase media y a la élite que rodea a Gbagbo. Pocos marfileños tenían cuentas bancarias antes de la crisis, quizás no más del 7%, así que, aunque algunos comercios han cerrado, los puestos de frutas y verduras, los vendedores de carne y las pequeñas tiendas siguen con sus negocios en muchas zonas de esta capital comercial. "Nos hemos convertido en una economía de dinero en metálico", afirmaba un banquero de alto rango local.

Costa de Marfil es el principal productor de cacao del mundo, y la medida adoptada por Gbagbo para hacerse con el control de la compra y exportación de las semillas le permite introducirse en un sector que quizás represente el 20% del producto interior bruto del país.

A renglón seguido, en opinión de algunos empresarios del sector del cacao, podría producirse una apropiación gubernamental de las enormes reservas de semillas de cacao guardadas en almacenes y valoradas en nada menos que 1.500 millones de dólares.

El ganador internacionalmente reconocido de las elecciones del año pasado, Alassane Ouattara, también ha pedido que se interrumpan las exportaciones, algo que las principales empresas de cacao han respetado en su mayoría. Así que los grupos de estibadores en paro se sientan a esperar.

"Todos los días venimos, y no hay nada", dice uno de ellos, Uma Diarra. "No llegan barcos. Venimos por la mañana y esperamos. Ahora no hay trabajo".

Algunos analistas vaticinan que Gbagbo no aguantará más allá de mayo. Una subida del precio del combustible podría agudizar el descontento popular, sostienen otros. Y hay quien dice que cada día que Gbagbo sigue en el poder es una victoria para él.

"Está perdiendo terreno, pero sigue estando en ventaja", señala otro diplomático. "Yo no veo el final de esto".

El expresidente de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo, en una imagen de 2010.
El expresidente de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo, en una imagen de 2010.AP

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