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El Salvador: cisma en la izquierda

La pugna entre las dos izquierdas latinoamericanas, la de Chávez y la de Lula se está dirimiendo en estos momentos en la nación centroamericana de El Salvador. En junio de 2009 asumía la presidencia del pulgarcito centroamericano -menor que Extremadura y una población de siete millones de habitantes- Mauricio Funes, periodista y ex guerrillero al que el tiempo y la lucha armada han convertido en político pragmático y cauteloso, un tanto como el ex tupamaro que preside Uruguay, José Mujica. Pero la línea dura del FMNL (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional) que consideró oportuno apoyarle para acceder a la jefatura del Estado en un ejemplo de lo que se ha llamado 'entrismo', se considera estafada por un presidente que desde el primer día subrayó que su versión del progreso era social demócrata en la línea del presidente Lula de Brasil o la entonces presidenta de Chile Michelle Bachelet. Y en los últimos meses se ha dirigido repetidamente a Estados Unidos, como recogen los cables de la diplomacia norteamericana, pidiendo ayuda contra sus teóricos correligionarios, de los que teme hasta que puedan atentar contra su vida y que, al parecer, le tienen interceptados los teléfonos. La embajada de Washington en el Salvador califica por ello al Gobierno salvadoreño de "esquizofrénico", tironeado como está por dos voluntades, la bolivariana y radical-socialista del líder bolivariano, Hugo Chávez y la mucho más amable y respetuosa de las libertades de la presidencia brasileña.

Las manifestaciones de protesta, según la embajada norteamericana organizadas por esa línea vetero-marxista, se suceden culpando al poder de contemporizador y nada revolucionario y un gran despliegue policial contra la delincuencia iniciado en noviembre de 2009 apenas si ha hecho mella en los pavorosos índices de violencia del país, que puede ser el mas violento del planeta con más de 100 homicidios por 100.000 habitantes al año. Compárese la cifra con las de España o Portugal, que no pasan de tres. El Salvador sufrió en los años 90 una cruenta guerra civil entre la derecha oligárquica que se servía del Ejército y una guerrilla de desposeídos, en su mayor parte indígenas y mestizos. El agotamiento llevó a las partes a la mesa de negociación, donde el FMLN aceptó su reintegración al juego político a cambio de promesas de funcionamiento democrático del país, pero no ha habido auténtica apertura hasta la actual presidencia. La de un ex guerrillero que se confiesa a la embajada norteamericana.

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