Madrid y Rabat confían en la diplomacia para evitar nuevas crisis
El presidente español y el rey marroquí acuerdan trabajar de forma conjunta y con "buena voluntad" ante posibles incidentes bilaterales en su primera reunión tras los conflictos de agosto en la frontera de Melilla
"Hola señor presidente. Es un placer. ¿Todo bien?", saludó Mohamed VI a Zapatero en perfecto castellano. "Sí, muy bien, encantado de que nos veamos", contestó Zapatero, antes de sentarse alrededor de una mesa adornada por una solitaria bandera marroquí. La entrevista que, durante media hora, mantuvieron la pasada madrugada en la sede de las Naciones Unidas el monarca marroquí y el presidente español sirvió para escenificar la normalización de las relaciones entre los dos países, tras una sucesión de desencuentros y malentendidos. A veces, una imagen vale más que mil palabras. O, como confesó Zapatero mientras estrechaba la mano de Mohamed VI bajo una lluvia de flashes, "la foto es lo más importante".
La entrevista en sí no produjo muchos resultados prácticos: el compromiso de celebrar una reunión bilateral de alto nivel en Marruecos a principios del próximo año y la confianza de que "en breve plazo" se producirá la incorporación de los respectivos embajadores, el español Alberto Navarro a Rabat y el marroquí Ahmed Ould Souilem a Madrid. Aunque esto último fue más bien la "conclusión" a la que llegó Zapatero a la vista del desarrollo del encuentro.
Pero quizá lo más importante fue el acuerdo de instar a los respectivos ministerios de Asuntos Exteriores, y en menor medida a los departamentos de Interior, a mantener una "colaboración permanente" que permita afrontar los problemas que se produzcan "en ese ámbito de frontera" que es Melilla, "cada uno desde sus posiciones".
"Hay un principio de respeto y buena voluntad y no ha sido necesario profundizar ni descender a ningún detalle", añadió Zapatero. Esa fue la única alusión a los incidentes que grupos marroquíes protagonizaron en agosto pasado en la frontera de Melilla. Rabat atribuye a sectores de las fuerzas armadas y de seguridad españolas una actitud antimarroquí y parecen librar de esa animadversión al ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, quien ayer asistió a la reunión, al igual que su colega marroquí, Taieb Fassi-Fhiri. De ahí que ambos mandatarios les confiaran la tarea de reconducir nuevos incidentes.
Por si ello no fuera suficiente, el presidente Rodríguez Zapatero consideró "conveniente" un próximo encuentro personal entre el rey Juan Carlos y Mohamed VI. Aunque no lo dio por hecho, como hizo Rabat en agosto pasado, tras la conversación telefónica entre ambos monarcas, el presidente estimó que "es probable que se celebre" y adelantó que el Gobierno "lo ve con simpatía".
En la entrevista no se abordó el proyecto de autonomía para el Sáhara, cuya defensa ha llevado a Mohamed VI a Naciones Unidas, pero Rodríguez Zapatero reiteró que la posición española, "que conoce bien el rey de Marruecos", es "constructiva y colaboradora" y pasa por alentar un acuerdo entre Rabat y el Frente Polisario. "La solución es un acuerdo y solo un acuerdo nos lleva a la solución", resumió el presidente español.
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