Se cumplen diez años del hundimiento del submarino ruso Kursk
Los restos, tanto del submarino como de la mayoría de los 118 tripulantes fallecidos, no fueron rescatados hasta 14 meses después del accidente
Hace diez años, el 12 de agosto de 2000, se hundía en aguas del mar de Bárents el submarino nuclear ruso Kursk con 118 tripulantes a bordo. Hoy se sucederán los actos de recuerdo en numerosas ciudades rusas, así como en distintas bases militares. A mediodía tendrá lugar un oficio religioso en la Catedral Naval de San Nicolás (San Petersburgo) donde existe una ermita en memoria de los marineros fallecidos.
El K-141 Kursk fue un submarino nuclear ruso botado en 1994 y orgullo de la Armada rusa. El día del hundimiento se encontraba realizando unas maniobras en las aguas del Ártico junto con otros buques cuando, según la versión oficial, se produjeron dos explosiones con un intervalo de dos minutos y 15 segundo que provocaron temperaturas, según los expertos, de 8.000 grados. Estas detonaciones llevaron a la nave a hundirse a más de 100 metros de profundidad y en ese momento se perdieron las comunicaciones por radio.
El Gobierno ruso trató de ocultar inicialmente la catástrofe y en un primer momento rechazó la ayuda internacional para rescatar el submarino que le ofreció Estados Unidos, Gran Bretaña y Noruega. La prensa rusa criticó duramente a Putin por no interrumpir sus vacaciones en la isla de Sochi, donde se reunió con su familia el mismo día en que se produjo el accidente. Las diferentes versiones iban desde el choque con otro submarino extranjero hasta la explosión en la cámara de torpedos, explicación que el Kremlin hizo oficial en 2001.
Tras varios días, las autoridades rusas confirmaron que los plazos de supervivencia se habían agotado aunque se mantuvo desde el principio que todos los tripulantes habían muerto prácticamente en el momento del accidente. El 21 de agosto, nueve días después del hundimiento, se consiguió acceder al submarino en una operación televisada a todo el mundo y certificar la muerte de sus 118 ocupantes. El rescate de la nave se inició casi un año después del accidente y el Kursk fue izado en octubre de 2001. Hasta ese momento sólo 12 cuerpos habían sido recuperados, el resto había permanecido 423 días sumergidos a 108 metros de profundidad. Se demostró entonces que hubo supervivientes al accidente ya que se encontraron varias notas que habían dejado los marineros tras refugiarse en las partes estancas traseras después de las explosiones.
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