Krakatoa Air Lines
El cronista de EL PAÍS Jacinto Antón cuenta cómo su viaje a Londres ha quedado cancelado debido a la nube de ceniza volcánica
No volar por overbooking cabrea, pero por un volcán, desconcierta . Es que uno no sabe ni a quién quejarse: ¿a Julio Verne? Me las prometía muy felices de viajar hoy a Londres para un asunto profesional relacionado con Robin Hood cuando la gran aventura real en forma de nube piroclástica salió al paso. "Se ha cancelado el vuelo por culpa del volcán", me informaron telefónicamente hace unas horas con la maleta ya hecha. Un mensaje que te convierte en secundario de película de catástrofes.
Mi primera reacción fue pensar en el indonesio Krakatoa, el padre de todos los volcanes empreñadores, y alegrarme de no haber cogido un barco y tener que afrontar en alta mar el tsunami. Al menos el embrollo nos ha pillado en tierra. Sólo imaginar el ruido de las turbinas del avión obturadas es que me da algo. Luego pasé por una fase de escepticismo: ¿un volcán me va a impedir volar?, qué cosa. La verdad es que si lo piensas, hasta es emocionante: la naturaleza en su despiporre más magnífico te sale al encuentro y hace tus planes, literalmente, ceniza. En fin, más perplejos quedaron los de Herculano.
En el fondo, el recono, y valga la expresión, de Eyjafjalla te acerca a aventureros como el Tom Hanks de Joe contra el volcán, el Frank Sinatra de El diablo a las cuatro o al profesor Otto Lidenbrock de Viaje al centro de la tierra (este sí en Islandia, como el que nos atañe, y no en Waponi Woo). Pensé en si como los personajes de la novela, Axel, su sabio tío y el curtido guía Hans, no habría forma de llegar a Londres metiéndose precisamente por un volcán -el Snaefellsjökull, en su caso- ; pero recordé que el itinerario es duro, se pasa mucho miedo y acabas saliendo por el Stromboli, que pilla más bien lejos de Charing Cross.
Son pensamientos muy absurdos, lo sé pero es que la situación, convendrán, no entra en la categoría "retrasado por mal tiempo en Heathrow". Y estoy que exploto.
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