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Abatido el capo Arturo Beltrán Leyva, el 'Jefe de Jefes'

La Marina mexicana da muerte al dirigente más poderoso del cártel de Sinaloa

Le llamaban La muerte, El Barbas o El Botas Blancas, pero sobre todo era El jefe de jefes. Arturo Beltrán Leyva, máximo dirigente del poderoso cártel de Sinaloa, fue abatido la tarde del miércoles (madrugada del jueves en España) durante un enfrentamiento con la Marina mexicana en una urbanización de lujo de la ciudad de Cuernavaca (Estado de Morelos). Tres de los sicarios que acompañaban a Beltrán Leyva, uno de los narcotraficantes más buscados por las policías de México y Estados Unidos, también resultaron muertos durante el tiroteo y otro más se suicidó al verse rodeado y sin escapatoria, según la versión oficial.

Arturo Beltrán Leyva no era un cualquiera. Su poder se extendía desde Colombia hasta Estados Unidos, y para conseguir llevar ríos de cocaína desde un país a otro no tuvo inconveniente en comprar cuerpos policiales enteros. Sin ir más lejos, los servicios de inteligencia mexicanos encargaron su captura a la Marina después de que en los últimos días el más poderoso de los Beltrán Leyva lograra burlar in extremis varios cercos policiales. De hecho, el pasado viernes, las autoridades mexicanas reventaron una fiesta que se celebraba en Tepoztlan (Morelos) donde sospechaban que se encontraba Arturo Beltrán Leyva y uno de sus principales lugartenientes, un tipo apodado La Barbie. Pero cuando lograron abrirse paso a tiros, ya en la fiesta sólo quedaban 24 sexoservidoras -así se les llama en México a las prostitutas- y el grupo musical Los Bravos del Norte. De El jefe de jefes y de La Barbie ni rastro. Tal vez un chivatazo cobrado a precio de oro.

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Pero la tarde del miércoles, la Marina ya no le dio opción. Un amplio despliegue formado por más de un centenar de soldados y dos helicópteros irrumpieron en la urbanización Altitude de Cuernavaca. Los sicarios de Beltrán Leyva recibieron a los militares con ráfagas de ametralladora y lanzamiento de granadas, pero los soldados tampoco se anduvieron con chiquitas. Mataron sin contemplaciones al capo y a tres de sus gatilleros, provocando -siempre según la versión oficial- el suicidio de un cuarto. Según el comunicado oficial, "también resultaron heridos tres elementos de la Armada de México por ataques con granadas".

Los hermanos Beltrán Leyva no siempre fueron autónomos. Durante un tiempo pusieron dos de sus grupos de sicarios -Los Pelones, en el estado de Guerrero, y los Güeros, en Sonora- al servicio del histórico narcotráficante Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo Guzmán. Pero tras la detención de Alfredo Beltrán Leyva, también apodado El Mochomo, los hermanos que quedaron en libertad acusaron a El Chapo de traición e iniciaron una guerra por el poder en Sinaloa que aportó muchos muertos al terrible saldo de 15.000 bajas relacionadas con el narcotráfico desde que Felipe Calderón llegó a la presidencia de la República hace ahora tres años. Para afianzar su poder, los Beltrán Leyva sellaron un pacto de colaboración con el grupo criminal Los Zetas y extendieron su campo de acción a varios estados del país: Guerrero, Chiapas, Quintana Roo, Tamaulipas y hasta el propio Distrito Federal.

Después de detener a un sinfín de lugartenientes y a prácticamente ningún pez gordo, los responsables mexicanos de la lucha contra el narcotráfico -muy cuestionados en los últimos días- celebraron la noche del miércoles su hazaña. Ya El jefe de jefes sólo será una de las canciones más celebradas de Los Tigres del Norte.

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