Fidel Castro critica la "sonrisa amable" de Obama
El líder cubano envía a la cumbre del ALBA una carta en la que advierte de que "el imperio está de nuevo a la ofensiva"
El ex presidente cubano Fidel Castro cobró protagonismo ayer en la cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), celebrada el domingo y el lunes en La Habana. Aunque no apareció en persona como se llegó a barajar, lo hizo a través de una carta en la que criticó la "sonrisa amable" del jefe de Estado estadounidense, Barack Obama.
El presidente venezolano, Hugo Chávez, habían alentado las expectativas sobre la vuelta a escena del líder cubano, que no aparece en un acto público desde que enfermó en 2006, fue el encargado de leer la carta de su amigo Castro, que denuncia la intención de Washington de adueñarse de Venezuela para cortar el suministro de petróleo a varios países de la región, entre ellos Cuba, que recibe anualmente 115.000 millones de crudo bajo un contrato especial. "Son obvias las intenciones reales del imperio, esta vez bajo la sonrisa amable y el rostro afroamericano de Barack Obama", reza la misiva, en línea con las encendidas críticas lanzadas contra el presidente estadounidense estos días en la cumbre del ALBA.
A juicio de Fidel Castro, "el imperio está de nuevo a la ofensiva", y cita como ejemplo el golpe de Estado en Honduras. Denuncia también que Estados Unidos lo apoya en un contexto en el que trata de movilizar "a las fuerzas derechistas de América Latina para golpear a Venezuela y con ella a los Estados del ALBA".
Chávez explicó que él y otros líderes del ALBA se reunieron este lunes con Castro en el lugar donde permanece desde que abandonó la vida pública. El ex dirigente, al que sucedió en la presidencia isleña su hermano Raúl Castro, sigue presente en la vida política de Iberoamérica mediante sus habituales artículos en prensa.
Hasta ahora Fidel Castro se había medido al críticar a Barack Obama, pero la semana pasada, con motivo de la entrega del Nobel de la Paz al presidente estadounidense, el líder cubano cambió su actitud. Lo tachó de "cínico" y dijo que su política exterior es tan "guerrerista" como la de su antecesor, George W. Bush.
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