Crisis entre Marruecos y Libia a causa del Polisario
Rabat se enoja con Trípoli por el exquisito trato dado en Libia al líder independentista saharaui
El líder libio Moamar el Gadafi quiso que los festejos, el 1 de septiembre, del 40 aniversario de su toma del poder tuvieran el máximo realce. Invitó, entre otros, a numerosos jefes de Estado, pero el único del Magreb que le falló fue el rey Mohamed VI de Marruecos.
Seis días antes de la celebración el palacio real marroquí había emitido un comunicado anunciando que, por primera vez desde su entronización en 1999, el soberano alauí estaba enfermo . Padecía gastroenteritis y necesitaba "una convalecencia de cinco días" que, al final, se redujo a cuatro. El 30 de agosto fue ya visto circulando por Tetuán, según la prensa de Casablanca.
Sea o no la enfermedad el motivo de la ausencia del monarca alauí en los festejos de Trípoli, lo cierto es que Gadafi la interpretó como un desplante. La delegación marroquí que Mohamed VI envió a Trípoli no estuvo ni siquiera encabezada por el hermano del rey, el príncipe Moulay Rachid, "número dos" en la línea de sucesión. La presidió el primer ministro Abbas el Fassi.
Gadafi "se desdijo (...) de las garantías que había presentado" a Rabat, según denunció el jueves al Consejo de Ministros marroquí el titular de Exteriores, Taieb Fassi Fihri . La representación del Frente Polisario en la fiesta del aniversario se convirtió en la delegación de un Estado, la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), que los marroquíes tildan de "fantoche". Su líder, Mohamed Abdelaziz, fue tratado en Trípoli con honores de jefe de Estado.
"Apenas advirtió la presencia, entre los invitados, del supuesto presidente de la seudo RASD", Abbas el Fassi decidió marcharse de Trípoli, explicó el ministro al Gobierno en pleno. El destacamento del Ejército marroquí que debía desfilar ante Gadafi hizo otro tanto.
Rabat protestó además por vía diplomática. Sostiene que la actitud del líder libio "contradice por completo los lazos de fraternidad, solidaridad, cooperación (...) y respeto mutuo entre ambos países" y está a la espera de una explicación oficial.
La obtuvo el sábado por la noche. El ministerio de Exteriores libio entregó una nota al marroquí, según reveló hoy Rabat, en la que asegura que Abdelaziz "no estuvo invitado a los festejos pese a que expresó a su deseo de participar en ellos (...)". Su presencia en Trípoli se explica por su asistencia a la cumbre de la Unión Africana que concluyó el pasado domingo.
Pese a este mensaje apaciguador de su diplomacia Gadafi siguió en la misma línea. Ya en el discurso que pronunció, el lunes por la noche, afirmó que "la única solución posible a la cuestión del Sáhara Occidental consiste en un referéndum auspiciado por la ONU para permitir al pueblo saharaui ejercer su derecho inalienable a la autodeterminación". Marruecos lo rechaza y ofrece, en cambio, otorgar a la antigua colonia española una autonomía.
Peor aún, el líder libio condecoró , el miércoles, a Mohamed Abdelaziz con la medalla del 40 aniversario de la Gran Revolución" del 1 de septiembre, la más alta distinción que otorga Libia.
Hace tan solo dos meses Marruecos había hecho, sin embargo, un nuevo gesto para congraciarse con Libia. Un tribunal de Rabat condenó a tres diarios marroquíes (Al Jarida al Oula, Al Massae y Al Ahdat al Magrebia) por atentar contra la dignidad de un jefe de Estado. Cada rotativo debía indemnizar a Gadafi, que no es jefe de Estado, con el equivalente a unos 90.000 euros. Su embajada en Rabat les había demandado porque lo tacharon de dictador y la fiscalía marroquí apoyó la reclamación libia.
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