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Dimiten 12 altos cargos de la Hacienda brasileña en protesta contra Lula

La decisión se atribuye a presuntas injerencias del Gobierno en el ministerio

Una espantada sin precedentes en el Ministerio de Hacienda ha revolucionado la vida política de Brasil. Una docena de altos cargos, entre ellos el número dos del ministerio, ha presentado su dimisión en bloque. Se trata de un subsecretario, cinco de los 10 superintendentes regionales, un superintendente adjunto y cinco coordinadores generales, que afirman en una carta que no están satisfechos con la actual política del fisco y critican las presuntas injerencias del Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva en la institución.

El desencadenante de esta oleada de dimisiones ha sido la salida del ministerio de la ex secretaria de Hacienda Lina Vieira. Vieira ha acusado recientemente a Dilma Rousseff, ministra de la Casa Civil y la candidata elegida por Lula para las presidenciales de 2010, de haberle pedido que "agilizase" unas investigaciones fiscales que la Policía Federal estaba realizando sobre presuntas infracciones de la familia de José Sarney, presidente del Senado.

En una larga carta, los 12 dirigentes que han pedido la dimisión afirman que lo han hecho "por lealtad a la institución a la que servimos". Subrayan que no pueden "permanecer como administradores y cargos de confianza, cuando estamos convencidos de que hoy es diferente el contexto político institucional que nos motivó a sumarnos a los puestos de dirección de la casa, y que ya no subsiste, entre ambas partes, la necesaria sintonía que justificaría nuestra permanencia en la gestión".

La inédita decisión de estos 12 altos cargos de Hacienda contribuye a agitar aún más las aguas en el mundo político brasileño, ya revueltas ante la salida de la escena, el año próximo, del poderoso y popular ex sindicalista Lula. El presidente ha hecho gala de un protagonismo sin precedentes en la dirección del país, durante un periodo en el que 30 millones de pobres han pasado a ingresar en las filas de la clase media.

A la contienda por la presidencia brasileña se ha sumado de forma inesperada la ex ministra de Medio Ambiente Marina Silva, que acaba de abandonar el Partido de los Trabajadores (PT) para afiliarse, probablemente el domingo próximo, al Partido Verde y poder así presentarse el año que viene a las elecciones presidenciales, restando votos a la candidata elegida por Lula.

Además, el PT está dividido por la posición de los senadores petistas, empujados por Lula a defender la permanencia en la presidencia de la Cámara a José Sarney, del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), acusado de corrupción. Varios dirigentes del PT temen que este apoyo dañe la imagen del partido en las próximas elecciones.

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