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Dinero y lágrimas en el Congreso brasileño

El escándalo de los viajes pagados con dinero público para familiares, amigos y amantes de los parlamentarios indigna a la opinión pública

Algunos diputados brasileños reconocen su error y hasta su muerte política, como Fernando Gabeira, del Partido Verde, considerado la voz de la ética del Parlamento y que fue candidato el año pasado a la alcaldía de Río de Janeiro enarbolando la bandera de la lucha contra la corrupción política. Otros, como el senador Gerson Camata, del Partido del Movimiento Democrático (PMDB), lloran amargamente en el plenario y rechazan las acusaciones de corrupción, lanzadas, en su caso, por su propio asesor, Marcos Andrade. Todos ellos, desde el presidente de la Cámara de Diputados, Michel Temer, hasta los 11 líderes de los grupos parlamentarios, han reconocido su participación en uno de los escándalos políticos de mayor impacto y que ha suscitado de nuevo la indignación de la opinión pública: el del pago con dinero público de viajes de amantes, amigos, suegras, nueras y otros familiares al interior y exterior del país en concepto de vacaciones y recreo.

Un ejemplo: el diputado Dagoberto Nogheira Filho, del Partido del Trabajo (PDT), que durante dos años viajó al exterior 40 veces; de ellas, en 22 ocasiones lo hizo con familiares que le acompañaron con los gastos totalmente pagados.

El escándalo está zarandeando a los parlamentarios tanto del Gobierno como de la oposición, incluso a respetados diputados como Chico Alencar, del P-SOL (Partido del Socialismo y la Libertad), un partido de izquierdas nacido en protesta por las presuntas prácticas poco éticas del gobernante Partido de los Trabajadores (PT).

La media de los viajes sufragados por estos diputados y senadores al exterior, generalmente a Estados Unidos (buena parte a Nueva York) y Europa (sobre todo, a París), es de 24 traslados anuales.

Los diputados y senadores tienen pagados por ley un cierto número de viajes a sus ciudades de origen, pero tienen que ser autorizados para viajar por trabajo al exterior. Ahora se ha descubierto que esa práctica se había prostituido y estaba dando lugar a un notable despilfarro del dinero público.

Temer ha admitido que tambien él ha hecho uso de ese dinero para pagar viajes a sus familiares y afirma que es necesario que se regule dicha práctica, ya que la actual legislación "no es clara" al respecto y da lugar a abusos.

Algunos alegan que se trata de pasajes que ellos no habían utilizado y los habían pasado a terceros. Otros diputados se han defendido aduciendo que también con el presidente de la República, Luiz Inácio Lula da Silva, viajan familiares y que algunos de sus hijos han usado aviones de las Fuerzas Aéreas para ir de vacaciones.

Las cartas de los lectores son sangrantes. Carlos G. de Faria escribía ayer en el diario O Globo: "Mientras millones de brasileños mueren de inanición, la maldita costumbre nacional, siempre protegida por brechas en la ley, hace que la clase política -con raras excepciones-, descaradamente y en afrenta a la población, promueva un verdadero saqueo de las arcas públicas. Todo eso tiene que acabar. Los pasajes aéreos son sólo la punta de un iceberg".

El primer ciudadano que ha presentado ante la Cámara de Diputados una demanda de responsabilidad civil contra un diputado es el enfermero Ivan Rocha, que trabaja en la UVI de un hospital público de Brasilia. "Me siento indignado cuando entro en el hospital y falta un respirador para mantener vivo a un paciente terminal y mientras tanto diputados y senadores despilfarran nuestro dinero como agua", escribía ayer.

Su acción se dirige contra el diputado Fábio Faría, que pagó viajes para su ex novia Adriane Gaslisteu, su suegra y algunas celebridades. "Nos están tratando como payasos", se queja Rocha.

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