Bonanza en tiempos de crisis
Precisamente cuando el crecimiento económico parece haber terminado,la popularidad de Alan García empieza a remontar en los sondeos
Interpretar estadísticas puede ser un ejercicio frustrante en Perú. Las más recientes encuestas lo demuestran: justo cuando los tiempos del gran crecimiento económico parecen haber terminado, la popularidad del presidente, Alan García, empieza a levantar. Tocó fondo (19%) en noviembre del año pasado, de acuerdo con un sondeo nacional urbano de la empresa Ipsos Apoyo, y desde entonces ha mejorado durante tres meses consecutivos, pese a que las expectativas de crecimiento han descendido del 7% a alrededor del 4% como consecuencia de la crisis económica global. La última cifra de la misma encuestadora ?encuadrada entre las más serias del país? sitúa la popularidad de García en el 34%, no muy lejos del 44% del que gozaba cuando asumió la presidencia.
La única explicación posible es la que la mayoría de los economistas aceptan: que, en Perú, la economía y la política van por caminos separados. Sin embargo, hay otros indicadores que llevan a pensar que la situación del país no justifica semejante repunte de la popularidad presidencial.
Los conflictos sociales no paran de aumentar, de acuerdo con los informes mensuales que prepara la Defensoría del Pueblo.
Hace un año se registraron 88; el último informe, que data de febrero de 2009, da cuenta de 218, de los cuales 157 se consideran activos y el resto en estado latente. Solamente en 59, según datos de la Defensoría, se ha iniciado un diálogo para solucionar el conflicto.
Prácticamente la mitad (48%) de los conflictos son de carácter socioambiental, y en muchos casos se trata de exigencias de comunidades contra empresas mineras o de otro tipo que intentan explotar los recursos naturales en su territorio.
"El número de nuevos casos en enero [20] nos ha sorprendido, es lo más alto desde que llevamos el registro", señala Rolando Luque, jefe de la unidad de conflictos sociales de la Defensoría. Y, aunque aclara que en muchos casos las soluciones no le corresponden al Gobierno central (sólo un 10% son quejas relacionadas con él, según el informe), admite también que "el Estado no está preparado para manejar la conflictividad, no es dialogante ni receptivo".
Una posible explicación desde el punto de vista económico pasa por el hecho de que el grueso de los peruanos no padece problemas económicos. Los fundamentos de la economía peruana han demostrado ser de los más sólidos en la región y han permitido al país mantener perspectivas de crecimiento, aunque sean más modestas que las de años pasados. "En el Perú no se puede hablar de crisis económica", señala Daniel Córdova, decano de la Facultad de Economía de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. "El consumidor promedio no percibe crisis, la gente sigue consumiendo y no ha habido cambio fuerte en las grandes ciudades", añade Hernán Chaparro, gerente de Conecta, una empresa de investigación de mercados. Aunque añade que "lo que está parado no es el consumo, sino las inversiones, por lo que el frenazo se tiene que sentir en algún momento".
La oposición también tiene una explicación para la mejora de la imagen de García: una combinación de medidas populistas, como la reciente condonación de las deudas de un grupo de acreedores del Banco de Materiales ?una institución pública dedicada a dar préstamos para la construcción de viviendas?; inauguraciones de obras públicas y apariciones públicas del presidente.
En cualquier caso, la atención poco a poco está pasando de la popularidad del presidente actual a la intención de voto para las todavía lejanas elecciones de 2011, en las que Alan García, de acuerdo con la Constitución vigente, no puede presentar su candidatura.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.