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La OCDE reclama a Latinoamérica que mejore el gasto público

La organización mantiene un "prudente optimismo" para la región ante la crisis

América Latina ha mejorado sus políticas fiscales en los últimos años, pero se enfrenta al reto de reducir la desigualdad social, mejorando la calidad del gasto público. Es una de las conclusiones del informe Perspectivas económicas de América Latina 2009, presentado ayer en Madrid por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

"No se trata de gastar mucho, sino de gastar mejor" y de manera "más progresiva" para contribuir a reducir la desigualdad, señaló ayer Javier Santiso, director del Centro de Desarrollo de la OCDE, durante la presentación del informe. Santiso destacó que es necesario que el gasto público se destine a sectores clave como la educación y la sanidad, para proporcionar servicios de calidad a todos los ciudadanos.

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"La imagen de América Latina como una región donde imperaba, ya deliberada, ya accidentalmente, la irresponsabilidad fiscal ha pasado a la historia", afirma el informe elaborado por el Centro de Desarrollo de la OCDE. La mayoría de los países de la región han tomado medidas para ordenar su fiscalidad: han mejorado la gestión de la deuda pública, reducido los déficit fiscales, adoptado normas de Responsabilidad fiscal y creado fondos de estabilización. La OCDE cree que la mejora no se debe sólo a la bonanza económica de los últimos años, sino a una adecuada gestión por parte de los Gobiernos.

Sin embargo, América Latina se halla por debajo de la media de los 30 países de la OCDE —de la cual forma parte México desde 1994— en ingreso y gasto público. Entre 1990 y 2006, los ingresos íntegros de los Gobiernos de la región supusieron un 23% del producto interior bruto (PIB), frente al 42% de la OCDE, mientras que el gasto público en Latinoamérica representó en el mismo periodo un 25% del PIB frente al 44% de los países de la OCDE.

La estructura también es diferente, con una importante presencia de los ingresos no tributarios, que representan de media un 8% del PIB, mientras que los ingresos tributarios sólo alcanzan un 16% del PIB, frente al 35% de los países de la OCDE. Además, existe un mayor peso de los impuestos indirectos: sólo el 25% de los ingresos tributarios procede de impuestos directos (un 42% en la OCDE) y, dentro de los impuestos directos, un peso muy pequeño del impuesto sobre la renta, del 4% de los impuestos directos, frente al 27% que representa en los países de la OCDE.

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Esta diferencia se explica por el bajo PIB per cápita en Latinoamérica y el desigual reparto de la renta, unido al peso de la economía informal y la evasión fiscal.

Sin embargo, la OCDE destaca que a la hora de incorporar a trabajadores y empresarios informales en la red tributaria hay que equilibrar los costes de la formalidad con los beneficios obtenidos a cambio, con regímenes simplificados para todos los contribuyentes y servicios sociales en condiciones de igualdad para los trabajadores formales e informales. Además, el organismo destaca la necesidad de mejorar la forma de prestar esos servicios sociales, con un gasto más eficaz y progresivo.

La OCDE, que mantiene un "prudente optimismo acerca de la resistencia económica de la región" frente a los difíciles tiempos que se avecinan, afirma que la coyuntura brinda a los Gobiernos de la zona la ocasión de recurrir a la política fiscal para promover el desarrollo. La organización destaca que las políticas de promoción del crecimiento y de la igualdad deben situarse al mismo nivel que las destinadas a estabilizar la producción y los precios.

La región sigue caracterizándose por tener elevados niveles de deuda pública, pero ha mejorado la gestión y la composición de la deuda, señala el estudio. Por ejemplo, han aumentado las emisiones en el extranjero de deuda en la moneda nacional, que reducen la vulnerabilidad de los países a los vaivenes cambiarios.

El informe analiza en detalle el gasto público en educación y sus resultados en América Latina. La proporción del gasto en educación en relación con el total del gasto público ha aumentado en la región en los últimos años, hasta alcanzar en torno al 4% del PIB, un nivel similar al de la media de los países de la OCDE.

Sin embargo, el gasto por alumno es cinco veces menor en América Latina, debido a que la población en edad escolar representa entre un cuarto y un tercio de la población total, frente a menos de un quinto en la OCDE. La calidad de los resultados del gasto también es mejorable. Los países latinoamericanos participantes en el informe PISA —Argentina, Brasil, Colombia, México y Uruguay— obtuvieron en las pruebas puntuaciones bajas en comparación con las de los países de la OCDE, aunque mejoraron en 2006 frente a las pruebas realizadas en 2003. Economías con un gasto por alumno similar, como Lituania, obtienen mejores resultados.

La OCDE destaca que, aunque probablemente es necesario un mayor gasto público en educación en América Latina, debe mejorarse su efectividad y eficacia y que, tras el progreso alcanzado en la educación primaria, se debe prestar más atención a la educación secundaria.

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