Argentina se prepara para unas elecciones sin oposición

Hace cinco meses, el centro-derecha barrió en Buenos Aires a la candidatura apoyada por el presidente argentino, Néstor Kirchner, quien el mismo día sufrió otro importante descalabro en Tierra del Fuego. Desde entonces, el Frente para la Victoria (FPV) de Kirchner ha sufrido otras derrotas en diversas provincias como Santa Fe, Neuquén y San Luis.

Y sin embargo, nueve encuestas le dan una más que holgada victoria a Cristina Fernández, esposa de Kirchner, en las presidenciales que se celebrarán el domingo.

El voto opositor al proyecto presidencial de los Kirchner se diluye entre la apatía, la desilusión por falta de una propuesta aglutinante y la resignación ante lo que se considera en cierto modo un mal menor.

A Cristina Fernández, peronista aunque no compita bajo las siglas del Partido Justicialista (PJ), le basta con superar el 40% de los sufragios y tener 10 puntos de ventaja sobre su inmediato seguidor para convertirse en la próxima presidenta argentina. Hoy, según los sondeos, esa ventaja oscila entre los 21 y los 32 puntos. Estos días los analistas argentinos escriben y debaten sobre si el proyecto que Fernández representa es o no peronista, o de izquierdas, o conveniente. Pero el votante sabe que, sin duda alguna, es el mismo proyecto que encarna su marido y actual presidente y le ofrece una opción clara.

No sucede lo mismo en la orilla opositora. En primer lugar, la gran figura de la oposición, consagrada dos veces en los dos últimos años por las urnas, el centro-derechista Mauricio Macri, verá la partida electoral desde la tribuna. Macri jurará el 12 de diciembre como gobernador de la capital federal y aunque aspira a llegar a la Casa Rosada, ha escuchado las voces de su entorno que le pidieron paciencia. Podría haber representado a esa figura que se enfrenta al poderoso peronismo y vence, como sucedió con Raúl Alfonsín y Fernando de la Rúa, pero ha optado por esperar su momento. Los Kirchner están en la cresta de la ola y una derrota supondría el fin de cualquier aspiración.

Y así, con un importante caudal de voto opositor huérfano, el resto de opciones políticas ha preferido ir por su cuenta en vez de tratar de presentar un frente común a la senadora Fernández. Una estrategia que convierte la segunda vuelta en una hipótesis muy lejana. La candidata que queda más cerca en las encuestas es Elisa Carrió, de Coalición Cívica. Situada en torno al 17% en las encuestas, Carrió se define como cristiana-liberal. Se ha asociado al Partido Socialista, pero recoge los votos de la burguesía urbana que en realidad hubiera querido votar a Macri. Reconoce que el sistema político tal y cómo se conocía hasta ahora en Argentina está llegando a su fin. La otra opción es Roberto Lavagna, peronista y ex ministro de Kirchner, que acude a las urnas asociado con el histórico rival del peronismo, la Unión Cívica Radical. Lavagna busca un voto más conservador.

Con estas premisas y una campaña electoral de muy bajo perfil, los sondeos pronostican un alto porcentaje de indecisos. En Argentina el voto es obligatorio y la protesta se materializa en el llamado "voto bronca", es decir, el voto nulo, una opción que puede conseguir un importante resultado el domingo.