Un ex dirigente del partido de Lula le acusa de corrupción

La red tenía como principal agente al publicista Marcos Valerio Fernandes, encargado de recaudar ilegalmente dinero con empresarios que hacían negocios con el gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, y de pagar a congresistas de otros partidos a cambio de su apoyo al Ejecutivo en las votaciones legislativas. "El PT se convirtió en rehén de Marcos Valerio", ha señalado Pereira en la entrevista, y ha agregado que el publicista "estableció canales propios con miembros del PT y de otros partidos", pero "todo cayó en nuestra cuenta".

Investigación

La corrupción ha sido investigada por dos comisiones legislativas, por la Policía Federal y por la Procuraduría General de la República, que ha denunciado ante el Supremo Tribunal Federal a cuarenta personas acusadas de formar "una sofisticada organización criminal", pero hasta ahora no hay un solo detenido por el caso. Según Pereira, Lula no sabía de los ilícitos de sus compañeros de partido, pero muchos líderes del PT y de otros partidos sí estaban al tanto de la corrupción, que tuvo como arquitectos al ex ministro José Dirceu, que fue brazo derecho de Lula, y al ex tesorero del PT, Delubio Soares.

Pereira abandonó el PT en julio del año pasado tras admitir que en 2004 había recibido un vehículo todoterreno como regalo de un empresario que tenía contratos con la petrolera estatal Petrobras. A raíz del escándalo de corrupción Dirceu renunció al cargo de ministro jefe de la Casa Civil y meses después fue despojado de su mandato como diputado federal.

Según el ex secretario general del PT, a mediados del año pasado, cuando la corrupción salió a la luz, Marcos Valerio Fernandes dijo que tenía tres caminos para seguir y se decidió por la tercera opción, que era contar parcialmente lo que sabía para que la culpa quedase circunscrita a los dirigentes del PT que ya habían sido salpicados. Las otras opciones eran contar todo y "derribar a la República" dada la cantidad de políticos y empresarios involucrados, o callarse la boca y terminar asesinado como Paulo César Farías, ex tesorero del ex presidente Fernando Collor de Mello.

El propio Pereira, después de dar la entrevista a O Globo llegó a pedir a la periodista que no la publicase, le dio a entender que está bajo fuerte presión para permanecer callado y dijo que su vida corre peligro. "Me van a matar. Ellos me van a matar, usted no entiende. No haga eso conmigo, hay mucha gente importante involucrada", dijo en medio de una crisis nerviosa cuando la autora de la entrevista le confirmó que sus declaraciones serían publicadas.