El jefe del programa de escuchas telefónicas sin autorización se perfila para dirigir la CIA
Michael Hayden es general de las fuerzas aéreas del Ejército de los Estados Unidos y en la actualidad es el 'número dos' de John Negroponte
El general de las fuerzas aéreas de Estados Unidos, Michael Hayden, es el principal candidato para suceder a Porter Goss al frente de la CIA, según recogen varios diarios estadounidenses que citan a fuentes del Gobierno. Hayden es ayudante de John Negroponte, director nacional de Inteligencia de EE UU, y antes fue director de la Agencia de Seguridad Nacional desde la que lanzó el controvertido programa de escuchas telefónicas.
Precisamente es esta circunstancia la que, subrayan los analistas, ofrece mayor dificultad a la hora de superar la aprobación del Senado. Los miembros de la cámara, muy probablemente, le preguntarán sobre su papel -a todas luces destacado- en un plan que ha supuesto la intervención de las comunicaciones telefónicas o por Internet de miles de ciudadanos de EE UU sin que existiera autorización judicial alguna.
Otros nombres que se han mencionado para el puesto son los de Frances Fragos Townsend, consejera de seguridad del presidente Bush; o David Shedd, jefe de plantilla de Negroponte. Sin embargo, los grandes diarios como The New York Times o The Washington Post coinciden en que Hayden es el elegido.
Pacto con Negroponte
La vacante se produjo ayer de forma inesperada al presentar su renuncia Porter Goss, tras 19 meses al frente de la CIA. Los analistas políticos de Washington aseguran que la su salida ha sido forzada desde la Casa Blanca y negociada entre el propio Goss y Negroponte, quienes son amigos desde que eran dos jóvenes estudiantes en la Universidad de Yale. Como resalta Los Angeles Timnes, esta circunstancia viene a favorecer la imagen de hombre duro y capaz de tomar decisiones difíciles que necesita Negroponte, diplomático de carrera.
Guante el mandato de Goss, la CIA pasó a depender de una nueva dirección nacional de inteligencia como parte de las reformas emprendidas después de detectarse los fallos en los servicios secretos que propiciaron los atentados del 11-S. En este tiempo, además, la agencia se ha visto afectada por varios casos muy controvertidos de filtraciones de información a la prensa, en particular sobre la guerra de Irak y la lucha contra el terrorismo.
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