Arabia Saudí despide al rey Fahd con una austera ceremonia ante más de 30 jefes de Estado
Su hermano, el príncipe heredero Abdulá, será coronado nuevo monarca el miércoles
El austero funeral del rey Fahd, fallecido ayer a los 84 años tras una larga enfermedad, ha comenzado esta tarde con el trasladado del cadáver a hombros a la mezquita Imam Turki de Riad. Tras una breve ceremonia, que ha consistido en la lectura de varios versículos del Corán y de las fórmulas funerarias, el monarca ha sido sepultado, como marca la interpretación estricta del islam que impera en el país, en una tumbra sin nombre del cementerio Al-Oud. Una importante representación de líderes árabes y extranjeros ha viajado a Riad para participar en las exequias del fundador de Arabia Saudí, entre ellos el Rey Juan Carlos.
Mandatarios árabes, como los presidentes de Egipto, Hosni Mubarak; Irak, Yalal Talabani; la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas; o Argelia, Abdelaziz Buteflika, han acudido a primera hora a la capital saudí. Desde Occidente, además del Rey Juan Calos y la Reina Doña Sofía, han viajado otros miembros de la nobleza europea, como el príncipe Carlos de Inglaterra y dignatarios del viejo continente como el presidente francés, Jacques Chirac. Según la televisión saudí, suman un total de 36 jefes de Estado. Sin embargo, las exequias de Fahd no siguen el patrón de otras ceremonias celebradas en el mundo árabe, ya que carecen del boato que ha forjado la leyenda de este rey con fama de noble y justo.
La estricta y radical interpretación del islam que rige en Arabia Saudí, conocida como wahabismo, proscribe cualquier tipo de funeral de Estado y recomienda un acto sencillo en una mezquita y el entierro en un fosa, envuelto el cuerpo con un simple sudario blanco. Los principios del wahabismo también prohíben que la sepultura quede marcada, ya que considera que todos los musulmanes regresan igualados a la tierra, al mergen de cómo haya sido su tránsito por el mundo.
En una tumbra sin nombre
Así, el cadáver ha sido introducido en el templo a hombros de miembros de la familia Real, apoyado sobre una sencilla tabla de madera, envuelto en un sudario blanco y cubierto por la última capa (abaya) que el soberano vistió. Nada más entrar en la mezquita, hacia las 16.30 hora local (15.30 hora española), el muecín ha llamado a la oración de la tarde. Tras el preceptivo rezo comunitario islámico, el mufti de Arabia Saudí, máxima autoridad religiosa del país tras el monarca, Abdelaziz bin Abdala al-Sheij, ha recitado en memoria del monarca varios versículos de El Corán, el libro sagrado de los musulmanes, y las imprecaciones por el eterno descanso de Fahd. Son unas formulas funerarias de alabanza y súplica a Dios para que acoja su alma en el paraíso.
Al finalizar, el cuerpo ha sido sacado a hombros y trasladado en un coche fúnebre al cementerio Al-Oud, no muy lejos de donde la familia Ibn Saud tuvo su primera fortaleza, un castillo de adobe en el centro de lo ahora es la parte antigua de Riad. Allí, el monarca ha sido enterrado, como sus predecesores en el trono, en una parcela anónima.
El rey Fahd falleció ayer por la mañana en el Hospital Especializado Rey Faisal de Riad, donde había ingresado el 27 de mayo para someterse a unos exámenes médicos. Entonces, algunas fuentes señalaron que padecía neumonía y fiebre alta. En las últimas semanas, las autoridades saudíes habían señalado que la salud del rey había mejorado y que se preparaba para abandonar el hospital. El rey Fahd había permanecido apartado de la vida pública desde 1995, tras sufrir una apoplejía. Su hermanastro, el príncipe heredero Abdulá, se convirtió desde entonces en el dirigente de facto del reino. Según anunció ayer la corte real saudí, los miembros de la familia real han "prometido obediencia" a Abdulá, de 81 años, que asumirá oficialmente las riendas del reino el miércoles. En uno de sus primeros actos como rey, anunció ayer que su hermanastro y ministro de Defensa, príncipe Sultan bin Abdulaziz, de 77 años, será el nuevo príncipe heredero.
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