Marbella se viste de luto por "un aliado" y benefactor
El Ayuntamiento de Marbella iniciará hoy los trámites para nombrar hijo adoptivo del municipio al rey Fahd de Arabia Saudí, al que se rendirá también homenaje durante la celebración de un pleno extraordinario y urgente convocado al efecto. Además, se han decretado tres días de luto oficial en recuerdo del fallecido monarca, cuya desaparición ha causado no poca consternación entre ciudadanos y empresarios, habida cuenta de que sus visitas, con abultado séquito y rodeadas de grandes fastos, suponían una importante inyección económica para la localidad.
Lo cierto es que desde ayer en Marbella las banderas ondean a media asta y las cartas de pésame se multiplican. A las 13.30 se mantuvo un minuto de silencio a modo de homenaje previo sencillo y emotivo en Puerto Banús, donde el monarca solía atracar su barco, el Al Diriyah, de 70,78 metros de eslora y 11,31 de manga. Los comercios, bares y restaurantes del recinto náutico eran de hecho de los principales beneficiarios de las visitas reales, que dejaban un gasto medio de 30.000 euros diarios.
"Hemos perdido un gran aliado. Era un hombre bueno que hizo muchísimo por la ciudad, no sólo en el plano turístico, sino también por el gran séquito que le acompañaba, que no ha sido poco", reconocía ayer la propia alcaldesa, Marisol Yagüe, que confía en que sus herederos tomen el relevo. También el Centro de Iniciativas Turísticas de Marbella (CIT), asociación que cuenta con más de 500 empresarios, se sumaba a los pésames y recordaba que la visita del monarca saudí "era de las más esperadas de la época estival", sobre todo desde el punto de vista económico, amén de los petrodólares.
Lo cierto es que durante su última estancia, en agosto de 2002, la familia real saudí contrató a cientos de trabajadores. Muchos de ellos aguardaron enormes colas durante días a la puerta de la residencia marbellí del rey Fahd, a la espera de un trabajo bien remunerado. A ello hay que sumar los importantes gastos en hoteles, lujosas joyas y ropa del enorme séquito -no menos de 3.000 personas- que solía acompañar en sus desplazamientos al fallecido monarca.
En definitiva, las visitas del rey Fahd, aquejado de no pocos problemas de salud, eran todo un espectáculo. Varios aviones, decenas de mercedes, camiones llenos de maletas, escoltas, helicópteros y furgonetas cargadas de flores desembarcaban en el palacio, cuya remodelación hace tres años costó 192 millones de euros. El Ayuntamiento decidió en 2002 recompensar con una calle en plena milla de oro -bulevar del rey Fahd- a su generoso benefactor, que en 1980 donó al municipio dos millones de dólares para la construcción de viviendas sociales.
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