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Detenidas 51 personas por su presunta relación con el atentado de Nayaf

Los ataques de ayer contra símbolos chiíes, que dejaron más de 60 muertos, aumentan el miedo a una guerra civil

Un total de 51 personas han sido arrestadas en Nayaf por su presunta relación con el atentado perpetrado ayer domingo en pleno centro de la ciudad con un coche bomba, que dejó 52 muertos y más de cien heridos. Este ataque, junto a otro casi simultáneo que causó 14 muertos en la ciudad santa chií de Kerbala, suponen un intento de sabotear las elecciones en estas regiones y extienden la preocupación de que la violencia sectaria degenere en una guerra civil. En este sentido, las autoridades iraquíes han acusado tanto a la red Al Qaeda como a las fuerzas leales al derrocado presidente Sadam Husein de los atentados y han advertido de que este tipo de actos no impedirá los comicios.

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Según ha explicado hoy el gobernador de la ciudad, Adnan al Zurufi, que de acuerdo con algunas fuentes era el verdadero objetivo del atentado, entre los 51 detenidos se encuentran habitantes de Nayaf y de fuera de la ciudad. "Tenemos 50 iraquíes sospechosos que están detenidos y siendo interrogados. También arrestamos a un sospechoso que es saudí", ha indicado Al Zurufi. El gobernador, que había asistido previamente junto a miles de personas a los funerales por las víctimas del atentado, ha informado de que el tráfico va a ser prohibido a partir de ahora en las cercanías del mausoleo del Imam Ali, un santuario venerado por los chiíes del mundo entero y donde ayer se produjo el atentado. En mismo templo ya fue golpeado por el terrorismo el 30 de julio de 2003, cuando un ataque dentro de él provocó casi un centenar de muertos.

Tanto el coche bomba de Nayaf como el atentado casi simultáneo que dejó 14 muertos en la otra ciudad santa chií, Kerbala, en este caso perpetrado por un suicida, son vistos como un intento de sabotear las elecciones en las zonas chiíes, que son precisamente las más dispuestas a participar en los comicios. En Kerbala, el pasado miércoles otro coche bomba había causado la muerte de ocho personas. El Gran Ayatolá Alí Sistani, máxima autoridad religiosa chií y decidido partidario de las elecciones, es uno de los objetivos de los grupos insurgentes, ha asegurado el gobernador Al Zurufi, aunque ha subrayado que las autoridades iraquíes están "tomando todas las medidas necesarias para protegerlo".

Todo apunta a Al Zarqaui

Además del intento de sabotear las elecciones, estos ataques coinciden con advertencias insistentes sobre el peligro de que el país se hunda en una guerra civil entre suníes y chiíes, pues todo apunta a que los autores de los atentados son grupos suníes radicales, pese a que no haya una reivindicación clara. En el pasado, otros ataques antichiíes perpetrados en Nayaf y Kerbala han sido reivindicados a través de Internet por el prófugo jordano Abú Musab al Zarqaui, si bien no existen pruebas claras de que esos comunicados sean verídicos.

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Suníes y chiíes están enfrentados en este momento sobre la conveniencia o no de celebrar las elecciones del 30 de enero próximo: mientras que los chiíes, con Sistani a la cabeza, promueven una participación masiva, el Comité de Ulemas suníes (máximo órgano religioso) ha pedido la abstención. Los observadores consideran que los chiíes quieren copar los 275 escaños del parlamento y hacerse así con el poder en un país donde siempre han estado marginados de los órganos de decisión por parte de la minoría suní, no sólo durante la era de Sadam Husein. Las autoridades religiosas chiíes han pedido a sus seguidores contención ante los ataques, pues "una reacción precipitada podría llevar a una guerra chií-suní, ya que los ataques tienen como objetivo atizar la sedición interna", según ha dicho uno de los clérigos más influyentes, Mohamed Said al Hakim.

La campaña contra los lugares simbólicos de los chiíes se produce apenas seis semanas antes de que se celebren los comicios, que el Gobierno interino y las fuerzas de ocupación -ahora garantes de la seguridad en Irak- ven como cruciales para dar legitimidad a las autoridades y frenar la ola de violencia. Mohamed Bahr al Ulum, también clérigo y miembro del desaparecido Consejo Provisional de Gobierno, ha pedido a los chiíes que sean sensatos y no se dejen llevar por la ira, pues "los autores lo que buscan es incitar a la guerra civil". Un miembro del Comité de Ulemas suníes, Mohamed Mahrus, también ha querido minimizar el peligro de conflictos sectarios, al afirmar que "no tenemos miedo de que nuestros hermanos chiíes vayan a reaccionar negativamente ante estas agresiones condenables". Según él, los clérigos chiíes "saben bien que hay intrusos que buscan sembrar la sedición entre nosotros".

Una niña iraquí, ingresada en el principal hospital de Nayaf, muestra las heridas sufridas ayer en el atentado.
Una niña iraquí, ingresada en el principal hospital de Nayaf, muestra las heridas sufridas ayer en el atentado.REUTERS

Bush, convencido del éxito

El presidente de EE UU, George W. Bush, ha expresado hoy su optimismo sobre la situación en Irak durante su última rueda de prensa del año. El presidente, que ha comparecido casi por sorpresa, ha destacado que Irak celebrará elecciones el 30 de enero: "No espero que el proceso esté libre de problemas, pero las elecciones se celebrarán y será pronto una democracia". Bush ha admitido que los atentados tienen el objetivo de minar la "voluntad" de los iraquíes, pero ha subrayado que no tendrán éxito porque se impondrá la razón. "Alcanzaremos el éxito", ha añadido Bush.

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