Hamás, la fuerza del integrismo
Su nombre está indudablemente asociado con el terrorismo, pero es también un movimiento social, religioso y político con un enorme predicamento en Gaza
El Movimiento de Resistencia Islámica o Hamás (acrónimo en árabe de Harakat al-mugawama al-islamiya) es la principal organización fundamentalista en los territorios palestinos y fue creada por el jeque Ahmed Yassin, asesinado hoy en Gaza, en los albores de la primera Intifada palestina y a imagen y semejanza de los Hermanos Musulmanes de Egipto. Aunque su nombre está indudablemente asociado con el terrorismo, es también un movimiento social, religioso y político. Así, Hamás se ha convertido en la primera fuerza opositora al movimiento oficialista Al Fatah, al tiempo que ha desarrollado una enorme red de beneficencia. Su predicamento entre los palestinos ha ido creciendo a medida que fracasaba el proceso de paz.
Paradójicamente, Hamás, que significa celo, entusiasmo y ardor en árabe, fue fundado en 1987 con el beneplácito de Israel, que vio en este movimiento un organismo religioso y de beneficencia con el que contrarrestar la pujanza de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) al frente del primer gran alzamiento contra la ocupación en Cisjordania y Gaza, la llamada "Intifada de las piedras". Sin embargo, poco después Hamás se dotó de un brazo armado y se convirtió en la bestia negra de Israel.
El principal punto de su ideario es el "todo o nada", es decir, la oposición frontal al proceso de paz en Oriente Próximo, y su objetivo a corto plazo es lograr la retirada israelí de los territorios ocupados por medio de la lucha armada. A largo plazo, pretende establecer un Estado islámico en "toda Palestina", incluyendo el territorio de Israel, país al que no reconoce por ocupar "tierras sagradas del islam". Se calcula que maneja un presupuesto anual de entre 40 y 70 millones de dólares, del que un 85% proviene de donaciones del exterior, principalmente de palestinos expatriados, del régimen de Irán y de benefactores privados de Arabia Saudí y otros estados árabes.
Un movimiento etéreo y difuso
La red se nutre de miembros del alzamiento palestino y hunde sus raíces en las mezquitas y en las instituciones sociales islámicas. Al ser un movimiento etéreo y difuso, se desconoce su número total de miembros pero los expertos aseguran que su milicia está formada por más de mil hombres. Además, tiene decenas de miles de seguidores entre los palestinos, sobre todo en la franja de Gaza, donde la penuria económica es mayor.
La ambigüedad de Hamás reside en que impulsa al mismo tiempo una acción terrorista ilegítima y una acción caritativa, legítima e imprescindible para la supervivencia de los palestinos. Así, su ala política se encarga de construir escuelas y hospitales en Cisjordania y en la franja de Gaza y de brindar ayuda a la comunidad en asuntos sociales o religiosos. En este sentido, se calcula que asiste a un 10% de la población en Cisjordania y a un 40% en Gaza, donde garantiza la escolarización del 65% de los niños. En términos globales, constituye la red asistencial más importante en los territorios después de la UNRWA, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos.
En cambio, su ala militar, las temidas Brigadas de Ezzdine al Kassam, es la responsable de decenas de ataques suicidas contra Israel. Por esta razón, sus relaciones con el oficialismo son complejas y han sufrido numerosos altibajos. La Autoridad Nacional Palestina (ANP), formada por laicos o islamistas moderados, considera a Hamás un importante rival, al que ha intentado atraer en su seno ofreciéndole en varias ocasiones formar parte del Gobierno interino. Sin embargo, Hamás nunca aceptó la oferta. Por su parte, la comunidad internacional exige su ilegalización, pero la ANP no se ha atrevido hasta el momento a dar este paso, que colocaría a Palestina al borde de una guerra civil.
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