Un fuerte terremoto deja más de 20.000 muertos en el sureste de Irán
El seísmo, de intensidad 6,3, ha derrumbado el 70% de los edificios de Bam, en el sureste del país
Un terremoto de intensidad 6,3 en la escala de Richter ha sacudido esta madrugada (2.30, hora peninsular española) el sureste de Irán, provocando miles de muertos. Fuentes oficiales de la región de Kerman, la más afectada por el seísmo, dan una cifra superior a los 20.000 muertos, además de 50.000 heridos. La histórica ciudad de Bam ha sido la víctima principal del seísmo y ha quedado prácticamente destruida. Bajo los escombros de sus edificios han quedado sepultadas gran número de personas mientras dormían.
Ya desde las primeras horas, cuando se facilitó una cifra provisional de 2.000 muertes, se advertía de que "el recuento crecerá". Horas más tarde, un portavoz del Parlamento iraní ha elevado la cifra de muertos hasta 10.000, la misma que ofrecía a media tarde la embajada iraní en París. La televisión estatal estimaba poco después del mediodía un balance de 4.000, añadiendo además que se han producido 30.000 heridos, aunque no citaba fuentes. Bam, la histórica ciudad de la Ruta de la Seda que ha resultado asolada por el terremoto, cuenta con más de 180.000 habitantes.
El 70% destruido
La radio iraní ha avanzado esta mañana que hay muchas personas "enterradas" bajo los escombros en Bam, y la televisión estatal ha señalado que el 70% de la ciudad puede haber quedado destruida. Las comunicaciones con la localidad han quedado interrumpidas por el temblor, que según un periodista de AFP ha derruido por completo la parte histórica. El Gobierno iraní ha pedido ayuda a la comunidad internacional para hacer frente a la tragedia.
Irán es un país acostumbrado a los temblores de tierra ya que está situado en una zona de alta actividad sísmica: su territorio es atravesado por varias de las mayores fallas tectónicas. El pasado mes de junio perdieron la vida al menos 229 personas y otro millar resultaron heridas a causa de un temblor de la misma intensidad al producido esta madrugada. Una década antes, en 1990, un terremoto de 7,7 en la escala abierta de Richter mató a 35.000 personas en el noroeste de Irán.
"La voluntad divina"
El Centro de Información Sísmica estadounidense ha elevado la intensidad del temblor de hoy hasta 6,7, y ha situado el epicentro de este "fuerte terremoto" a 980 kilómetros de la capital del país, Teherán. Un experto iraní en seísmos señaló a la agencia Reuters el pasado mes de octubre que apenas existe educación sobre este tipo de fenómenos en su país. "La mayoría de la gente piensa que depende de la voluntad divina, un tipo de pensamiento venenoso", señaló Bahram Akasheh, profesor de geofísica en la universidad de Teherán.
El presidente ruso, Vladímir Putin, ha sido el primero en expresar sus "más sentidas condolencias por la tragedia" a su homólogo iraní, Mohamed Jatami. "Me han causado una profunda conmoción las informaciones sobre el terremoto en Irán", ha señalado en un telegrama el mandatario ruso. Poco después, la ministra de Asuntos Exteriores española, Ana Palacio, ha transmitido su pesar y solidaridad a su colega iraní, Kamal Jarrazi. Ya durante la tarde, el Rey ha conversado por teléfono con el presidente de Irán, Mohamed Jatamí, para expresarle la solidaridad del pueblo español y para ofrecerle todo el apoyo que España pueda aportar para auxiliar a las víctimas.
Bam, un oasis clavado en el pasado
Situada a casi un día de viaje en autobús desde Teherán, Bam es apenas un oasis de palmeras en medio del desierto de Dasht-é-Lūt. Dos rutas comerciales vitales en el pasado atraviesan Irán, la de la Seda y la de Sur. Ésta última, que partía hacia Europa desde India y Pakistán, tiene en Bam una de sus estaciones de paso, lo que ha convertido esta ciudad en una plaza comercial y militar de gran importancia estratégica desde hace más de 2.000 años.
Bam es una pequeña ciudad fortificada de casas bajas situada al borde des desierto, a 350 kilómetros de la frontera con Pakistán y a 450 del Golfo Pérsico. Su nacimiento se data entre el año 250 antes de Cristo y el 224 de nuestra era, y desde entonces fue el centro político y comercial de la región, hasta que la invasión afgana (en 1722) selló el comienzo de su declive. Vacía durante décadas, fue tan sólo un puesto militar abandonado hasta principios de los años 70 del siglo pasado, que comenzó su renacimiento. En la actualidad, su economía depende de la agricultura (son muy apreciados sus dátiles), alimentada por sus generosas reservas de agua subterránea, que forman canales de varios kilómetros de longitud en la superficie.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.