Kirchner releva a la cúpula militar argentina
El presidente trata de demostrar con este cambio que sostiene con fuerza las riendas del país
El nuevo presidente de Argentina, Nestor Kirchner, ha abierto su mandato con un golpe de mano para despejar cualquier duda que pudiera existir sobre la fortaleza con la que sujeta las riendas del país. El peronista ha ordenado el relevo de medio centenar de mandos, entre ellos 27 generales, de la cúpula del ejército argentino. Estos militares serán sustituidos en los próximos días por otros designados por el nuevo Ejecutivo. El cambio afecta a los jefes del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea, y al titular del Estado Mayor Conjunto.
Este relevo, el más importante de la nueva etapa democrática abierta en Argentina hace dos décadas, ha sido interpretado por los analistas como un gesto de afirmación de Kirchner, que se hizo con el gobierno del país tras obtener el 22% de los votos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales. El abandono de su rival en la segunda ronda, el también peronista Carlos Menem, le impidió conseguir el refrendo mayoritario de los votantes, tal y como apuntaban los sondeos.
"Intrigas políticas" en los cuarteles
En cualquier caso, el ejército, muy debilitado por sus carencias económicas, no parece constituir un peligro para la estabilidad del Estado, pese a las dos rebeliones sin éxito protagonizadas por grupos de militares desde la llegada de la democracia. El relevo de estos generales más experimentados, que pasarán al retiro, por unos oficiales más jóvenes restará aún más influencia si cabe al ejército en la vida civil de Argentina.
Kirchner ha puesto al frente del Ejército a Roberto Bendini, un general de la provincia de Santa Cruz (de la que él era gobernador hasta ahora) con el que mantiene una buena amistad. El sustituido, Ricardo Brinzoni, ha calificado estos cambios como "inexplicables" y los ha achacado a "intrigas políticas".
Brinzoni se ha atrevido además a señalar que con este gesto "parecen regresar después de 20 años las intrigas políticas sobre los cuarteles", "muy peligrosas", según ha dicho. Sin embargo, el general ha añadido que "el dolor" de su marcha "se equilibra por la alegría de ser relevado por otros soldados tan íntegros y profesionales" como los salientes.
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