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Las urbes se suben a la bici

En 2021 se vendieron 22 millones de bicicletas en Europa, casi el doble que de coches; muchas ciudades se están transformando en más sostenibles construyendo carriles bici

Miguel Ángel Medina
Bicicleta
Marcha ciclista para inaugurar un nuevo carril bici en Rostock, Alemania.picture alliance (dpa/picture alliance via Getty I)

La bicicleta está viviendo un momento dorado en Europa. Este invento genial con el que soñábamos durante la infancia ha adquirido un nuevo protagonismo con la pandemia, cuando se ha reivindicado como símbolo de la libertad y, de paso, de transporte individual seguro sin miedo al contagio. Al salir del confinamiento, los europeos han recuperado sus bicis antiguas —las colas en los talleres para arreglarlas han durado meses— y han comprado nuevas.

Según los datos de Conebi, la patronal ciclista europea, en 2020 se vendieron 21,9 millones de bicis en el continente, un 11% más que el año anterior; la tendencia continuó en 2021, cuando esta cifra llegó a los 22,1 millones de vehículos —y ello a pesar de los problemas de suministro desde China—. Por comparar, en ese año se matricularon 11,75 millones de automóviles, poco más de la mitad. En España, las ganas de bici son aún mayores, tal y como explica la Asociación de Marcas y Bicicletas de España (AMBE), que aglutina al sector: en 2020 se despacharon 1,5 millones de velocípedos, un 24% más que el ejercicio prepandemia. Son medio millón más de las que se vendían solo dos años antes. En 2021 la subida fue muy leve, pero las bicis vendidas fueron más caras que nunca.

Esta explosión ha llegado también a las ciudades. Además de los tradicionales bastiones ciclistas —como Ámsterdam y Copenhague—, otras urbes que llevaban años intentando ser más sostenibles han aprovechado el momento disruptivo y sin tráfico para hacer carriles bici seguros y protegidos y quitar sitio al coche. El ejemplo paradigmático es París, una urbe sin tradición bicicletera que se está transformando a marchas forzadas con el impulso de su alcaldesa, Anne Hidalgo, y de su región metropolitana (Île de France). En 2020, se construyeron 170 kilómetros de carriles bici entre París y su área metropolitana, que se han unido a una red que solo en la capital suma más de 700 kilómetros. La fiebre ciclista se ha contagiado como un virus por todo el continente: Londres y sus autopistas ciclistas, Milán, Bruselas, Dublín... Según datos de la Federación Europea de Ciclistas (ECF, en inglés), las urbes han puesto en marcha más de 1.000 kilómetros de vías ciclistas por la pandemia.

A las ciudades españolas, esta ola ha llegado de forma desigual. Aquí el paradigma es Vitoria, una ciudad en profunda transformación que ha continuado facilitando que la gente se mueva en bici. Entre las grandes capitales, Barcelona hizo 21 kilómetros de carriles bici temporales en 2020 que luego convirtió en definitivos y ya ha anunciado otros 33 para este año y el siguiente, mientras Valencia ha apostado por ampliar su malla ciclista a costa del vehículo privado. Madrid, en cambio, inició la legislatura en 2019 eliminando carriles bici para darle más sitio al coche y ha seguido siendo un agujero negro para la movilidad ciclista: tan solo hizo 12 kilómetros de infraestructura ciclista insegura e inconexa en 2020 y ha iniciado ahora un pequeño tramo de carril bici en la Castellana sin quitar un milímetro al coche.

La bicicleta está transformando las urbes a un ritmo desigual, pero el cambio es imparable: tenemos ganas de pedalear para ir al trabajo, hacer ejercicio, ser sostenibles, ahorrar en gasolina. Hagan sitio en las ciudades: la bici explota y pide su lugar.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Medina
Escribe sobre medio ambiente, movilidad —es un apasionado de la bicicleta—, consumo y urbanismo, entre otros temas. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense, ha publicado el libro ‘Madrid, preguntas y respuestas. 75 historias para descubrir la capital’. 

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