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Columna
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Vocabulario colateral de la pandemia

Salvador Illa pronunció 17 veces “el conjunto” en sus 10 minutos de discurso

Álex Grijelmo
Vecinos de Kajheri Village, India, mantienen la distancia social mientras esperan a que repartan comida.
Vecinos de Kajheri Village, India, mantienen la distancia social mientras esperan a que repartan comida.Ravi Kumar/Hindustan Times/Getty Images

La pandemia ha esparcido ciertas palabras vinculadas a la salud: “covid-19”, “coronavirus”, “triaje”, “EPI”, “serológico” (de “suero”)... Y como abundan además las alegorías bélicas, se han dado también daños colaterales. Veamos algunos.

el conjunto de. Locución repetida hasta el agotamiento por los ministros de cada día. Salvador Illa la pronunció 17 veces en sus 10 minutos de discurso el 5 de abril: “El conjunto de los ciudadanos españoles”, “el conjunto del Gobierno”, “el conjunto de las comunidades autónomas”… Es difícil descifrar qué añade “el conjunto” a palabras que ya indican un conjunto. Estamos ante un estiramiento más de los que usan los políticos para sentirse diferentes.

el pico. Habíamos fracasado con la cuadratura del círculo, pero hemos logrado el pico de la curva. Después seguiremos con las esquinas de la esfera.

mutualizar. Significa “compartir un riesgo” (“mutualizar la deuda mediante bonos europeos”). No figura en el Diccionario académico pero sí en el de Seco. Vocablo técnico, frío, estirado. No diríamos que un matrimonio tiene mutualizado un préstamo, sino que lo comparte. (El matrimonio siempre es un riesgo compartido. O sea, mutualizado).

movilizar. Diversos Gobiernos “movilizarán” miles de millones contra el coronavirus. Pero ahí se mezclan los que serán prestados, gastados, avalados, invertidos o subvencionados. Parece una vaguedad interesada para agrandar la suma.

coronabonos. Una quimera, de momento. Eurobonos para financiarse en tiempos de pandemia. Mutualizados, claro.

desescalar. “Habrá que desescalar las medidas”, nos cuentan. Es curioso que se emplee la idea de la escalada para bajar, cuando no se hizo para subir. No recogen este verbo las academias, y sí el diccionario de Seco (“disminuir la magnitud de algo”). Pero suena extraño, distante: político. Se pretende en realidad “suavizar” o “atenuar” las restricciones. Como esta Semana Santa no ha habido Operación Salida, se nos ha olvidado el concepto de “escalonar” (distribuir en tiempos sucesivos), que se aplica tanto al aumentar los grados como al disminuirlos.

distancia social. “Social” es un concepto abstracto, no físico. Se puede vivir aislado pero rodeado de gente. Aconsejar “una distancia social de dos metros” es una contradicción entre lo concreto y lo imaginario. Bastaría con decir “una distancia de dos metros”.

test. Salta a la vista que no es un vocablo bien adaptado al español, por la combinación de sus letras y por su incómodo plural originario: tests. Se trajo en los años ochenta desde el inglés, pese a sus alternativas en castellano: “prueba”, “cuestionario”, “control”, “ensayo”, “examen”, “análisis” o “experimento”, según cada caso. La definición académica únicamente avala el significado de “cuestionario” y “prueba psicológica”. Por tanto, no ampara los test de embarazo ni de coronavirus. Sólo una extraña sugestión colectiva en el periodismo hace que escribamos “test” a todas horas en vez de “prueba” o, si se quiere, “detector”. Por ejemplo, “El Gobierno plantea hacer test a 30.000 familias” en vez de “El Gobierno plantea hacer análisis a 30.000 familias”. O “El Reino Unido encargó millones de test que no han funcionado” en lugar de “El Reino Unido compró millones de detectores inútiles”.

hibernación. Se decretó la hibernación de la economía. Ojalá fuera una buena metáfora, porque eso significaría que despertaremos de la pesadilla cuando lleguen los calores.

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Sobre la firma

Álex Grijelmo
Doctor en Periodismo, y PADE (dirección de empresas) por el IESE. Estuvo vinculado a los equipos directivos de EL PAÍS y Prisa desde 1983 hasta 2022, excepto cuando presidió Efe (2004-2012), etapa en la que creó la Fundéu. Ha publicado una docena de libros sobre lenguaje y comunicación. En 2019 recibió el premio Castilla y León de Humanidades

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