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LA CRISIS DEL CORONAVIRUS
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Mutualizar deuda

El debate ahora es complementar la política monetaria con un plan de inversión pública financiado con eurobonos

Una voluntaria reparte bienes de primera necesidad a través de las ventanas en Milán (Italia).
Una voluntaria reparte bienes de primera necesidad a través de las ventanas en Milán (Italia).Claudio Furlan/LaPresse via ZUMA / DPA (Europa Press)
José Carlos Díez

La economía mundial está más endeudada y con cicatrices aún de 2008. Europa no es una excepción. La crisis de 2008 fue de deuda privada, pero una parte se acabó socializando. En 2007 la deuda pública de la eurozona era del 65% del PIB, subió hasta el 95% en 2014 y en 2019 seguía por encima del 85%.

La dispersión por países es enorme. Holanda tiene 50%, Alemania y Finlandia 60% e Italia 135%. Italia, muy afectada por la crisis sanitaria, lanzó un SOS a Europa para financiar el aumento de la deuda pública, que se situará próxima al 160% muy pronto. Grecia en 2007 tenía un 100%. Y la deuda italiana hoy son 2,4 billones de euros, ocho veces más que Grecia.

El Banco Central Europeo (BCE) ya está mutualizando deuda. Ha aprobado una línea extraordinaria para luchar contra los efectos de la Covid-19 de 750.000 millones de euros, sin cuota de países, sin condiciones y a tipos próximos al 1% de promedio en el caso de Italia. Incluso ha comenzado a comprar deuda griega a tipos también próximos al 1%. En la crisis de 2008 el BCE no comenzó a comprar deuda de los países hasta 2012 y Mario Draghi exigió a Mariano Rajoy un ajuste fiscal brutal para permitirlo. Y Grecia llegó a tener tipos de su bono a 10 años del 30%. Por tanto, la gestión europea de esta crisis es mucho mejor que en 2008.

Con los niveles de deuda pública y sin la protección del euro y del BCE muchos países europeos estarían en suspensión de pagos y sin dinero para pagar las pensiones y el sueldo de sus funcionarios. El debate ahora es complementar la política monetaria con un plan de inversión pública financiado con eurobonos. La teoría y la historia económica nos enseñan que las uniones monetarias, con 19 políticas fiscales, 19 mercados de trabajo y con problemas de gobernanza acaban fracasando.

La deuda pública es un impuesto diferido que pagarán nuestros hijos. Los impuestos, como nos enseñó Rousseau en El contrato social, exigen unión política y rendición de cuentas. Si Europa emite la deuda, lo debe aprobar el Parlamento Europeo y gestionar la Comisión Europea. Lo que pide Italia es que todos los europeos emitamos deuda para gestionarla ellos, solo rindiendo cuentas a los italianos. Ese es un escenario muy poco probable.

El debate urgente debe ser sobre las condiciones para acceder al fondo europeo Mede, en caso de que algún país tenga problemas de financiación. Los alemanes deben comprender que los países que sufrimos los errores de los planes de rescate desconfiemos del Mede que está dirigido por el mismo que cometió esos errores y es alemán.

El Gobierno español debe comunicar urgentemente cuál será el impacto de la crisis sobre el déficit público. Habrá que priorizar la inversión y la protección de la pobreza. Y necesitará un apoyo parlamentario y social fuerte para cambiar cosas que deberíamos haber cambiado hace mucho tiempo.

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