Así viven y crean los artistas hijos de migrantes en España: “Hay quien cree que ser negro es ‘cool’ y olvida que nos cuesta más llegar a la cima”
Son jóvenes, de padres migrantes y cantan sobre amores y fiestas, pero también sobre la experiencia de ser negros, árabes o latinos en España. Hablamos con los responsables de una revolución cultural que solo está comenzando
“Todos los blancos son racistas, a menos que se demuestre lo contrario”. La frase la pronuncia Frank T, músico nacido en Zaire hace 48 años y emigrado a España cumplidos los dos. Sus vivencias recorren casi medio siglo de racismo en nuestro país. Una de esas primeras experiencias se remonta a finales de los años ochenta: “Eran las fiestas de Torrejón y unos chicos de una peña estaban de cachondeo. Yo iba con un amigo y pagamos las consecuencias. Nos ofrecieron cerveza —yo era menor—, se empezaron a reír de nosotros y me empezaron a llamar tiznao. ‘Bueno, tiznao, me han dicho que los negros la teneis muy larga’. Y nos empezaban a manosear. Cuando llegué a casa no entendía nada, pero poco a poco lo fui digiriendo”, comenta sobre un trauma que muestra acoso, racismo, menosprecio y burla. “No he vuelto a las fiestas de Torrejón”, sentencia.
La discografia del artista negro está plagada de referencias que dicen más del imaginario español y sus miedos que muchos supuestos tratados de historia. Desde Madrid Zona Bruta, su primer lanzamiento con el Club de los Poetas Violentos, donde se narraba la violencia explícita que los negros vivian en la España de la primera mitad de los noventa, hasta su ultimo disco, Arroz. “Hay un tema que se llama La historia no nos ve que aborda el relato de aquellos que ya llevamos aquí mucho tiempo”, apunta. ¿Cree que los jovenes negros han olvidado de dónde vienen? “Mi hijo tiene 17 años y, gracias a Dios, no ha vivido episodios graves. Hay una especie de separación ideológica. Sin embargo, hace tres años, andando por la calle Goya, la policia nos paró y nos pidio la documentación por ser negros e ir en chándal”, recuerda.
Los artistas racializados más jóvenes, de algún modo, tienen asumido este discurso. Nickzzy es una de las nuevas figuras de la escena drill en España, una evolución del trap. Su video más reciente, No toy en gente, supera los seis millones de visualizaciones en YouTube. Nickzzy llegó a España de República Dominicana hace diez años. Ahora tiene diecisiete. En Primero recita uno de las frases más certeras que se recuerdan en el cancionero migrante: “Antes yo quería ser como ustedes y ahora ustedes quieren ser como yo”. Desde Bilbao, junto al colectivo MKS y otros artistas que no alcanzan la mayoría de edad, Nickzzy le imprime “orgullo dominicano” y sentimiento vasco a la mayoría de sus temas, con menciones a Iñaki Williams —el delantero del Athletic de Bilbao que recientemente sufrió un caso de racismo en el campo— y al boxeador Kerman Lejarraga. No es necesario irse a Atlanta para escuchar cómo es la vida en la calle de la población migrante. The Poing, otro de los miembros de MKS, cuyo nombre real es Mohamed, relata la problemática racial de un chaval de poco más de 17 años, por ejemplo, en Árabe.
Cercano a los fundamentos de la música urbana se encuentra Daniel Madjody, maestro de primaria en el Institut de Escola de La Mina e integrante de El Bloque, el programa de Youtube que mejor ha sabido canalizar los gustos musicales de las generaciones más jóvenes y que acaban de editar Making fluS. La música urbana: Un cambio generacional, un nuevo paradigma cultural. “Yo nací en Barcelona hace 37 años. Mi madre es de Palencia y mi padre de Guinea Ecuatorial, cuando todavía era colonia española”, indica. Su nombre aparece citado en la introducción a El trap: filosofía millennial para la crisis en España. En él, su autor Ernesto Castro menciona la entrevista que Madjody le hizo al trapero Cecilio G: “¿Referentes? No. Yo lo que he querido ser toda mi vida es negro. Como tú”.
Al comentarla con el implicado, la respuesta es clara. “Hay muchas personas que ven lo negro como algo cultural, obviando el pasado discriminatorio que ha existido. Se creen que es cool y dejan de lado todo lo que representa socialmente ser negro”, continua explicando. Su visión del negocio musical tampoco es muy optimista. “El racismo no es explícito, pero sí que obviamente está institucionalizado. A los artistas negros y latinos les cuesta mas llegar a la cima que a los blancos”.
La reflexión que realiza Madjody la hacen la mayoría de artistas consultados, sin embargo, muchos quieren mostrar una actitud positiva. “Mi música está centrada en la superación”, recalca Paranoid 1966, artista afroespañola de 20 años nacida en Madrid y cuyos padres son de Guinea Ecuatorial. Su hit, Niñxs Malxs, que supera el millón de visionados en Youtube, toma sonidos del continente africano para rehacerlos y ofrecer algo nuevo. “Son mis raíces, si no las reivindico yo, ¿quien lo va a hacer?”, se pregunta, a la vez que valora positivamente que otras personas ajenas a lo africano tomen estos sonidos como referencia. “Cuanto más populares sean, más fácil será que la gente llegue a nosotros”. ¿Ha
sufrido casos de racismo? “En el colegio me costó adaptarme. Un grupo de gente me pegaba, me insultaba y no me dejaba jugar con ellos porque era negra”.
Uno de sus temas se encuentra en la lista de 28 canciones que Apple Music ha realizado para celebrar el Mes de la música negra. La playlist hace un recorrido por gran parte del legado afrodescendiente en España. Además de Paranoid 1966 también se incluyen tracks de Cosmosoul, Nena Dreams, El Chojin —encargado de firmar la selección— o Deva. Estos dos últimos, pasado y presente de la escena, apuntan que aún queda mucho camino por recorrer. “Hoy muchos chicos negros se encuentran muy cómodos en su burbuja. No quieren estar hablando constantemente de estos problemas. Y, por una parte, es bueno, pero por otra se está a paso y medio del guetto”, señala el autor de Rap contra racismo, cuya infancia en Torrejón hace más de tres décadas también le obliga a ser consciente de los cambios que han sucedido.
Por su parte, Deva, acaba de sacar un tema junto a Ergo Pro que celebra la negritud de donde viene —su padre es de la isla de Antigua y su madre de Santander—. En Black & Proud se la puede escuchar cantar: “Nos robaron y nos dejaron muertos de hambre. I’m black and I’m proud”. Dice que “le dimos muchas vueltas a la canción, queríamos expresarlo todo de forma indirecta. Es algo en lo que me fijo cada vez mas”.
Un punto al que parece que han llegado los integrantes de Afrojuice 195, el colectivo que se dio a conocer con temas como Benzema o Jose Mourinho, acaba de editar Lavapiés, un canto al barrio que les acoge y una celebración de las comunidades islámicas que allí viven. “Necesitabamos enfocar nuestra música hacia algo más personal. Mostrar que hemos madurado y que podemos visibilizar que somos negros”, comentan por telefono tres de sus cuatro miembros, cuyos origenes estan ligados a Nigeria y Guinea. Los cuatro, Christian, Dominique, Daniel y Veronique, se conocieron en un centro de menores. “Desde que naces, vives el racismo. Al principio no queríamos hablar de esto en nuestras letras, pero poco a poco hemos visto que era necesario”, advierten desde Fuenlabrada, el municipio madrileño donde viven.
Otra de las que más está haciendo por imprimir sus orígenes musicales a lo que hace actualmente es DaChoyce, la artista brasileña que recientemente ha fichado por Plug Records, el sello del magnate del cannabis Jake The Plug. Su éxito Yki da una visión de la mujer negra que ha perseguido sus sueños y lo celebra a cualquier precio. “Las mujeres, cada vez más, estamos saliendo a la calle y callandonos menos. Hay que aceptarlo”, subraya. Su música bebe del pasado brasileño que su madre le inculcó: “Me hace sentirme conectada a mi verdadero ser”. No todos los implicados ven necesario mostrar su relación con el pasado de una forma clara y evidentemente. Es el caso de Alba Mbengue, gaditana de 22 años, de padre senegalés, cuyo principal interés reside en la frescura que le imprime a sus canciones; sin pasar por alto su condición sexual. “Soy lesbiana. Ponlo bien claro”, comenta por teléfono sobre unas letras que hablan abiertamente de parejas y relaciones. “Sí me gustaría abordar algún día problemas raciales, pero de momento no me veo preparada. Cuando lo tenga que escupir, lo escupiré bien”.
Los puntos de vista tanto de jóvenes como de veteranos corroboran que occidente sigue atrapado en una visión colonial y colonizadora. Unas realidades que hablan mas del imaginario español que de la historia de los sujetos negros representados, como bien se han encargado de tratar Rosalia Cornejo-Parriego en Memoria colonial e inmigración. La negritud en la España posfranquista y Silvia Bermúdez en Rocking the Boat: Migration and Race in Contemporary Spanish Music. Los dos trabajos, aun siendo académicos, abordan como la música es uno de los primeros campos de producción cultural en comprometerse con la cuestión migratoria y el cambiante panorama social español.
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