De arrasar con ‘Ironic’ a hacer discos por placer: por qué Alanis Morisette importa 30 años después
Han pasado tres décadas desde que una joven canadiense arrasó con un disco de rock y demostró que las mujeres que cantan sobre su intimidad y sus problemas podían vender decenas de millones de discos. Una nueva gira que la traerá a España pondrá a prueba la potencia de su legado
En la segunda mitad de los años noventa, Alanis Morissette (Ottawa, Canadá, 50 años) era la solista femenina más popular del mundo. Todo fue gracias al álbum Jagged Little Pill (1995) que arrasó como un auténtico fenómeno y despachó 33 millones de copias. Sus discos posteriores, más experimentales como Supposed Former Infatuation Junkie, no pudieron superar en ventas a aquel fenómeno (nadie hubiese podido), pero le han dado para conformar una carrera que hasta ahora suma los 75 millones de discos vendidos. Su fama era tan descomunal que cuando el cineasta Kevin Smith le ofreció un papel en su película Dogma (1999) fue interpretando a Dios.
En realidad, ella ya había publicado un par de discos antes de darse a conocer. Su debut, Alanis, vio la luz, solamente en Canadá, en 1991. Ella tenía entonces 16 años, y una imagen y un estilo disco-pop similar al de otras estrellas juveniles de entonces como Tiffany o Debbie Gibson. Obtuvo cierto éxito en su país y le dio la oportunidad de salir de gira como telonera de Vanilla Ice. Al año siguiente publicó Now Is The Time, donde sus pasos se encaminaban un poco más hacia las baladas, con letras abiertas a más contenido, pero el paso decisivo se produjo cuando decidió irse a vivir a Los Ángeles. Allí conoció al compositor y productor Glen Ballard, un hombre de la industria que venía de llevar al éxito al trío femenino Wilson Phillips y anteriormente había trabajado con Michael Jackson (fue uno de los compositores de su tema Man In The Mirror) y un variadísimo elenco de artistas entre los que incluso figuraba Camilo Sesto.
Ballard se enamoró de la voz de Alanis y decidió apadrinarla. Juntos consiguieron firmar un contrato con Maverick (el subsello de Warner que Madonna había creado en 1992). Aunque el éxito de la vocalista llegó a auparla como “la reina de la angustia del rock alternativo” (tal como la definió la revista Rolling Stone), lo cierto es que ella fue vista bajo sospecha desde aquella escena. Al igual que 4 Non Blondes un poco antes, la canadiense se vio como ejemplo del estilo denominado como bubblegrunge. Se le acusaba de tomar la estética y un poco del grunge, entonces de moda, para dotar de falsa autenticidad a lo que sería un producto comercial. Pero lo cierto es que, cuando comenzó a grabar Jagged Little Pill con Ballard, este decidió respetar la visión de Alanis y no moldearla en absoluto.
“Tanto ella como Sheryl Crow tuvieron un papel preponderante en los noventa″, opina el periodista musical Toni Castarnado, autor de los libros Mujer y música (66 RPM ediciones, 2011) y Las chicas del Q (Sílex Ediciones, 2022). “No había tantas mujeres en una industria que aún miraba con recelo a la figura femenina en la música. El impacto fue descomunal y merecido, podían sacar pecho. Esas canciones se oían en todos lados, los videoclips estaban a todas horas en la MTV o en los bares. Forma parte de la cultura de toda una generación. Me parece muy destacable su atrevimiento de entonces y cómo después supo leer la situación. Ella sabía que, por mucho que lo intentase, no habría otro Jagged Little Pill. Y con ese caudal ya en la recamara, fue dando pildoritas en discos que no se salían nunca del raíl. No intentó ser lo que no era, no se puso a hacer hip-hop o grabar estándares de jazz. Tenía una fórmula, y con alguna que otra variación, iba con ella hasta el final. Y así, hasta el día de hoy”.
Su trayectoria discográfica a lo largo del siglo XXI ha tenido una repercusión menor, aunque ella también decidió plegarse menos a las exigencias de la gran industria. En 2004 publicó So-Called Chaos; en 2008, Flavors Of Entanglement (con el que finalizó contrato con Maverick); en 2012, Havoc And Bright Lights; en 2020, Such Pretty Forks In The Road; y, en 2022, su último trabajo hasta la fecha, The Storm Before The Calm, que es un álbum de meditación. De hecho, en los últimos años Morissette no ha generado tantas noticias por su trabajo musical como por su vida personal (es madre de tres hijos con el rapero Mario ‘Souleye’ Treadway) y por vinculación con iniciativas ligadas a la espiritualidad y la autoayuda. En 2015 estrenó un podcast, Conversations with Alanis Morissette, donde hablaba con diferentes personalidades de temas variados, como psicología, arte, diseño, salud y bienestar o relaciones. Un año después, abrió un consultorio en The Guardian denominado Ask Alanis Morissette, y en su cuenta de Instagram mostraba su afición por el yoga, el budismo o la nutrición.
Mujeres bajo la influencia
Ya desde su bum de los noventa y a lo largo de estas tres décadas, Alanis Morissette ha influido a multitud de cantantes, desde Meredith Brooks a Avril Lavigne o Pink, e incluso se puede decir que se anticipó a Taylor Swift. Su influjo parece haberse intensificado más en los últimos años. En 2020, por ejemplo, Halsey la invitó a colaborar en su tema Alanis’ Interlude y, más recientemente, ha sido muy reivindicada por la joven Olivia Rodrigo (con quien, por cierto, compartirá cabeza de cartel en la próxima edición del festival Mad Cool). Las dos artistas tuvieron una portada y entrevista conjunta en la revista Rolling Stone en 2021 y ese mismo año Rodrigo también confesó la influencia de Jagged Little Pill en el podcast de Zane Lowe para Apple Music. “Creo que hay un período en el que todos los jóvenes de 16, 17 y 18 años pasan por una época en la que se sienten increíblemente perdidos, angustiados sin razón y tristes. Este álbum para mí es mi interpretación de ese período de mi vida por el que estaba pasando”, declaró la artista.
“Poníamos Jagged Little Pill en bucle cuando éramos niñas”, afirman Marina y Teresa Iñesta, hermanas e integrantes del grupo cántabro Repion, que tienen 29 y 26 años respectivamente. “Lo que nos atrapó desde el principio fue su personalidad. Sólo existe una como ella. Tiene fuerza, pasión y juega muchísimo con los arreglos vocales en todas sus canciones. Y también están las letras, siempre reivindicativas, muy sociales. Es una artista a la que nunca le ha importado decir lo que piensa. Es valiente y parece una mujer sabia que sabe lo que hace. Seguramente su forma de ser y sus letras no gustaban a todos, llegando incluso a incomodar. Hoy, por suerte, cada vez somos más las mujeres que no tenemos miedo a cantar y hacer lo que nos dé la gana en los escenarios. A pesar de que todavía existe la censura, se aplaude más la valentía”.
Toni Castarnado comparte los mismos argumentos: “Sí existe esa influencia en cuanto a actitud, en cómo enfocar una carrera musical, en la huella que dejas, en el descaro, ese atrevimiento, en cómo son ellas quienes eligen sus propias cartas. Puede que sin la Alanis de entonces no hubiese la Olivia Rodrigo de hoy. Rompieron el molde de lo correcto y, asimismo, muchos esquemas. Y luego algo que olvidamos: las canciones y lo que estas contaban, lo que significaban entonces y la idea de que 30 años más tarde tienen todavía valor. Cómo olvidar si no, ese gorro de lana rojo icónico en Ironic o el desmelene de You Oughta Know en sus videoclips”.
“Hay interés por recuperar cosas que funcionaron muy bien en los noventa”, continúa. “De hecho, algo que ha hecho muy bien Alanis es rentabilizar el Jagged Little Pill, con una versión para el 25 aniversario, otra anterior regrabada en versión acústica… Ella ha seguido haciendo discos, pero ya sin ánimo de trascender demasiado, o esa es la sensación que da. Le ha apetecido seguir componiendo cuando seguramente no tenía ya esa obligación. Y vista la reacción por la noticia de sus conciertos o por lo que pueda generar, está claro que hay interés”.
No menos importante que su influencia sobre artistas posteriores es el respeto que le profesan sus compañeras de profesión. Cuando la canadiense puso en marcha la gira de 25 aniversario de su álbum más conocido, entre 2021 y 2023 sus teloneras fueron Garbage y Liz Phair, y, posteriormente, Cat Power, Beth Orton, Aimee Mann y Feist. Un año después puso en marcha el Triple Moon Tour, con un cartel compartido con la pionera del punk rock Joan Jett y la joven cantautora country Morgan Wade. A esta próxima gira mundial, que arrancará el 21 de marzo en el festival Lollapalooza en Argentina, llega sin material nuevo (aunque en una reciente entrevista en la revista Variety contaba que había comenzado a componer) y un previsible repertorio de grandes éxitos. Toni Castarnado lo espera con tanta curiosidad como dudas. “Aunque ha estado activa y ha seguido publicando discos, la incógnita es saber cómo aguantan esas canciones que tuvieron su auge hace 30 años y si, en el contexto actual, todavía son defendibles”, concluye el periodista.
Alanis Morissette actúa el 9 de julio en A Coruña (Coliseum), 10 de julio en Madrid (Mad Cool) y 12 de julio en Barcelona (Cruïlla)
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