John David Washington: “Para ser honestos, no entiendo nada de ‘Tenet’. Me enteré más cuando la estaba grabando”

John David Washington (Los Ángeles, 40 años) se pasó gran parte de su vida huyendo de su apellido. Literalmente, porque empezó ganándose la vida como jugador profesional de fútbol americano. Después de una lesión decidió entregarse, como su padre Denzel, a la interpretación y desde entonces no ha dejado de encadenar proyectos de todo tipo: series, cine (fue un espía en Tenet, 2020), teatro y ahora se estrena en la moda como imagen de Bois Pacifique, la última fragancia de Tom Ford.

En el anuncio de la fragancia interpreta a un escritor que viaja a las grandes secuoyas de su California natal para reconectar con sus orígenes. En la realidad, acaba de terminar un viaje similar. No ha sido con Cristopher Nolan, ni con Spike Lee. Ha tenido que llegar su hermano pequeño Malcolm para enfrentarle por primera vez en su carrera a sus propias raíces. En su última película, La lección de piano (2024), se reconcilia con orgullo con el sello Washington para plantear el dilema del legado esclavista en la comunidad afroamericana.

Al principio intentó alejarse de su apellido y, sin embargo, su última película la dirige su hermano y la produce su padre. ¿Cómo ha evolucionado su relación con el legado familiar? Cuando empecé cuidaba mucho el tipo de artista que quería ser. Apenas daba entrevistas y en Ballers (2015) [la serie en la que se estrenó como actor] la gente no sabía quién era mi familia. Me encantaba que no tuvieran ni idea de dónde venía y simplemente vieran al personaje. Idealmente me hubiera gustado seguir así el resto mi carrera, pero sabía que, si tenía éxito, sería imposible guardar el secreto. Aún así, estoy orgulloso de todas las amistades y las colaboraciones independientes a mi apellido. Solo tiempo más tarde y habiendo ya establecido mi carrera, me pude plantear colaborar con miembros de mi familia. La película es una adaptación de la obra de teatro de August Wilson. El autor significa mucho en nuestra cultura afroamericana, así que quería colaborar con gente igual de apasionada que yo para hacerlo de la mejor manera posible. Era el momento perfecto.

Después de una década dedicado a la interpretación, ¿siente que ahora lo hace con más confianza? No lo sé. Cada vez que creo haber aprendido algo en el oficio, me digo: “¡Nah! En realidad sigues sin saber nada”. Y ese sentimiento me encanta, seguir en esa búsqueda. Cada proyecto es diferente. Cuando piense que lo sé todo probablemente deje de actuar. Tal vez, si llego a tener la experiencia de actores como Nick [Nicolas] Cage, pueda decir que sé lo que estoy haciendo, pero por el momento sigo aprendiendo y descubriendo cómo se hace esto.

Precisamente, reconoce que no entendió nada cuando le presentaron Tenet. ¿Ha llegado a hacerlo después? Me costó varias horas leer el guion original. Creía que lo había entendido pero conforme pasaban las horas empecé a pensar: “¿Qué diablos acabo de leer?”. Lo que sí que pillé fue que detrás de todo había un paisaje emocional muy interesante y un personaje que entendía y podía desarrollar con Cristopher Nolan. Por lo general no me gusta ver mis propias películas, pero con esta es diferente. No soy yo en una pantalla, es toda una experiencia Nolan y cada vez que la veo me encuentro con un mayor poso emocional del que se le reconoce. Él mismo me recomendó que no la intentase entender y que simplemente la sintiese. Eso fue lo que hice, pero para ser honestos ahora no entiendo una mierda de la película. Me enteraba más cuando la estaba grabando.

Junto a grandes películas de acción, también ha protagonizado dramas íntimos. ¿Le gustaría mantener esta versatilidad en el futuro? ¡Dios mío! Claro que sí. Rezo por poder mantener esa versatilidad. Acabo de ver La Sustancia y me encantaría hacer terror tipo body horror o los thrillers psicológicos de Jordan Peele. Me gusta la ciencia ficción, ya he hecho unas cuantas, pero también me gusta la comedia o las historias más íntimas. Me gusta todo, ya sea una pareja peleando toda la noche [Malcolm & Marie] o un policía negro que finge ser un miembro blanco del Ku Klux Klan [Infiltrado en el KKKlan]. Se trata de encontrar al director y la historia correcta, así es como se crece como actor.

Tanto en Infiltrado en el KKKlan como en su última película abordaba la cuestión racial que muchos creen ya superada. ¿Por qué es importante seguir contando estas historias? Porque no es un problema tan lejano. Las desgracias del pasado siguen siendo relevantes ahora. La esclavitud es real, existió. La guerra civil existió, aunque algunos lo han llegado a llamar la guerra de Agresión del Norte. Las leyes Jim Crow perpetuaron el sistema de opresión hasta los años cuarenta y eran una continuación de la esclavitud. A mí me separa tan solo una generación de todas estas experiencias. El propio Samuel L. Jackson [que interpreta a su tío en la película] ha vivido esa época.

¿Qué puede aportar su generación a todo este conflicto? Aún hay muchas cosas por contar. Tal vez esta nueva ola de artistas podamos acercarnos más al entendimiento y aportar nuevas visiones sobre ello. Además ahora, como todos estamos conectados gracias a las redes sociales, hay una oportunidad de plantear la conversación a nivel mundial. Todos podemos expresar nuestra opinión en la red. Ya seas de España, Italia o Grecia, vas a tener tu punto de vista gracias a las historias que han contado gente como Denzel Washington o Lawrence Fishburne. Hemos visto sus películas cuando crecíamos, ahora entendemos lo que pasó y tenemos nuestra opinión. Lo más interesante que podemos hacer en mi generación es incluir a todo el mundo en la conversación.

Aparte del cine, ¿de qué otras maneras consigue reconectar con sus raíces? Normalmente es a través de la música. Roy Ares, Marvin Gaye, Kendrick Lamar... Mis padres, por ejemplo, solían poner a Anita Baker en el coche y cuando la escucho ahora me transporta a todos los momentos felices que viví en mi infancia. También algunos lugares como Carolina del Norte, que es donde nació mi madre, me anclan a mis orígenes.

De hecho, su cuenta de Instagram está llena de fotos con su madre. Casi parece una cuenta tributo. ¿Qué lugar ocupa en su vida? Ella [Pauletta Washington] me ha enseñado lo que es el verdadero triunfo, siempre ha sido así. Empezó a dar clases de piano a los nueve años, se sacó un master en Música, ha participado en todo tipo de competiciones y todo eso mientras era madre. A la gente le encanta hablar de mis orígenes y no me molesta porque estoy orgulloso de ellos, pero siempre que lo hacen la dejan de lado. Me encanta reivindicarla no como madre, sino como mujer artista. Para mí, ella representa el concepto de identidad. Yo sé de donde vengo gracias al viaje que ha hecho con su vida. Todo lo que ella y mi padre han construido hacen que me sienta orgulloso de mi legado artístico.