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J Balvin: “Hay momentos en los que cuesta mantener la confianza en uno mismo… y en los demás.”

Tras más de un año y medio de silencio, la superestrella colombiana ha vuelto convertido en un hombre más serio, más fuerte y, según él, más maduro

J Balvin fotografiado para ICON vestido con camiseta Guess Jeans y chaqueta de 'patchwork' Guess USA.
J Balvin fotografiado para ICON vestido con camiseta Guess Jeans y chaqueta de 'patchwork' Guess USA.Max Montgomery

Es una tarde calurosa en el Valle de Coachella. A unos 500 metros de donde se ubica el festival, la firma de moda Guess Jeans ha alquilado un complejo de villas de lujo para influencers y artistas. Uno de ellos es J Balvin (Medellín, Colombia, 39 años) que ha venido acompañado de su pareja, la argentina Valentina Ferrer, y el hijo de ambos, Río, de tres años. En el jardín hay cuatro personas intentando compartir una sola sombra. Dentro, dos juegan al Mario Kart y otro duerme en el sofá. Pero el cantante todavía no ha aparecido. “¿Cómo nos dirigimos a él?”, pregunta el fotógrafo. “Podéis llamarle José”, dice en inglés uno de los empleados del cantante. “José está bien”. El tiempo avanza. Nadie se atreve a preguntar cuándo llega el entrevistado. Fuera, el sol comienza a bajar. El fotógrafo y su ayudante vuelven a medir la luz para ajustar los equipos. En ese momento se escucha una voz en el pasillo. Una puerta se abre y aparece J Balvin con un sombrero de cowboy calado casi hasta los ojos. Saluda con la mano. “¿Tomamos aquí las fotos?”, pregunta, señalando a las sillas del salón. “Habíamos pensado hacerlas fuera”, responde el fotógrafo, que observa las precisas trenzas de Balvin cuando se quita el sombrero. Juntos salen al jardín.

La reaparición de Balvin, tras un año y medio de parón en el que no ha sacado música y ha limitado al mínimo sus apariciones en redes sociales, de momento está siendo breve. Desde su regreso ha concedido algunas entrevistas en las que se ha hablado del nuevo álbum que ya tiene preparado o de la gira mundial que empezó el 28 de mayo en Barcelona, en la que se lleva de telonera a la cantante española Judeline y que en septiembre tiene varias fechas en Estados Unidos y Australia. Pero no se ha mencionado lo que más llama la atención al verle: J Balvin se parece muy poco a J Balvin.

Esta idea encaja a la perfección con el concepto de su nueva gira, que presentó en el concierto de Coachella, un día después de esta entrevista. J Balvin finge ser un extraterrestre. Crea todo un imaginario alienígena, que tiene como colofón la aparición por sorpresa del actor Will Smith, vestido de Men in Black. Pero lo que llama más la atención es que ya no hay colores. No hay rastro de aquel cantante que se subía al escenario con un “paz y amor” pintado en el pelo. El nuevo J Balvin es visiblemente más musculoso y proyecta una imagen, coloquialmente hablando, de tipo duro.

Regresa del jardín con las fotos ya hechas al mismo tiempo que Nicolai Marciano, amigo íntimo de Balvin y director creativo de Guess Jeans, entra en la casa. Los intereses creativos de Balvin se extienden más allá de la música. Ha colaborado con marcas como Nike y Air Jordan y en 2020 lanzó la colección cápsula Colores con Guess, inspirada en su álbum del mismo nombre. Revisa las fotos y se sienta por fin a responder.

"Ahora mismo, me siento un atleta", dice Balvin. Aquí, muestra su nuevo 'lool' con trenzas, vestido de Guess USA.
"Ahora mismo, me siento un atleta", dice Balvin. Aquí, muestra su nuevo 'lool' con trenzas, vestido de Guess USA.Max Montgomery

¿Qué hizo usted hoy? Trabajar en el show.

¿Y ayer? Ayer también trabajé en el show.

¿No fue a la fiesta de anoche? He oído que estaban Justin Bieber y Leonardo DiCaprio. No, cuando estoy trabajando, prefiero mantenerme en una especie de cuarentena. No salgo. No quiero distracciones, ni salir a rumbear, ni no dormir, ni beber. Eso, después. Cuando termine el trabajo encontraremos tiempo para gozar. Porque nosotros sabemos disfrutar.

Será su primer concierto después de muchos meses. He participado en muchos festivales, pero no un show solo hasta esta nueva season. Me siento recargado, en una etapa de madurez diferente, preparado para disfrutar de todas las bendiciones y los éxitos que vendrán, con el favor de Dios.

¿Cómo ha vivido este año y medio sin sacar música? Ha sido difícil. Soy una persona competitiva. Me encanta estar en contacto con el público y con la música, pero sentí que necesitaba hacer un break. Pasé por momentos complicados. Después de que naciera mi hijo, sentí que era la oportunidad perfecta para desconectar y volver a conectar conmigo mismo.

¿Qué le hizo desconectar? Hay momentos en donde cuesta mantener la confianza en uno mismo… y en los demás.

¿Le cuesta confiar? A veces, como a todo el mundo.

¿Cómo vive la paternidad? Es una experiencia brutal. Ya empiezo a ver que mi hijo tiene muchas cosas mías. Físicamente no, porque se parece a la mamá. Yo lo veo y me veo a mí, en la forma en la que se sienta y cruza los pies, también en que es súper obsesivo-compulsivo. Como que quiere aprender algo y tiene que aprenderlo todo. Ve un desorden y tiene que ponerlo todo en línea.

¿Hasta qué extremo se considera obsesivo? Por ejemplo, con este show. Tengo una misión, quiero hacer historia con este concierto. Se vuelve una obsesión trabajar en ello y llevarlo lo más lejos que pueda. Cuando se me mete algo en la cabeza, voy a fondo. Eso es bueno y malo. Es bueno cuando sabes que el fin es positivo, es malo cuando empiezas de pronto a sufrir por ello. Es parte de la vida.

¿Qué le ayuda a estar en equilibrio? El deporte, la meditación, estar en el estudio o leer me sirve mucho… Ayer no medité, pero ahora necesito meditar. Normalmente lo hago a diario. Unos 20 minutos de meditación trascendental.

Esta no es la primera vez que El niño de Medellín, que en realidad se llama José Álvaro Osorio Balvin, actúa en Coachella. Debutó en 2019 en un concierto histórico, siendo el primer latino en encabezar este festival, un hito que también ha logrado en Lollapalooza y Tomorrowland. En 2022 participó como invitado especial en la actuación de Karol G para interpretar su éxito Mi Gente. Es difícil enumerar sus logros sin abrumarse: seis Grammy Latinos, cinco Premios MTV a los Videos Musicales y siete Premios de la Música Latinoamericana. Además, ha sido galardonado con un Guinness por mantenerse 22 semanas al frente de la lista Hot Latin Songs de EE UU y es autor del primer álbum latino, Oasis (2019), en lograr que todos sus temas ingresen en la lista Global 100 Chart de Spotify. En 2020 la revista Time lo incluyó en la lista de las 100 personas más influyentes del mundo. Su tema Mi canción (2019) acumula actualmente 1600 millones de reproducciones en Spotify. Es uno de los principales responsables, si no el mayor, de que el reggaeton se haya convertido en la música dominante a nivel mundial. También es reconocido desde hace años como el reguetonero que se atreve a hablar de la depresión. En un documental de Amazon relató que la primera vez que tuvo que lidiar con esa dolencia fue durante su etapa en Miami, cuando salía por las noches y fingía ser alguien que no era para agradar a los demás. “Aunque se vea de color muchas veces está oscuro por dentro, pido por la salud mental de todos los que la necesitamos, la ansiedad y la depresión son una realidad, no tengan miedo a aceptarla y buscar ayuda profesional, sé lo que se siente, lo vivo y entiendo a quienes lo padecen”, publicó en un post de Instagram en 2020.

El cantante ha reaparecido más serio y sin su acostumbrado colorido capilar. Aquí, viste Guess USA.
El cantante ha reaparecido más serio y sin su acostumbrado colorido capilar. Aquí, viste Guess USA.Max Montgomery

¿Cómo se siente de cara a la gira? Física y mentalmente he trabajado mucho para estar en forma y resistir. Las sesiones de ejercicio son intensas. Entreno con una máscara de oxígeno para adaptarme a las diferentes alturas. Antes era solo gimnasio, ahora es un entrenamiento a nivel de atletas, porque ahora mismo me siento un atleta. Mi entrenador es el preparador físico de Jimmy Butler, el jugador de la NBA.

Tiene un look diferente. Me dejé crecer el pelo un rato.

Y ahora con menos colores. Menos colores cien por ciento. Ya le metí muchos colores durante muchos años. Ahora toca bajarle un poco, se siente más serio. Los colores pertenecían a una etapa menos madura. Pero sin perder el toque picante de la vibra, digamos, de la energía. Eso se mantiene. Es más sobre el concepto visual de este show. Cuando lo vean, dirán “ok, la energía y el concepto están muy claros”.

¿Sigue necesitando volver a Medellín muy a menudo? Sí, claro. La casa es la casa, es donde yo me hallo. Nuestro hijo es hijo de colombiano y argentina, y estamos trabajando mucho para que tenga su acento latino 100%, a pesar de que vivamos en Nueva York. Por eso estoy muy preocupado. Me da igual que no sea acento colombiano, pero que sea latino. Eso sí.

Supongo que ya no sentirá nervios ante nada. Mira, yo se lo estaba diciendo ayer a mis amigos, solo hay dos sitios en los que me da tensión cantar: cuando toco en Medellín, en casa, y cuando toco en Coachella, porque Coachella es como un espectro que viene a ver lo que tú das, como diciendo ‘quiero ver lo que tienes para mí’.

¿Y a veces no le dan ganas de salir corriendo? Bueno. Lo mejor es no pensar en eso.

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