¿Sirve de algo meter los vaqueros en el congelador? Los mitos sobre el cuidado de los ‘jeans’
Los pantalones vaqueros son, tal vez, la prenda más popular del mundo y también arrastran un buen número de mitos sobre su cuidado y durabilidad, desde bañarse con ellos puestos a no lavarlos nunca
Desde su nacimiento en 1873, ninguna prenda ha conseguido desbancar a los vaqueros (también llamados tejanos, jeans, de mezclilla o denims, dependiendo de donde nos lea), como el imprescindible dentro de un armario. Fueron concebidos como ropa de trabajo para los mineros durante la fiebre del oro en California, por su tejido durable y resistente. En 1853 el alemán Levi Strauss emigró a San Francisco y abrió una mercería en la que vendía telas importadas de Francia, entre ellas la famosa serge de Nîmes, conocida hoy como denim.
Al mismo tiempo, Jacob Davis, que era sastre en Nevada, recibió un encargado para hacer unos pantalones que resistieran al trabajo de minería, así que reforzó los puntos de tensión con unos remaches metálicos, evitando así que se desgarraran fácilmente. El diseño fue un éxito, ambos se asociaron bajo la marca Levi Strauss & Co y patentaron la prenda.
Muchos años después, más de 150-, alrededor de los vaqueros han surgido decenas de mitos para intentar alargar su vida útil, como lo han surgido también alrededor de todas las prendas: usar vinagre blanco para eliminar las manchas, colgar los abrigos en el baño durante las duchas para eliminar arrugas, planchar la ropa mojada…. Dado que encontrar los vaqueros perfectos nunca ha sido una tarea fácil, encontrar la manera para que duren años se convierte en el deseo más acariciado de cualquier armario. Repasemos todos esos mitos que hemos escuchado para lograrlo.
Mito 1: Bañarse con ellos
En los años setenta y ochenta los jeans eran confeccionados con telas retráctiles, un tipo de tejido hecho con algodón, que tiene la capacidad de encogerse con el calor. Los vaqueros se compraban sin haber pasado por un proceso de lavado, de ahí que la gente llenara sus bañeras con agua caliente para sumergirse y usar la prenda hasta que se secara, consiguiendo así ceñirla a su figura. Una práctica habitual que seguían los devotos de los jeans.
“Hoy en día, no tiene sentido seguir haciéndolo, no porque las composiciones hayan cambiado (el tejido era 100% algodón y hoy, aunque se haya introducido elastano y poliésteres, se siguen utilizando muchos de 100%), sino porque los tejidos tienen otros tratamientos para acabarlos y, además, los vaqueros los compramos ya lavados”, cuenta Amor Cardona, consultora de sostenibilidad textil y manager especialista en marketing de Jeanologia, la empresa valenciana pionera en la confección de denim sostenible, que produce para Levi’s, Zara o Chanel.
Más tarde, en los ochenta y los noventa, se comenzaron a producir jeans con tejidos elásticos, concretamente con lycra, que encogían y deformaban los pantalones. “En la actualidad se han mejorado estos tejidos. En los 100% algodón, se utilizan hilaturas más largas y refinadas para que no sean tan bastos, y se mezclan con tencel o con lino para darles tactos especiales. En los tejidos de lycra, se utilizan hilaturas más cerradas y resistentes, y se ha introducido el uso del T-400, una fibra que aporta lo que llamamos recovery, haciendo que la lycra vuelva a su sitio tras llevar el pantalón puesto mucho rato”, explica Mario Sifre, product manager de Lois Internacional.
Los jeans se siguen confeccionando sin lavar, pero en su paso por las lavanderías industriales, se someten ya a un proceso de encogimiento, lo que hace innecesario seguir metiéndose con ellos en la bañera para encogerlos. Mito descartado.
Mito 2: Meterlos en el congelador
El periodista John Hodgman publicó en 2018 en The New York Times un artículo que describía el desconcierto de una mujer al encontrar en el congelador de su pareja unos pantalones vaqueros. ¿Acaso le estaba engañando con Marie Kondo? La teoría dice que al someter la prenda a bajas temperaturas se matan las bacterias y se elimina el mal olor que pueden causar. Sin embargo, este proceso no se deshace de las manchas ni la suciedad. Así, el hecho de meter los vaqueros en el congelador no alarga su vida útil, pero según este mito, al reducir el número de lavados sí se consigue que la prenda dure más.
Sin embargo Xin Jing, dueña de la tienda especializada en Levi’s de segunda mano Friperie Madrid, pone la nota de realidad: las neveras que tenemos en casa no sirven para ello. “Una nevera doméstica no llega el nivel de frío para esa función, ¡además no quiero meter la ropa junto a la comida! A lo mejor sí que funciona para refrescar la tela, pero nunca lo he probado”, confiesa. De modo que este mito habrá que dejarlo en dudoso.
Mito 3: Espaciar mucho los lavados
Es de dominio público que los vaqueros sientan mejor cuando nos los ponemos recién salidos de la lavadora. Sin embargo, el color del tejido vaquero se va desgastando con los lavados, bien por el tipo de pigmentación con la que se haya intervenido la tela, por la calidad del tinte, o por la exposición al sol. Por lo que a menos lavados, menor desgaste y mayor durabilidad. El mito sostiene que se debe lavar la prenda cada seis meses, pero muy lejos de la realidad, “todo va a depender del uso que le demos”, comenta Amor Cardona. Si te pones tus vaqueros todos los días de la semana, no es necesario que los laves cada día, “con una vez cada dos semanas es suficiente”, asegura.
“Mucha gente lava los pantalones casi a cada puesta y es un error porque donde más se degrada el algodón es en la lavadora”, explica Mario Sifre. Mito confirmado.
Mito 4: bañarse en la playa con ellos puestos
Meterse con los vaqueros en agua salada produce que el efecto desgastado se acelere en las zonas en las que estos se arrugan. La sal del agua e incluso la arena pronuncian este proceso, a menudo buscado por los amantes de los jeans, que, si bien antiguamente era más difícil de conseguir, hoy en día es imitable mediante procesos cada vez más respetuosos con el medio ambiente. “Existe una subcultura centrada en el desgaste de los jeans, que se conoce como raw denim. La idea es comprar un pantalón cuyo tejido no ha sido lavado nunca y llevarlo puesto el mayor número de días posible. Después se lava la prenda y aparecen en ella todas las marcas del uso que se le ha dado”, cuenta Mario Sifre.
En este proceso, el vaquero se compra en su versión más pura de la tela (cuando conserva todavía un intenso azul índigo y un acabado mucho más rígido) y pueden pasar más de cuatro meses hasta su primer lavado, de manera que no se interrumpe el proceso de ajuste de la prenda sobre el cuerpo y se conserva el tono original, menos en las partes en las que se va desgastando el pantalón.
Justo el efecto contrario que se consigue con el acid wash, una técnica de abrasión del color, mediante el lavado con ácidos como lejía, cloro, hipoclorito de sodio o permanganato de potasio. ¿Qué decir de este mito? No lo intente en casa.
Mito 5: frotar los pantalones con parafina
Los surfistas la utilizan en las tablas de surf para ayudarles a mantener el equilibrio. Es una sustancia cerosa, derivada del petróleo, que se vuelve pegajosa con el contacto con el agua, proporcionando un mejor agarre. En la búsqueda también del efecto desgastado, frotando parafina contra la tela vaquera se consigue una capa impermeable que ayuda a repeler el agua y hace la tela más rígida. “El pantalón se queda más duro y así los desgastes producidos son más prominentes”, explica Amor Cardona. Mito confirmado. Lo que hace esta técnica especial es que cada uno los desgasta de forma diferente con su uso, convirtiendo a la pieza más universal de todas en una muy prenda personal.
¿Qué se debería hacer para mejorar el cuidado y alargar la vida útil de unos vaqueros?
Lo primero: invertir en unos vaqueros con una buena calidad de tela, lo que no depende solo de la composición, sino también de la densidad, el peso y los tratamientos a los que haya sido sometido. ¿Algunos ejemplos de marcas de diferentes precios? Levi’s, la marca española Lois, Wrangler o Lee. “Estas últimas son también dos marcas americanas de las más auténticas y clásicas en el mundo jeans”, comenta Xin Jing.
Lo siguiente: lavar los vaqueros del revés para proteger el color y evitar el desgaste. Jing recomienda utilizar detergente en polvo y, ¡muy importante! No usar suavizante, porque empeora mucho la resistencia del algodón.
Reducir el número de lavados. Una vez a la semana o incluso una cada dos, en función del uso. Secarlos a la sombra, para evitar el daño de los rayos del sol. “Hay que tener en cuenta que el vaquero tiene vida y es una vida muy especial, ya que es tu vida. Un vaquero nunca se hace viejo como cualquier otra prenda, se hace vintage, que es una manera de envejecer con vida, con tu vida. Desgastamos los vaqueros de manera diferente, acomodándolos hasta convertirlos en nuestra segunda piel. Así que, el mejor cuidado es tratarlos con cuidado”, concluye Amor Cardona.
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