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“No le deseo ese tipo de celebridad ni a mi peor enemigo”: la venganza de los ‘top models’ masculinos

Clément Chabernaud, protagonista de nuestro especial de moda de primavera, lleva casi 20 años en la industria. Una carrera pluscuamperfecta que ilustra cómo se triunfa sin necesidad de sobreexponerse: los expertos lo corroboran

Carlos Primo
La silueta marcada de la chaqueta Balenciaga reclama el retorno de las hombreras, pero de otro modo. Piel protegida con el fluido UV Defense City+ Ultra Light Texture de Biotherm Homme.
La silueta marcada de la chaqueta Balenciaga reclama el retorno de las hombreras, pero de otro modo. Piel protegida con el fluido UV Defense City+ Ultra Light Texture de Biotherm Homme.Gorka Postigo

Casi resulta un alivio que los gritos no sean por ellos. En las semanas de la moda masculinas, las hordas de fans que se agolpan contra las vallas de seguridad se dirigen a las estrellas del pop o de TikTok o de Hollywood mientras ellos, los verdaderos protagonistas del desfile, llegan tranquilamente por una puerta trasera con deportivas, auriculares y, si ya no son adolescentes, con cara de no haber estado de fiesta la noche anterior. El top masculino se parece más a un soldado, o a un deportista, que a una Bella Hadid haciéndose selfis en un mar de flashes. Trabajan mucho y cobran acorde. Si cogen bien las riendas, se encuentran con una carrera sólida. Y ni siquiera les hacen falta redes sociales. Es el caso de nuestro hombre de portada, Clément Chabernaud (París, 34 años), que desfiló por primera vez en 2005 para el Dior Homme de Hedi Slimane: el diseñador que, de un plumazo, inauguró la era de la frágil belleza adolescente.

La primera colección de moda masculina diseñada por Pharrell Williams para Louis Vuitton está protagonizada por una versión a escala del ajedrezado Damier que, en prendas vaqueras como esta, evoca un pixelado radical.
La primera colección de moda masculina diseñada por Pharrell Williams para Louis Vuitton está protagonizada por una versión a escala del ajedrezado Damier que, en prendas vaqueras como esta, evoca un pixelado radical.Gorka Postigo

Pero Chabernaud siempre tuvo algo inclasificable. Con su elegancia esbelta, su encanto desgarbado y su mirada noble, saludaba el cambio de paradigma desde las campañas de Jil Sander, Prada o Balmain. Marcas que abrieron paso a una masculinidad que ya no solo entendía de cachas o machirulos. Él se encoge de hombros: “Comencé con una agencia que me permitió acceder poco a poco a castings”, explica cuando le preguntamos por sus inicios. “Así conseguí mis primeros trabajos, de casualidad. Veía los anuncios en la calle y me dije que por qué no. Tal vez había un mercado que explotar”.

Cuando protagonizó el editorial de moda del primer número de ICON, en 2013, su rostro era ya imprescindible. Los testigos de aquella sesión comentaban su capacidad para ensayar mil poses ante la cámara, para reinventarse con naturalidad y construir una secuencia fotográfica sin monotonía: nada más lejos del acero azul con que Zoolander (2001) inmortalizó muchos de los peores vicios de la industria de los seres más bellos del planeta. Su vis camaleónica resultó, desde el principio, inimitable. En 2014, el crítico de moda de The New York Times Matthew Schneier tuiteaba desde Milán: “Muchos modelos en la pasarela han adoptado la mirada lateral de Clément Chabernaud”, constataba. “Chicos, es un privilegio, no un derecho”.

Por mucho que Chabernaud describa su trayectoria desde la normalidad, esa capacidad de permanencia no es habitual. Le preguntamos al respecto a Gert Jonkers, ideólogo y fundador de Fantastic Man, la revista que en este mismo periodo ha transformado la mirada sobre el hombre. “¡Qué genial es Clément!”, contesta cuando le contamos que va a ser nuestra portada de marzo, la primera de nuestra historia dedicada a un modelo. “No se me ocurre ningún otro con una carrera tan larga, de casi 20 años. Y bravo por él. Sigue teniendo un aspecto fantástico. Y lo mejor es que no se comporta ni de lejos como una celebridad, lo cual lo convierte en alguien muy empático y accesible. ¿Quién necesita drama hoy en día?”.

Chabernaud, desde luego, no. El francés era un deportista ajeno a la moda cuando los primeros agentes se fijaron en él. “Creo que mis únicos referentes eran mujeres modelos, como Kate Moss”, cuenta. Aunque sí ha habido estrellas a la antigua usanza. Desde el pionero Cameron, el británico-iraní que irrumpió en la generación que convirtió la moda en espectáculo —junto a Gaultier, Madonna o Elton John— hasta la gran generación de tops españoles, con Andrés Velencoso y Jon Kortajarena a la cabeza. Hombres que han trascendido la moda, ya sea dando el salto al cine y/o con una presencia arrolladora en redes sociales y en la cultura popular. Pero que no son la norma. Nuevamente Jonkers pone luz en el asunto: “Siempre ha sido muy distinto, especialmente respecto a la obsesión de la gente con las modelos famosas. Personalmente, el mundo de los modelos masculinos me parece un poco más simpático y un poco más humano que la locura y el frenesí en que viven las kate moss de este mundo. ¡No le desearía ese tipo de celebridad ni a mi peor enemigo!”.

La revolución táctil impulsada por Alessandro Sartori en Zegna se plasma en lujosísimas fibras naturales y cortes modernos. Chapas Noah Lyon. Piel impecable con el corrector All Hours Concealer de Yves Saint Laurent Beauty.
La revolución táctil impulsada por Alessandro Sartori en Zegna se plasma en lujosísimas fibras naturales y cortes modernos. Chapas Noah Lyon. Piel impecable con el corrector All Hours Concealer de Yves Saint Laurent Beauty.Gorka Postigo

Fama estratosférica, igual no. Pero ha habido chispazos. Cuando Mark Vanderloo se sentó en cueros al volante de un Peugeot 106 en 1994, dio carta de naturaleza al cuerpo masculino como objeto de deseo en la publicidad. Fue un momento tan fundacional que tomó la delantera a las supermodelos: poco después Claudia Schiffer hizo lo propio al desnudarse para conducir su Citroën. Aquello fue en 1998, justo antes de que el culto a la juventud y a una cierta naturalidad cambiaran las normas. Andrés Velencoso firmó con Chanel en los noventa y protagonizó su primera portada en Arena Homme +, devenida en biblia del sector, en 2005. Will Chalker lo mismo se enfundaba en un traje clásico para Zegna como se lo quitaba para ser la imagen de Black XS de Paco Rabanne. Jon Kortajarena encarnó la elegancia carnal y sin preámbulos de Tom Ford y David Gandy hizo lo propio con un minúsculo slip blanco, a pleno sol, para Dolce&Gabbana.

No hay un manual para ser modelo. Ni tampoco el cursus honorum de los gigantes del sector ha discurrido por los mismos cauces. Hay supermodelos publicitarios, como Gandy o Tyson Beckford, que apenas han pisado la pasarela, en un fenómeno que recuerda el de las modelos mejores pagadas de la industria, que no son las que se dedican a desfilar, sino a la cosmética. Otros, como Chabernaud, siempre se han mantenido fieles al trabajo diario de la moda. “Ha sido una cuestión de continuidad”, explica. Su perfil en Models.com, la base de datos del sector que, tras varios años en su top 50, lo ha pasado a la categoría Icons, la sección aún más restrictiva reservada a los corredores de fondo, recoge un currículum con 520 puntos, el doble que Velencoso, 200 más que Kortajarena y el cuádruple que Chalker o Vanderloo. En dos décadas, y sin apenas redes sociales, Chabernaud no ha dejado de trabajar.

“Me parece un modelo de conducta para los tops de hoy, como Leon Dame o Jonas Glöer, que también son simpáticos... y protagonizan nuestra próxima portada”, ríe Jonkers. Cuando le preguntamos a nuestra estrella por su consejo para las nuevas generaciones, vuelve su espíritu práctico. “Les diría que, sobre todo al principio, intenten acumular muchos trabajos para no limitarse a ser el modelo del momento”. Dicho por él parece sencillo. Pero, como siempre en casi todo en la vida, sucede justo lo contrario.

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Sobre la firma

Carlos Primo
Redactor de ICON y ICON Design, donde coordina la redacción de moda, belleza y diseño. Escribe sobre cultura y estilo en EL PAÍS. Es Licenciado y Doctor en Periodismo por la UCM
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