El estricto ‘método Hadid’: cómo la madre de Gigi y Bella convirtió su familia en un imperio multimillonario

Cuenta orgulloso Richard Williams, padre de las tenistas Venus y Serena, que la clave del éxito de sus hijas no fue otra sino su obsesión, tan temprana como marcial, por convertirlas en las estrellas que acabaron siendo. En el plan detallado de 78 páginas redactado antes incluso de su nacimiento, el ambicioso progenitor detalló rutinas de entrenamiento, la mudanza a un gueto de Los Ángeles para “forjar la grandeza” y la prohibición de echarse novios o tener muñecas que pudieran estimular sus deseos de maternidad y frenar así su proyección. Desconocemos si se inspiró o no en las enseñanzas de Williams, pero lo cierto es que la historia se repite ahora con otra matriarca de renombre que ha buscado el triunfo para sus retoños a cualquier precio. Cambiando solo las canchas de tenis por las pasarelas de moda, Yolanda Hadid ha logrado convertir a sus hijas Gigi y Bella –y está en camino de repetir jugada con su hijo varón– en las dos modelos más reclamadas y aclamadas de nuestro tiempo. A tenor de la reciente y polémica estatuilla que le otorgó su trabajo en El método Williams a Will Smith, bien haría alguna actriz con ansias de Oscar en postularse para dar vida en la ficción a la modelo que acabó formando todo un imperio en la moda.

“Vive para buscar la aprobación de Dios, no la del mundo”. Así, tirando de referencia bíblica, resumía hace apenas unos días Yolanda Hadid la filosofía que la ha acompañado en un camino digno de ser adaptado en Hollywood. La empresaria, que nació en una pequeña aldea de Holanda y a los 58 años presume de una fortuna superior a los 40 millones de euros, se defendía así de los últimos ataques que ha recibido su figura en la opinión pública. Este verano se convirtió en viral un vídeo de TikTok titulado ‘5 razones por las que todo el mundo odia a Yolanda Hadid’ que recopilaba algunos comentarios y comportamientos protagonizados por la matriarca y potencialmente tóxicos y reprobables. Entre los episodios más llamativos, la obsesión por controlar su peso de Gigi hasta el punto de negarle probar una porción mínima de su tarta de cumpleaños o recomendarle comer “dos almendras y masticarlas bien” cuando la maniquí se queja de la debilidad que le provoca ayunar durante todo el día.

En lo respectivo a su hermana menor, el creador del vídeo responsabiliza a la matriarca de los diferentes trastornos que ha confesado públicamente Bella, entre los que se encuentra la anorexia, la depresión y la ansiedad. Además, Yolanda también experimentó la ira digital por permitir que su hija se operara la nariz con solo 14 años, una decisión de la que dice estar arrepentida. “Ojalá hubiera conservado la nariz de mis antepasados”, declaró en marzo a la edición estadounidense de la revista Vogue. Pero la mayor controversia protagonizada por Yolanda Hadid tuvo lugar hace justo un año cuando acusó a su exyerno, Zayn Malik, de haberla agredido y acosado. El excantante de One Direction, padre de la única hija de Gigi, negó rotundamente los hechos, pero aceptó los cargos presentados en su contra a cambio de una multa y la participación en diversos cursos de control de ira. El escándalo con su suegra supuso que Zayn fuera despedido de su sello discográfico y el final de la relación sentimental con Gigi.

Pero la figura de Yolanda, convertida en una influencer en sí misma con cerca de cuatro millones de seguidores en Instagram, ha sobrevivido a cualquier altercado, erigiéndose en un modelo aspiracional, en una especie de CEO de una compañía multimillonaria como antes lo hiciera Kris Jenner con el clan Kardashian. Tan orgullosa está del método que ha convertido a Gigi y Bella en dos de las modelos mejor pagadas del mundo, con ingresos anuales por encima de los 18 millones de dólares cada una, que en 2018 protagonizó la docuserie Making a Model (Creando una modelo) en la que ejercía como mentora de jóvenes aspirantes a replicar el éxito de sus descendientes. La televisión no es un entorno nuevo ni hostil para Yolanda: su salto a la popularidad llegó al participar en el célebre reality The Real Housewives of Beverly Hills, un formato centrado en el día a día de algunas de las mujeres más ricas y poderosas de Los Ángeles.

De nombre de pila Yolanda van den Herik, la joven se mudó a Estados Unidos con apenas 16 años tras ser descubierta por la poderosa estilista Eileen Ford, fundadora de una de las agencias de modelos más importantes del mundo. La adolescente pasó de lavar platos en un restaurante chino, manteniendo económicamente a su familia tras la muerte prematura de su padre, a desfilar durante tres lustros por las mejores pasarelas. Tras protagonizar un breve romance en 1986 con el cantante Julio Iglesias, la neerlandesa se casó en 1994 con el agente inmobiliario Mohamed Hadid, a la postre padre de sus tres hijos. Tras separarse seis años después, la influencer volvió a pasar por el altar en 2011 con el cantante y productor discográfico David Foster, divorciándose de nuevo en 2015. Según publicó la revista People, una de las causas de la ruptura fue el escaso apoyo que Foster le prestó a Hadid cuando esta contrajo la enfermedad de Lyme, una infección bacteriana transmitida por garrapatas que deterioró su capacidad para leer, escribir y ver la televisión. “Si no fuera por mis hijos no estaría aquí hoy”, llegó a desvelar, asegurando que había contemplado incluso la idea del suicidio.

Hadid, que actualmente comparte su vida con el empresario de la construcción Joseph Jingoli y participa en un talent para modelos en la televisión holandesa, se ha convertido en una de las caras más visibles de la enfermedad e incluso ha publicado un libro compartiendo su experiencia. También sus hijos Bella y Anwar sufren esta condición médica autoinmune y crónica. La modelo incluso ha compartido ante sus 55 millones de seguidores en Instagram imágenes de su tratamiento intravenoso para controlar los síntomas de la enfermedad. El más joven de los hermanos, por su parte, es quien parece querer demostrar ahora que el ‘método Hadid’ también es aplicable a la moda masculina. A sus 23 años, y tras ser más conocido hasta ahora por su romance de dos años con la cantante Dua Lipa, ha visto este 2022 cómo su proyección en la industria crecía a una velocidad de vértigo. En apenas unos meses, Anwar ha sido imagen de firmas como Valentino o Versace y ha protagonizado la portada de la versión de Oriente Medio de la revista GQ que la orgullosa madre no dudó en compartir en sus redes.

Desoyendo las críticas referidas a lo estricto de su método de crianza, Hadid no desaprovecha ninguna oportunidad para gritar a los cuatro vientos la devoción que siente por su familia. “Antes de tener hijos pensaba que toda mi vida consistía en mi carrera y en ganar dinero para ser independiente económicamente, que mi felicidad y mis logros se medían por el éxito”, reflexionaba en un post reciente. “Luego di a luz y aprendí lo que es el amor incondicional y el honor que es criar a estos tres seres extraordinarios. (…) No hay ningún manual que te diga cómo hacerlo, aprendemos sobre la marcha cometiendo errores, pero siempre esforzándome para ser la mejor madre para estas almas increíbles que llegaron a través de mí”.