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¿El fin del “No seas cuñado”? 2024 trae la redención del familiar incómodo

Ya sea por piedad o porque para los ‘centennials’ más conservadores es ese aliado que dice lo que ellos no se atreven, el “cuñado” puede haber dejado de ser el enemigo en la mesa

Dramatización de una cena familiar navideña. ¿Serán las nuevas sensibilidades y la resistencia ante ellas las que devuelvan la buena fama al cuñado?
Dramatización de una cena familiar navideña. ¿Serán las nuevas sensibilidades y la resistencia ante ellas las que devuelvan la buena fama al cuñado?Getty Images / Juan Francisco Fernández (Collage)

En las cenas familiares navideñas no siempre pasa como en Twitter. Hay familias en las que el cuñado no expresa opiniones políticas conflictivas que nadie le ha requerido y donde el tío y el abuelo no han tocado el plato de jamón porque son vegetarianos. Pero la figura del familiar lejano al que vemos poco y que tras los encuentros navideños nos reafirma en la intención de seguir viéndolo poco, es tan simbólica de las fiestas como el árbol, los Reyes Magos o el turrón.

Durante estas Navidades, a punto de acabar, se han hecho miles de chistes sobre ese estereotipo del hombre nacido antes de 1980 con evidente incapacidad para adaptarse a los valores morales de 2024 y que se dedica a avergonzar a los más jóvenes y modernos de la familia. Al clásico meme del cuñado se le han añadido otros miembros familiares, cuyos comentarios machistas, racistas y homófobos generan una fascinación ambigua en las redes sociales.

Pero a esta inofensiva imagen del cuñado sabelotodo se le ha añadido una cierta inclinación conservadora. Por ejemplo, hay decenas de memes sobre “el abuelo” que se levanta y rompe la tele antes que escuchar las palabras de Jenni Hermoso en las uvas de Nochevieja, o sobre “el tío” que reacciona exageradamente al ver al novio extranjero de la prima, frecuentemente de origen marroquí o africano. Estos memes señalan el desfase moral de algunos hombres en el entorno familiar, al mismo tiempo que reproducen opiniones y prejuicios sumamente retrógrados.

Álvaro L. Pajares, tiktoker y coordinador del libro Memeceno: La era del meme en internet (Caja Books) explica que en los últimos tiempos ha emergido una parte de la generación Z que ve al cuñado como un aliado cómico o simpático para personas con ideologías de derechas o liberales. “Es bastante común encontrar mensajes en redes con una especie de elogio ambivalente hacia este perfil, una mezcla de broma y realidad, con una fascinación teñida de nostalgia o afecto”, sostiene. Esto se refleja en publicaciones que tratan temas como el proxenetismo, la ludopatía o incluso la violencia doméstica de manera humorística. “No sabemos qué novedades surgirán de esto, pero internet suele anticipar tendencias que más tarde se manifiestan en la sociedad”, comenta el autor.

Otra posible explicación para el cambio de tono observado este año en los memes del cuñado podría estar relacionada con una modificación en el algoritmo de X (antes Twitter), capaz de alterar la experiencia de los usuarios dentro de la plataforma. “Podría ser que Twitter haya ajustado su algoritmo para aumentar nuestra exposición a círculos o discursos previamente inaccesibles, debilitando así el efecto burbuja o cámara de eco. La intención sería incrementar el acceso a opiniones diversas, y estimular debates con el objetivo de que los usuarios pasen más tiempo en la plataforma”, explica. Pajares sostiene, no obstante, que es complicado entender con precisión cómo funcionan estos algoritmos. “Generalmente, te percatas de sus efectos mucho tiempo después”, añade.

El meme del cuñado es un elemento clave en la historia del humor millennial. A diferencia del boomer, es una figura puramente española. Aunque, como apunta la escritora Grace Morales, “el arquetipo del cuñado es tan antiguo como el tiempo”, su uso moderno no supera los 10 años. Hasta el momento, ningún lexicógrafo ha conseguido localizar el momento preciso en el que la palabra cuñado –definida por la RAE como el hermano del cónyuge de una persona–, comenzó a usarse para designar a “alguien que opina sobre cualquier tema, pretendiendo saber más que los demás”, tal como lo describió la Fundéu en 2016 (la RAE no contempla este uso). Entre los primeros indicios de este uso, se encuentra la canción humorística Villancico para mi cuñado Fernando, de Love of Lesbian, en 2007, y un sketch de Muchachada Nui, de hace 16 años, en el que el pueblerino Marcial, interpretado por Ernesto Sevilla, critica a los listillos usando como ejemplo a su insoportable cuñado, encarnado por Joaquín Reyes.

Sin considerar estos orígenes, Pajares ubica la popularización de la nueva acepción del término cuñado entre 2013 y 2014. “Representa el arquetipo del gañán, del listillo que lo sabe todo, y que lo mismo te soluciona la ley del sí es sí, que el conflicto diplomático con Marruecos”, apunta. Según el experto, el desarrollo de este concepto se vio impulsado por varias cuentas de Twitter, como @CunadoDeTuiter, ya inactiva, y páginas de Facebook como Cuñadología. Esta última, que él considera un hito en el humor milenial español, estaba gestionada por personas vinculadas al ámbito de la filosofía en la Universidad Complutense. “Examinaban ontológicamente la figura del cuñado, con un lenguaje coloquial y conceptos filosóficos muy vinculados al contexto de la España de 2014″, asegura el experto.

La elección de cuñadismo como una de las palabras del año 2016 por la Fundéu, junto con términos como sorpasso, bizarro, populismo y posverdad, se debió en parte a su uso por Pablo Iglesias en el Congreso de los Diputados en abril de ese año. El exlíder de Podemos utilizó esta palabra para criticar a Albert Rivera, fundador de Ciudadanos, señalando que “no todo se soluciona con cuñadismos”. Posteriormente, dirigiéndose al líder del PSOE, afirmó: “Por eso, señor Sánchez, nosotros le tenderemos la mano para hacer un gobierno progresista, que no se base ni en cuñadismos, ni en buenas palabras, ni en papeles, sino en hechos y en garantías”. En respuesta, Rivera atacó a Iglesias, definiendo cuñadismo como la práctica de “colocar a familiares, amigos y novias en las instituciones”.

Iglesias no fue el primero en asociar a Albert Rivera con el término cuñado, ya que para entonces muchos se referían a su partido político como Cuñadanos. Pajares defiende que la popularización de este término está íntimamente ligada al contexto social de hace una década. “En términos políticos, fueron momentos muy importantes. Habían pasado dos o tres años del 15M. En ese momento la gente no hacía más que hablar de política. Un plan de sábado muy común era enchufarte toda La Sexta Noche para ver como Pablo Iglesias troleaba a Eduardo Inda. Había una percepción extendida de estar experimentando un momento histórico de cambio político importante”.

Pajares opina que la derecha tardó en comprender lo que ocurría con la juventud y, durante un tiempo, no supo responder al “discurso indignado” representado por Podemos y el 15M. “Pero entonces aparecieron Albert Rivera y Ciudadanos, que sembraron un sentimiento de frustración importante entre muchos votantes de izquierdas”. En este contexto se inventó la figura del cuñado, que en gran parte estaba dirigida hacia los seguidores de este partido. Según el autor de Memeceno, dentro de la comunidad de internet, Albert Rivera fue “el primer gran cuñado”.

Antes de que el estereotipo del cuñado ganara popularidad, el humor familiar se centraba principalmente en la figura de la suegra. Tradicionalmente, este estereotipo representaba a una mujer dominante, entrometida o crítica, sobre todo en la relación con la pareja de su hijo o hija. Tras el franquismo, “ser una suegra” se usó como sinónimo de imposición moral rígida. Aunque esta imagen está en declive, en parte por las críticas desde el feminismo, aún persiste. Incluso el papa Francisco se refirió a las suegras en 2022, diciendo: “A vosotras, suegras, os digo: tened cuidado con vuestras lenguas. Es uno de los pecados de las suegras, la lengua”.

Tampoco debemos pensar que ya no es posible hacer buenos chistes sobre personajes familiares. Horas antes de que empezara la cena de Nochebuena, el cómico Darío Eme Hache logró ablandar unos cuantos corazones. A través de un sketch publicado en X, que a estas alturas acumula más de un millón de reproducciones, reveló una verdad profunda que llevaba escondida durante muchos años: detrás de cada cuñado, hay un ser humano. “Sé que a veces soy un poco bruto, y que digo cosas que no están bien. Sé que no soy moderno, ni nada de eso, pero todo lo hago para que os riais”, asegura el personaje del cuñado en el vídeo. “Si te ha molestado alguna de las cosas que he dicho, lo siento. Lo he hecho para estar bien todos”.

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