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FRANCAMENTE, QUERIDO
Columna
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Una historia oral de Hollywood: la verdad de los mitos y leyendas de la meca del cine

Un libro de casi mil páginas recoge las entretelas de esta industria a través de las voces de sus protagonistas míticos, de Lilian Gish a Howard Hawks o Clint Eastwood

Unos senderistas pasan cerca del cartel de Hollywood en 2019.
Unos senderistas pasan cerca del cartel de Hollywood en 2019.
Elsa Fernández-Santos

Hace 53 años, el American Film Institute arrancó el ambicioso proyecto de entrevistar al mayor número posible de profesionales de Hollywood. El resultado de aquel empeño es un archivo de tres mil charlas que ahora los expertos Jeanine Basinger y Sam Wasson han seleccionado y editado para construir una fabulosa historia oral que, además, coincide con el centenario del célebre cartel de Hollywoodland, erigido en la colina de Monte Lee en 1923.

El libro es un tocho de casi mil páginas titulado Hollywood: The Oral History. Fluye ligero y funciona como un gran coro afinado para desenmascarar tópicos y leyendas. Aunque hay ausencias de peso, como la de John Ford, la lista de nombres es abrumadora y pretende resolver esas lagunas con otras voces. Como si fuera la sobremesa de un gran banquete (a estas alturas, quizá la comida que sigue a un funeral) los invitados intentan explicar qué ha sido Hollywood. “Trabajo”, dice el clásico del cine Raoul Walsh. “Esa es la historia real. ¿Pero a quién le interesa esa historia?”.

Un destino laboral para centenares de emigrantes europeos como Fritz Lang: “Huí de mi hogar con 18 años. Cualquiera que quiera ser alguien debería huir de su casa…”, aconseja el director de Metrópolis, que, antes de escapar de la Alemania nazi, se había instalado en París para ser pintor. Más allá de Lang, el currículo de los grandes directores fue variado: Leo McCarey recuerda su faceta de abogado; Walsh, la de actor y Howard Hawks y Frank Capra, sus tiempos como ingenieros.

Lilian Gish, esa gigante del cine mudo que logró abrirse paso en el sonoro hasta su muerte, en los años noventa, recuerda la película que dirigió en los tiempos pioneros, cuando tenía veinte años, y cómo entonces había muchas mujeres, incluida su hermana Dorothy, escribiendo y filmando.

El libro se detiene en puntos de inflexión históricos, como el del llamado Nuevo Hollywood: “¿Sabes? De repente todo el mundo tenía 90 años”, afirma uno de sus protagonistas, George Lucas, que confiesa su devoción por Godard y la nouvelle vague antes de que asome el colmillo retorcido del escritor Gore Vidal: “Hay que advertirlo: cada vez que un francés tiene una teoría, esa teoría es incorrecta. Francia es una nación dedicada a las falsas hipótesis”.

Hablando de su película Husbands, John Cassavetes explica que su falta de interés por el ángulo de la cámara también era una cuestión de estilo. “Nunca le dije a Victor Kempe [director de fotografía] que hiciera los primeros planos del bar. Lo hizo todo por su cuenta, yo lo único que le dije fue: pon sentimiento”. El mundo adulto de Cassavetes se mezcla con el amigo imaginario de Steven Spielberg a los ocho años: “Yo era un chico raro, no tenía casi amigos, pero tenía a mi pequeño amigo del espacio”.

A base de anécdotas personales, consejos y frases lapidarias, Basinger y Wasson componen un libro de ritmo tan ágil que hasta Clint Eastwood, el ideal del hombre reacio a la cháchara, parece dispuesto a la confesión final: “No me gusta pensar en el futuro inmediato, pero sé que algún día me miraré en el espejo y diré: ‘Clint, no tienes buen aspecto”. A sus 91 años, cuesta admitir el ocaso de uno de los últimos clásicos y de eso que aún llamamos Hollywood.

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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