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¿“Crisis de mediana edad” o buen diseño? Así es el polémico asiento de 4.000 euros que ha diseñado Robbie Williams

La silla, creada por el cantante en colaboración con la firma holandesa Moooi, acumula tantas críticas como elogios. Analizamos el resultado con un experto

Victoria Zárate

Parte escultura, parte santuario. Así reza en la página web de la firma holandesa de muebles Moooi su primera colaboración con el cantate Robbie Williams. Reducida por el momento a un solo asiento llamado Introvert Chair, es la primera incursión del británico en el mundo del mobiliario. Lo primero que llama la atención es el propio diseño del objeto, con una estructura curva y acolchada que, en palabras de sus creadores, hará sentir a quien lo pruebe como si recibiera un abrazo.

La mezcla táctil de alpaca, lana virgen y algodón que recubre el sillón con forma de crisálida refuerza esa función achuchable de esta pieza diseñada en un tono marfil con el objetivo de relajar el sistema nervioso. “Más que un simple asiento, Introvert Chair es un estado de ánimo. Uno que valora la introspección, los límites y el bienestar emocional. Te invita a ocupar espacio sin actuar. A reflexionar sobre ti mismo. A estar solo, pero nunca solo”, explican los creadores en la web.

Cada funda de la silla y el set adicional de cojines que acompaña al asiento están cosidos con una técnica tridimensional de acolchado que busca sorprender con un juego de texturas, volúmenes y luz que intensifica su mecanismo giratorio. Audaz, discreta o capaz de transmitir serenidad son algunos de los calificativos que acompañaron a su presentación, previa al lanzamiento físico que tendrá lugar estos días durante la edición de Miami Design 2025.

Según apuntan en la revista digital de diseño y arquitectura Dezeen, el cantante se habría decantado por diseñar un mueble así de envolvente como respuesta a su propia experiencia con la ansiedad social. Un estado de ánimo que confesó padecer desde hace tiempo en su cuenta de instagram, fruto de la inquietud que implica lidiar cada día con su legión de fans. “La Introvert Chair es mucho más que un lugar para sentarse, es todo un estado de ánimo. En un mundo que rara vez se detiene, a menudo ansiamos un lugar de respiro, y esta butaca es justo eso”, declaró Williams en el comunicado oficial.

Más allá de esa función sanadora que le otorga el propio creador, su diseño arrastra todo tipo de opiniones a su paso. Mientras en la cuenta de Instagram de Moooi los elogios se acumulan, publicaciones como la digital Hyperallergic −especializada en arte contemporáneo− la definen como “una simple silla, a pesar de la inquietante promesa de un comunicado de prensa de ofrecer una experiencia escultural pero relajante”.

Los lectores de Dezeen también ponen en duda la veracidad de su diseño. La noticia de su lanzamiento suscitó desde comentarios constructivos como “hace falta apoyo en la parte superior de la espalda y los hombros para poder relajarte completamente” o “demasiado erguido y expuesto” a feroces críticas contra el británico: “La actual crisis de la mediana edad de un ex Take That, ahora en forma de sillón”. La mención al intrusismo laboral tampoco tardó en llegar. “Soy diseñador desde hace unos 30 años. Ahora voy a componer una canción por primera vez. ¿Crees que será un éxito?”, comenta uno de los lectores.

Para el arquitecto y diseñador de interiores Marcos Trueba, el interés de esta pieza cuya formalidad, apunta, participa de una cultura pop, reside en su deseo de conectar con una experiencia más allá de la contemplación y el reposo. “No creo que sea novedosa ni tampoco que pretenda serlo. Tampoco que haya una investigación de la misma detrás en cuanto a lo que refiere a diseño. Pero tiene cierta sinceridad y funciona visualmente, y eso a veces es suficiente”, explica el fundador de Trueba Estudio, que acaba de diseñar el espacio Tumbao Studio, un centro de ciclo indoor que fusiona deporte, diseño y bienestar en el centro de Madrid.

Trueba pone también en valor el tejido escogido y la técnica del acolchado que conecta con esa idea de nido, de un refugio. “El tono neutro me transmite además cierta tranquilidad”. El también diseñador de los muebles y lámparas que tiene su estudio en el barrio de Chamberí considera que la forma del respaldo es un aspecto a mejorar. “Me refiero a transición curva que conecta con el cojín, que es también una revisión de muchas piezas de mobiliario de los años ochenta”.

Otro punto a cuestionar es su precio: 3.895 euros. Alineada dicha cantidad con el diseño de autor exclusivo que ofrece Moooi, la firma de decoración fundada por Marcel Wanders y Casper Vissers en 2001, es raro que los asientos de su catálogo bajen de las cuatro cifras. El pedigrí de la pieza parece respaldarlo desde el propio Wanders a otros diseñadores como Simone Bonanni, Nika Zupanc o el pionero del mobiliario en el metaverso, Andres Reisinger, que integran su lista de ediciones limitadas.

La llegada de Williams, con una valía similar a pesar de su inexperiencia en el sector, abre el dilema sobre si la publicidad que conlleva tener la rúbrica del autor de las canciones de Feel, Angels o Rock DJ es motivo suficiente para inflar el precio de su etiqueta.

Trueba, sin embargo, apunta que está acción transversal entre un artista como Robbie Williams con el mundo del diseño es todo un acierto, ya que aporta una visión panorámica del mundo actual. “No olvidemos que Moooi es una marca que tiene también diseñadores emergentes y nuevos talentos que coexisten con grandes maestros del diseño mobiliario del siglo XX”.

Esta no es la primera incursión del británico en el campo artístico. Además de haber diseñado unas figuras en tecnicolor con la forma de Jesucristo y el Papa junto a la firma de cerámicas 1882 Ltd, en la localidad inglesa de Stoke-on-Trent –cuna también de Williams–, Williams destaca por una producción pictórica que se mostró por primera vez en el museo MOCO (Moderno Contemporáneo) de Ámsterdam.

La depresión y otros problemas de salud mental que Williams ha confesado sufrir desde hace tiempo –y el humor que le ayuda a sobrellevarlos– son los hilos conductores de una larga serie de cuadros a gran escala dominada por el color, las referencias pop y frases irónico-terapéuticas como: “Salgo un momento a tener un ataque de nervios, ¿alguien quiere algo?”. La sede en Barcelona de este museo cuenta también con una sala dedicada al cantante desde este verano, que convive, bajo el título de Orgullo y prejuicios personales, con obras de Basquiat, Yayoi Kusama, Andy Warhol o Banksy, entre otras.

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Sobre la firma

Victoria Zárate
Periodista vinculada a EL PAÍS desde 2016. Coordinó la web de Tentaciones y su sección de moda y estilo de vida hasta su cierre en 2018. Ahora colabora en Icon, Icon Design, S Moda y El Viajero. Trabajó en Glamour, Forbes y Tendencias y ha escrito en CN Traveler, AD, Harper's Bazaar, V Magazine (USA) o The New York Times T Magazine Spain.
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