La subasta de Sotheby’s de los 500 millones de dólares: los tesoros de Leonard A. Lauder, uno de los mayores coleccionistas del mundo
Klimt, Picasso o Matisse son algunos de los maestros que coleccionó el magnate de la cosmética, fallecido hace unos meses, y que hoy salen a la venta en una de las pujas del año


En los nobles corrillos de la Gran Manzana, Leonard A. Lauder solía contar la anécdota de cómo cayó rendido a los seis años ante una postal del Empire State Building. Esa imagen a pequeña escala del emblemático rascacielos de Nueva York fue el arranque de una colección que llegó a contar más de 125.000 postales de todo el mundo. “No se puede formar una buena colección a menos que uno sea disciplinado, tenaz y esté dispuesto a pagar más de lo que uno puede permitirse”, declaró en una ocasión al diario New York Times.
El afán por acumular objetos de gran belleza que caracterizó al presidente de la compañía Estée Lauder hasta su fallecimiento en junio de este año, a los 92 años, tuvo en el arte de vanguardia su mayor proeza. Durante más de cuatro décadas, el heredero del imperio cosmético que fundaron sus padres –y que catapultó hasta ser una de las empresas más fructíferas del mercado– se dedicó a adquirir obras maestras del siglo XX, siempre motivado por un instinto extraordinario a la hora de reconocer la genialidad del arte moderno antes que los demás.
En los años ochenta, en concreto, mientras los grandes estetas invertían sus fortunas en cuadros de Monet y Matisse, Lauder comenzó a interesarse por el cubismo apostando por obras de Picasso y Braque. Tampoco le gustó seguir la tónica propia de la época de limitarse a una colección privada o ligarse a instituciones emergentes como el MoMA. Lauder prefirió volcarse en magnificar el patrimonio del Museo Whitney, fundado en la misma ciudad en los años treinta, con la suma de 131 millones de dólares en 2008 (la mayor donación a un museo hasta la fecha) y del que llegó a ser presidente emérito.

Tras su muerte, más de medio centenar de sus obras más valiosas serán subastadas desde hoy por la casa Sotheby’s en su nueva sede mundial, ubicada en el histórico edificio Breuer de Madison Avenue. La que promete ser la subasta del año (con la expectativa de rozar los 500 millones de dólares) alberga en su catálogo algunos hitos del arte moderno puestos por primera vez a la venta.
El retrato de Elisabeth Ledere que pintó Gustav Klimt entre 1914 y 1916 encabeza la lista de los 24 lotes que contempla. Obra cumbre del siglo de oro vienés que se estima que alcance los 150 millones de dólares en la puja, es el dibujo de la hija de uno de sus mayores mecenas. Rodeada de colores vibrantes y la minuciosidad de detalles decorativos, refleja el poder y la abundancia que gozó la élite comercial de esta ciudad en la época. Blumenwiese, un mosaico de flores silvestres de 1908, y Waldabhang bei Unterach am Attersee (1916), dos paisajes en el llamado formato cuadrado de Attersee que ideó el pintor austriaco, también estarán a la venta por primera vez.

La presencia del maestro Henri Matisse será también inédita. Conocido por su aportación pictórica al expresionismo, el francés protagoniza la muestra por su faceta como escultor con seis piezas cuyo valor podría ascender a los 40 millones de dólares. Entre ellas, se encuentra un ejemplar en bronce de La Serpentine, una reveladora interpretación de la figura humana que el fauvista esculpió en el otoño de 1909, coincidiendo con uno de los momentos más trascendentales de su carrera tras el encargo de los lienzos monumentales de La Danse, La Musique y la evolución a La Danse II.

Otra joya del lote que se subastará hoy 18 de noviembre a las 18:00 −hora de Nueva York− será Sankthansnatt (Noche de San Juan) de Edvard Munch. La pintura que data de comienzos del siglo XX representa un camino de tierra bañado por la luz del solsticio de junio, en el pueblo pesquero de Åsgårdstrand, donde un joven Munch pasó los veranos al igual que muchos pintores noruegos de la época. Un remanso de paz considerado la antítesis de su obra más famosa, El Grito. Los 25 millones de euros que podría alcanzar su venta permitirán que su comprador admire de cerca a una pieza decisiva del expresionista noruego.

Valorada en más de mil millones de dólares, la sección cubista fue siempre el Santo Grial de su colección. La pasión del multimillonario por este movimiento pictórico le llevó a reunir de forma meticulosa obras de los fundadores Picasso y Georges Braque – además de Fernand Léger y Juan Gris– ejecutadas entre 1906 y 1924. Un total de 78 piezas entre pinturas, dibujos y esculturas que fueron donadas al Metropolitan Museum of Art en 2013, acción que puso a la colección de la pinacoteca neoyorquina entre una de las mejores del planeta en la materia.
En la subasta que tendrá lugar en unas horas, la firma de Pablo Picasso aparece por partida doble. Por un lado, en una de las 55 impresiones originales de La Minotauromachie, la obra cumbre del malagueño en grabado. Una rareza en el mercado que suele reservarse a las colecciones permanentes de museos como el de Picasso de París, el Instituto de Arte de Chicago o el Metropolitano de Arte de Tokio. Por otro, la composición conocida como Trois personnages, una tensión sublime de luces y sombras que refleja la mayor afinidad con la mitología que el malagueño atesoró en sus últimos años de vida.
La pincelada vibrante con la que Ernst Kirchner retrató a su musa en el cuadro Fränzi mit Pfeilbogen, de 1910; o Sin título n.° 4, una de las obras abstractas que dio forma a la serie más famosa de la artista Agnes Martin al final de su vida; son otras piezas que engrosan el catálogo de esta histórica subasta, junto a varios móviles de Alexander Calder de los años cincuenta o la escultura Clothespin del pionero del Pop Art, Claes Oldenburg. Un hito sin precedentes.
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