Rebeka Arce, la primera diseñadora española nominada a un Grammy: “No me lo creí cuando me lo dijeron y sigo sin creérmelo”
La directora de arte vasca opta a llevarse el Premio Grammy a la Mejor Presentación en Caja o Edición Especial Limitada el domingo en Los Ángeles
Cuando Rebeka Arce (Barakaldo, 1988) recibió la llamada donde le anunciaban que estaba nominada a un Grammy pensó que era una broma. “No me lo creí en ese momento ni me lo sigo creyendo ahora”, cuenta sentada en el salón de su apartamento de Brooklyn. Ni ella ni su compañero de nominación, el diseñador iraní estadounidense Farbod Kokabi, que le daba la noticia al otro lado del teléfono, sabían que su trabajo había acabado sobre la mesa de los 13.000 académicos de los premios más importantes de la música global. “Tampoco tenía ni idea. Todo fue una sorpresa muy muy grande”, comenta Kokabi, desde San Francisco, donde vive.
El domingo pueden llevarse el gramófono dorado a la Mejor Presentación en Caja o Edición Especial Limitada en la 67ª gala que se celebra en el Crypto.com Arena de Los Ángeles, California. Arce es la primera española nominada a esta categoría que la Academia de Grabación de Estados Unidos estableció en 1995, 36 años después de la primera edición de los galardones, para homenajear la labor de los creadores de las portadas más cercanas a una obra de arte que a un producto de marketing. En su caso es We Blame Chicago, una espléndida caja con cinco vinilos y un libreto de 68 páginas que reúne la obra de 90 Day Men, un desconocido grupo de postrock de St. Louis que estuvo activo entre 1995 y 2006.
Que se hayan colado en esta categoría es realmente sorprendente. Los Grammy suelen premiar a los artistas más vendidos y comerciales del año en sus categorías principales. Este año la lista la encabezan mujeres. Beyoncé, con 11 nominaciones, Billie Eilish con siete, y Taylor Swift, Sabrina Carpenter y Chappell Roan con seis.
No es muy diferente en la categoría de diseño. Los competidores de 90 Day Men son ediciones especiales de John Lennon, Kate Bush, Nirvana y la Filarmónica de Berlín. Pero en esta ocasión, se ha colado una casi desconocida banda. Los dos diseñadores están tan entusiasmados como sorprendidos con la inesperada inclusión. “Nunca había visto una banda tan underground como esta en una nominación”, dice Arce. La apuesta desarrollar una imagen opuesta a los blancos, los negros y los collages que inundaron las portadas de los años noventa les ha dado el pase a la final.
El encargo les llegó del sello de Chicago The Numero Group. Una discográfica que es una rara avis dentro la industria. Está especializada en rescatar con mimo estético álbumes y grabaciones de todo tipo de géneros musicales que tuvieron poco éxito de ventas pesar de su gran calidad musical. “Fomentan el fetichismo por la pieza, que es lo que hace sobrevivir al vinilo hoy en día”, comenta la diseñadora. Fundado en 2003, We Blame Chicago es la edición número 226 de su catálogo. Ninguna de las 225 anteriores había optado a un Grammy.
La disquera adquirió hace tres años los derechos del catálogo de 90 Day Men, después del cierre del sello propietario, Southern. Así comenzó la aventura de reeditar a esta banda fundada en 1995 por Brian Case, Cayce Key y Chandler McWilliams, tres adolescentes del Medio Oeste americano. “Esto de la nominación nos parece algo muy divertido, hace 20 años que no tocamos juntos, así que nos resulta muy gracioso”, comenta por teléfono Case, líder del grupo que ha estado involucrado en el proceso de diseño de la caja.
La propuesta llegó a manos de Arce, a través de Kokabi, cofundador, a su vez, de la discográfica Geographic North, especializada desde 2008 en la publicación de ediciones limitadas de vinilos y casetes de música experimental. “Era fan de la banda de adolescente. Fueron una gran influencia para mí. Nos hicimos amigos y cuando llegó esta oportunidad, la banda se acercó a mí”, cuenta el diseñador.
Se lo pidieron en 2022 cuando Kokabi y Arce se acababan de conocer trabajando en Nueva York. “Empezamos a hablar de música y nos dimos cuenta de que compartíamos los mismos gustos y la misma visión sobre la música”, relata Arce. Por aquel entonces, ella todavía iba y venía de Madrid a la Gran Manzana. Combinaba el trabajo en su propia firma, Arce Studio, con la agencia Collins, de la que ahora es directora creativa y donde conoció a su compañero de nominación. “El diseño es mi lenguaje pero mi pasión es la música”, comenta.
La diseñadora creció escuchando sin descanso los cuatro discos preferidos de su madre. Una combinación ecléctica formada por el compositor griego Vangelis, la leyenda del reggae Bob Marley, el autor del emblemático álbum Tubular Bells, el británico Mike Oldfield, y los inventores del trip hop, Massive Attack. “Era una mezcla visual y musical arbitraria que al final tenía su relación”, deduce.
No había en su entorno nada relacionado con las artes visuales. Pero sí se pasaba las horas bajándose discos de trip hop, Nu metal, grunge y punk en las primeras plataformas de intercambio de música como MySpace o SoulSeek. “A través de internet, me di cuenta de que había gente como yo. Hice amigos fuera de Baracaldo y así viajé a Madrid y a Barcelona, donde vi otras perspectivas y me acerqué al diseño”. Su primer trabajo fue una entrada para un concierto de la banda de metal bilbaína Bullet Noise.
Sin un plan premeditado, los caminos de las artes gráficas y la música corrían paralelos. “Tengo una obsesión con el ritmo de las cosas cuando diseño. No importa que sea estático, siempre hay algo que tiene movimiento”. Un caso claro de sinestesia, esa magia de la percepción humana, que hace ver formas en los sonidos, en su caso, u olores en las pinturas, entre otras mezclas sensoriales.
Eso se ve en sus proyectos. Las tipografías bailongas de sus diseños para el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, las ilusiones ópticas de la imagen del Festival de Artes Visuales Expandidas de la Cineteca de Madrid o esa letra ‘o’ del logotipo del estudio de música valenciano Banjo que se parte en dos y una mitad se desliza hasta el final de la pantalla en su web. Este último trabajo le dio el Bronce en los premios de diseño gráfico ADG Laus. Uno de los tres que ha ganado. Además de varias nominaciones a galardones internacionales.
En 2021, le llegó el, hasta hora, gran proyecto de su carrera dentro de la industria musical. Crear la imagen del álbum, el lanzamiento y la gira de un disco en solitario del líder de Depeche Mode, Dave Gahan, titulado Imposer, lanzado por Columbia Records. “Fue algo que me emocionó muchísimo”, recuerda del trabajo inspirado en el bermellón dramático de los telones y el contraste de las sombras del teatro.
Con todo el peso de esa trayectoria llegó a su encuentro con Kokabi. Los dos ocupaban el puesto de directores de arte en Collins. Esto significaba que no iban a poder trabajar en un mismo proyecto porque cada uno tenía su equipo con sus trabajos asignados. La solución era buscar un proyecto paralelo. Fue entonces cuando al iraní le llegó la propuesta de The Numero Group. “Rebeka acaba de llegar a la agencia, su personalidad era muy cálida, muy fácil, así que le propuse hacer esto juntos”, rememora.
Entre manos tenían la labor de crear la imagen de la caja con los tres álbumes de estudio de la banda, una grabación inédita de 2001 y varios sencillos descartados. Además de un libreto de 68 páginas con fotografías y la historia del grupo escrita por el músico Tim Kinsella. El título del pack, We Blame Chicago, “le echamos la culpa a Chicago”, en español, en cuyos círculos underground de la ciudad se movían la banda, los propietarios de sello y el propio Kinsella.
“Nos planteamos que aquella música representaba la contracultura de la época. Así que nos colocamos en esa posición y decidimos hacer lo contrario a la estética de entonces”. No hubo pegas por parte del sello ni de la banda. “Nos encantó la idea, hubo pocas idas y vueltas con los cambios”, comenta el líder de la banda.
El resultado es la combinación de un naranja vibrante combinado con un gris metálico. “Queríamos crear tensión”, explica Arce. Una composición que no ofrece la armonía que se espera. Con una fotografía estirada de los tres integrantes de la banda, donde sus perfiles reconocibles se convierten en una especie de máscaras y sus cuerpos se funden en el flúor cítrico.
“La experiencia no es fluida, se deconstruye”, dice. Es una defensa a las decisiones visuales alejadas de lo estético. Ni siquiera la tipografía es elegible. Ni la de la portada ni la que crearon a mano para la funda del quinto disco con las grabaciones descartadas. “La tipografía es un encuentro entre la Bauhaus y el Art Déco”. Las dos corrientes estéticas que surgieron en el siglo XX y definieron su diseño.
El mensaje está oculto en la música y las letras de las canciones de una banda que no tuvo mucho éxito más allá de EEUU. “Si la escuchas, encuentras elementos muy modernos, de la música progresiva y futurista que también se hacía en la época”, apunta Kokabi. La integración de todos estos elementos es lo que les ha llevado hasta Los Ángeles.
A pocas horas de la ceremonia, en dos conversaciones por separado, ambos coinciden en el mismo anhelo para los Grammy. “Pase lo que pase, lo principal es celebrar con Farbou”, dice ella. “No necesito validación, lo más importante es que voy a compartirlo con mi amiga”, concluye él.
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