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Gwyneth Paltrow, Margot Robbie o Ringo Starr: cómo un sueco treintañero ha conquistado el mundo del diseño con sus muebles

‘Care Instructions’, la exposición de la última serie de mobiliario creada por Alexander Díaz Andersson, podrá verse del 11 al 27 de octubre en un local de París coincidiendo con la mediática feria de arte Art Basel Paris

Ianko López
Alexander Díaz Andersson (Malmö, Suecia, 39 años), fundador de la firma de diseño y arquitectura ATRA.
Alexander Díaz Andersson (Malmö, Suecia, 39 años), fundador de la firma de diseño y arquitectura ATRA.RAFAEL LUHRS

La inspiración acostumbra a llegar de los lugares más insospechados. Un vídeo de un sketch televisivo en el que el cómico norteamericano Dave Chappelle restriega sus botas sucias sobre un sofá blanco, muy poco apto para neuróticos de la limpieza, provocó ese clic creativo en Alexander Díaz Andersson (Malmö, Suecia, 39 años), fundador de la firma de diseño y arquitectura ATRA. De allí partió la idea de diseñar para su sofá Beluga –que, en distintas versiones, es una de las piezas más codiciadas de su catálogo– una funda de caucho de quita y pon que cubre la delicadísima alpaca de su tapizado, como inesperado giro conceptual. “En principio esa es una idea que va contra nuestro espíritu, porque el sofá está hecho con una lana de altísima calidad y parece absurdo querer cubrirlo con una funda, pero lo que hacemos con esto es ofrecer al propietario la posibilidad de encapsular la pieza en el tiempo”, explica Díaz Andersson por vídeoconferencia desde la sede de su empresa en Ciudad de México. “Se trata de un juego psicológico que utiliza el impulso de preservación que pueda tener la gente, permitiendo que se interactúe con el sofá mientras se mantiene la pureza de su diseño original. Es algo que nunca había visto hacer antes en un mueble”.

El sofá Beluga, con una funda de caucho de quita y pon que cubre la delicadísima alpaca de su tapizado, es una de las piezas más codiciadas de Atra.
El sofá Beluga, con una funda de caucho de quita y pon que cubre la delicadísima alpaca de su tapizado, es una de las piezas más codiciadas de Atra.

Una idea que también recuerda la conocida manía de la actriz Joan Crawford de cubrir los muebles de su casa con fundas de plástico hechas a medida, algo que ella misma no tuvo reparo en mostrar en reportajes fotográficos, y que también recogió la serie de Ryan Murphy Feud, donde el personaje de la estrella del Hollywood clásico era interpretado por Jessica Lange. Hay varias estrellas del mundo del espectáculo actuales entre los clientes de ATRA, aunque esto no es algo que preocupe especialmente a su creador. “Es genial lo de las celebridades, pero para mí siempre es un honor que alguien valore y apoye nuestro proyecto, sea famoso o no”, apunta. “Supe que Gwyneth Paltrow tiene muebles nuestros porque lo vi en un reportaje de una revista, y lo mismo me ocurrió con Demi Lovato por un post de Instagram. Un distribuidor me contó que le vendió piezas de ATRA a Ringo Starr, aunque nunca he hablado con él, así que no sé a ciencia cierta si es verdad o no. Y tengo otros clientes muy influyentes que no puedo mencionarlos. El único caso de una famosa a la que yo busqué es Margot Robbie. Diseñé una silla con su nombre, porque me parece una mujer muy bella y quise transmitir esa belleza a un mueble, y después me pareció que sería lo correcto regalarle una de esas sillas. Así que hablé con su agente y lo arreglamos”.

La colección Oberon, más asequible, cuenta con piezas cómodas y bien hechas que sirven para el 99% de las casas.
La colección Oberon, más asequible, cuenta con piezas cómodas y bien hechas que sirven para el 99% de las casas.

Aunque su firma diseña todo tipo de objetos y piezas de mobiliario, sus favoritas son precisamente las sillas: “Amo diseñarlas, han sido siempre mi pasión. Creo que es la forma más compleja que hay, porque deben ser estructuralmente muy resistentes para soportar ese abuso constante que supone que alguien se siente sobre ellas. Esa dicotomía me inspira mucho”. Otras de sus inspiraciones son los autores de la Bauhaus, los diseñadores daneses (cita a Finn Juhl, Hans Wegner y Kaare Klin), los artistas abstractos del grupo KoBrA o la arquitectura moderna de Le Corbusier. Pero también sus propias raíces, que combinan el minimalismo nórdico con el expresionismo mexicano, un binomio que hace tan únicos e identificables sus muebles.

“Mi padre es sueco y mi madre mexicana, y yo pasé toda mi infancia y adolescencia en un pueblo a 30 kilómetros de Malmö que era como un cuento de hadas”, recuerda. “Tuve una infancia muy protegida en aquel lugar idílico donde había caminos por los que pasaban los gansos. Es tan ridículo que cuando lo cuento me dicen que a ver si yo era un hobbit”. A los 20 años se mudó a Madrid, donde vivió tres años y estudió en la escuela de diseño IED, y de ahí pasó a la península de Yucatán, en México, donde su familia materna tenía fábricas de desarrollo y producción de mobiliario para Ikea. Pasó cuatro años en aquel entorno tan distinto pero igualmente idílico, donde siguió formándose como diseñador mientras ponía en pie su propia firma. “El único escape cultural que allí tenía era diseñar, no había otra cosa”, rememora.

En primer plano, a la izquierda, la silla Margot, inspirada en la actriz Margot Robbie. A la derecha, el sofá Beluga.
En primer plano, a la izquierda, la silla Margot, inspirada en la actriz Margot Robbie. A la derecha, el sofá Beluga.

Después se trasladó a Ciudad de México, donde abrió un taller de carpintería en el que diseñó y fabricó su primera silla. La prestigiosa revista Wallpaper la incluyó en uno de sus reportajes de 2014, y allí fue donde el proyecto empezó a tomar vuelo: “El taller empezó con seis personas, y ahora trabajan en él 130 artesanos. Creció de forma muy orgánica. Ahora seguimos trabajando la madera, pero hacemos también fundición de bronce, plata, madera, tapicería, taller de piedra… Y usamos técnicas avanzadas como corte a láser, combinadas con los métodos más artesanales de carpintería. Así hemos logrado desarrollar un lenguaje muy específico que nos define como marca”.

Una parte de sus muebles se producen por encargo y de forma totalmente personalizada, y otra parte en serie, aunque siempre combinando tecnología y artesanía manual. Y no son precisamente baratos. “El sofá Beluga con su funda cuesta entre 26.000 y 40.000 dólares, aunque hay versiones que hemos vendido por unos 200.000″, informa. “Pero también tenemos otra colección llamada Oberon, no tan astronómica, con piezas cómodas y bien hechas, que sirven para el 99% de las casas. Queremos que la gente pueda acceder a la esencia de la marca, por eso fabricamos también elementos de iluminación y accesorios”.

Le obsesiona la durabilidad de los objetos, y sus diseños miran más hacia el futuro que hacia el presente inmediato. Sin embargo, no denigra la naturaleza perecedera de las producciones de Ikea, que conoce bien por sus vínculos familiares: “De Ikea extraje dos lecciones. Una es que no resulta muy grato ser un engranaje en esa máquina tan grande, aunque genere muchas oportunidades de trabajo en economías en crecimiento, lo que es bueno. La otra es que permite que personas que no pueden acceder a piezas más caras vivan rodeadas de diseño, algo que les abre puertas a un futuro más armónico. Por eso respeto mucho la marca. Sí, es cierto que también es fast. Y nosotros hemos optado por otro camino. Pero también me supone un conflicto conceptual que para ser slow debas ser caro. El mundo no está listo para lo slow, salvo los japoneses. Nos falta mucho para llegar a esos niveles de civilización”.

Un apartamento de Tribeca, Nueva York, con muebles Atra.
Un apartamento de Tribeca, Nueva York, con muebles Atra.

Todo esto podrá apreciarse en Care Instructions, la exposición de su última serie de mobiliario que podrá verse del 11 al 27 de octubre en un local de París, y que ha hecho coincidir con la mediática feria de arte Art Basel Paris. “La exposición mostrará esa filosofía japonesa según la cual a lo largo del tiempo transmitimos nuestro espíritu a los objetos con los que convivimos”, explica Alexander Díaz Andersson. “Algo que también ocurre con las manos del autor de la pieza durante el proceso de fabricación. Todo esto habla de interacción entre humano y objeto”.

ATRA no solo fabrica muebles, sino que también realiza proyectos de interiorismo y arquitectura. En este ámbito los clientes exigen confidencialidad, así que Díaz Andersson no puede facilitar demasiados detalles. Pero explica que la actualidad está realizando un hotel en Portugal y un desarrollo inmobiliario de ocho casas con spa y parque de esculturas en Costa Careyes (México). “También una casa en Miami que es nuestra joya, pero de la que no hemos podido ni hacer fotos para uso propio, porque el propietario no lo permite”, añade. “Hay otras en El Cairo, Los Ángeles, Nuevo México… El estudio se está internacionalizando mucho”.

En su equipo hay arquitectos y otros diseñadores, y también varios miembros de su propia familia, como su madre, socia de la fábrica, y su esposa, Gabriella Kuti, que está al cargo del diseño de interiores y la comunicación con el cliente. “No separo mi vida profesional de la personal, así que menos mal que encontré una persona que comparte esto, porque si no nos veríamos dos veces al año”, bromea. Adopta un tono más serio para hablar del gran grupo de artesanos que trabaja en sus talleres: “La fábrica es un tetris donde impera la ley de Murphy. Todo lo que puede pasar pasará, y cuando menos lo esperas, así que es la parte más compleja. A veces resulta frustrante, pero a la vez es muy hermoso. Pienso en la gente que trabaja allí, y siento un respeto absoluto hacia ellos, los trabajadores”.

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Sobre la firma

Ianko López
Es gestor, redactor y crítico especializado en cultura y artes visuales, y también ha trabajado en el ámbito de la consultoría. Colabora habitualmente en diversos medios de comunicación escribiendo sobre arte, diseño, arquitectura y cultura.
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