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Gema Polanco, la valenciana que borda lecciones de vida en banderas: “No hay nada más antisistema que el autocuidado”

La artista multidisciplinar, que ha sido directora de arte para músicos como Carolina Durante o Sen Senra, recupera el textil para plasmar un universo personal y generacional

Gema Polanco posa delante de una de sus banderas.
Gema Polanco posa delante de una de sus banderas.Cedida por Gema Polanco

Gema Polanco (Valencia, 31 años) ha colgado su filosofía de vida en el techo de su estudio, literalmente. La joven artista valenciana borda banderas con mensajes que escucha de los demás o que se dice a sí misma. De una charla interminable con amigas, “entre la risa y la lágrima”, salió la idea para la primera de ellas: ‘Confía tía, confía’. “Llevaba tiempo soñando con bordar banderas y coincidió con que mi abuela me acababa de regalar una máquina de coser”, recuerda Polanco al tiempo que extiende y repliega con suavidad todo el conjunto de telas que guarda en su taller de trabajo en Madrid.

Lleva cinco años enganchada al textil, aunque le gusta mezclarlo todo. En sus obras hay referencias a su propio cuerpo, a su familia, a la cultura pop, al glam metal o al tarot, al que se somete cada día. “A toda la gente que somos un poco hippie de corazón –no como una moda estética–, nos ha tirado el anzuelo en algún momento”, explica. Lo descubrió durante un proceso a través del cual intentaba estar más sana y tener una conexión más fuerte con su cuerpo. Lo utiliza como inspiración, como una herramienta de fuerza. No para adivinar el futuro sino para describir el presente, como dice el artista Alejandro Jodorowsky. Colecciona barajas y saca frases de ellas, que después incorpora a sus banderas. De entre todas las barajas del tarot, su favorita es la de la pintora surrealista Leonora Carrington: “Es imposible de encontrar. Yo lo descubrí a través de un libro, pero no he conseguido hacerme con él. Reinterpreta el tarot usando todo su imaginario y su estética. Es como un sueño. Una vez entras en un camino se aparecen cosas”.

Bordado de Gema Polanco que forma conjunto con la percha que la sujeta.
Bordado de Gema Polanco que forma conjunto con la percha que la sujeta.Nacho López Ortiz

Ha querido ser artista desde siempre. Empezó con el collage. De pequeña recortaba y pegaba trozos de revista y los repasaba con pintauñas. Al terminar el bachillerato se marchó a Londres y entró en la University of Arts London. Descubrió una ciudad fascinante, “un lugar increíble a nivel estético, en el que nadie tiene miedo a ir por la calle como le da la gana”. Entró como asistente en el taller de artistas como Esther Teichmann y Carol Mabor, y se especializó en fotografía. De vuelta en España editó Como dios manda, un photobook muy personal que combina escenas de su intimidad familiar, especialmente de su madre y de su abuela, con dichos que le han repetido desde pequeña. “Se confunden sistemas de opresión con amor. Sin darnos cuenta nos manipulan y manipulamos desde que somos pequeños. Sin este proyecto nunca hubiera sabido quién soy realmente”, asegura.

También empezó a ir a conciertos. Casi todos los fines de semana y siempre sola, una costumbre que conserva hasta el día de hoy. “Para mí es como tomar la comunión o ir a sanarme”, explica. Del contacto con la escena musical underground londinense saldrá un libro fotográfico y muchos elementos que inspiraran su estilo actual, muy influenciado por la estética glam de artistas como David Bowie. “Es un homenaje a ese momento tan maravilloso en el que hombres heterosexuales se vestían de mujer porque les encantaba la estética y no pasaba nada”.

Gema Polanco muestra un detalle de su obra.
Gema Polanco muestra un detalle de su obra.Nacho López Ortiz

El conocimiento musical que ha ido acumulando a lo largo de los años también le ha servido para convertirse en una de las directoras de arte más prometedoras del panorama español. Ha trabajado con artistas como Sen Senra, Maika Makovski o Carolina Durante, con los que ha colaborado como directora creativa en Cuatro chavales, el disco con el que la banda madrileña logró llenar el WiZink Center el pasado enero. “Haber terminado trabajando para bandas es una forma de devolver todo lo que chupo. Un círculo muy guay. La cultura visual que genera la música es una de las cosas que más me inspiran”.

Una de las banderas confeccionadas por la artista, en la que aparecen varios de los motivos que se repiten en su obra.
Una de las banderas confeccionadas por la artista, en la que aparecen varios de los motivos que se repiten en su obra. Cedida por Gema Polanco

Siempre le ha gustado el bordado. “Está muy vinculado con la filosofía punk del ‘hazlo tú mismo’, y estas escenas musicales”. Casi todo lo que ha aprendido como artista ha sido a través de impulsos. Hace cinco años una amiga le enseñó a coser, y desde entonces el textil le ha acompañado cada día. Se hace mucha de su propia ropa, como el chaleco que lleva puesto durante la entrevista. Todo a partir de materiales de segunda mano. “A mí me gusta mucho el sacar provecho de las cosas que no quiere nadie. Me apropio y chupo de todos lados”, confiesa.

Una instalación con las banderas de Gema Polanco.
Una instalación con las banderas de Gema Polanco.Cedida por Gema Polanco

Por eso no teme embarcarse en ninguna disciplina artística. En su corta carrera ya ha probado un buen número de ellas como el grabado, la serigrafía, el videoarte o la pintura. Combina referencias y materiales en busca de “los momentos catárticos y las revelaciones que a veces ofrece el arte”. Se deja llevar por lo que siente en cada momento: “Últimamente me siento un poco blanda y creo que por eso solo me apetece hacer acuarelas. Los medios plásticos tienen su significado, me gusta aprender del material, mezclarlo, ponerlo al límite, me gusta pensar que los materiales nos eligen”.

Ahora prepara más banderas, piezas en constante mutación a las que primero les salieron brazos y piernas, y ahora les han empezado a crecer luces y bombillas. Siempre con mensajes tan llamativos como healthy is sexy (’lo sano es sexy’), porque “en un mundo capitalista no hay nada más más antisistema que el autocuidado. Hacerse responsable de uno mismo es anarquía pura”.

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