De Normandía a Marrakech: la mujer que fotografió todas las casas de Yves Saint Laurent
El libro ‘Yves Saint Laurent At Home’ es el resultado de todas las visitas de Marianne Haas a las casas del legendario modista francés, con algún accidente doméstico incluido
“¡Señor Saint Laurent, se ha roto algo!”. En 1982, la fotógrafa Marianne Haas se deslizaba con su cámara por el apartamento parisiense de Yves Saint Laurent cuando una copa de alabastro que acababa de coger estalló en pedazos. El trago era tremendo: su trabajo consistía en fotografiar la colección de arte y antigüedades del diseñador para un seguro de daños. Viendo lo ocurrido, el valet de Saint Laurent se apresuró a avisar a su jefe “con maliciosa alegría”. “Yves llegó en un pispás y se puso a examinar la copa. Entonces, se dio cuenta de que ya estaba rota de antes. Alguien había unido los trozos con pegamento”, escribe Haas en el prólogo de Yves Saint Laurent At Home.
Publicado por Assouline, el libro no deja claro quién rompió la copa, pero sí lo airosa que salió la fotógrafa del estropicio. A la venta en diciembre, el volumen recopila las fotografías que Saint Laurent le encargó que tomara los años siguientes tanto en su apartamento de París como en el resto de sus casas: desde su magnífico castillo en Normandía (Château Gabriel), a la dacha rusa que se hizo al lado y su famosa villa de Marrakech (Villa Oasis).
Jacques Grange, el interiorista que ayudó al diseñador a crear estos espacios, explica en sus textos para el libro que su antiguo cliente tenía una visión de la decoración y la arquitectura tan novelera como la de Luis II de Baviera, a quien cuenta que admiraba. Así, si el Rey Loco le dedicó un castillo al ciclo artúrico, Saint Laurent convirtió el suyo en un homenaje a Proust.
Saint Laurent contaba en estos proyectos con el apoyo total de su socio y expareja, Pierre Bergé, quien toleraba tan bien los caprichos que un día decidió regalarle una tumba a su valet. Según Haas, de nada sirvió que el asistente protestara diciendo que él prefería ser enterrado en el panteón de su familia. “¡Te he comprado esa tumba y ahí es donde irás!”, dijo Bergé.