Ana de Inglaterra reaparece tres semanas después de su accidente con un caballo
La hermana del rey Carlos III pausó su ajetreada agenda de compromisos oficiales después de pasar cinco noches ingresada por un incidente que le causó un traumatismo. Lejos de cogerle miedo a estos animales, su primera visita ha sido a una asociación que ofrece terapias ecuestres
La princesa Ana, hermana del rey Carlos III, ha participado este viernes 12 de julio en su primera actividad pública desde que sufrió un traumatismo como consecuencia del golpe de un caballo. A sus 73 años, pasó cinco noches ingresada en el hospital tras el incidente, que tuvo lugar en su finca el pasado 23 de junio. Recibió el alta el 28 de junio, pero desde entonces tuvo que mantener cancelada su ajetreada agenda oficial, y anular entre otros compromisos un viaje a Canadá. La última vez que se le había visto hasta hoy fue en las carreras de Royal Ascot, pocos días antes del accidente.
Ana de Inglaterra, que es una hábil amazona que compitió en los Juegos Olímpicos de Montreal 1976 como miembro del equipo ecuestre británico, estaba dando un paseo por su finca de Gatcome Park, en el oeste de Inglaterra, cuando ocurrió el accidente con el animal, pero eso no ha hecho que se aleje de ellos. De hecho, este regreso a sus labores reales ha consistido precisamente en una visita al campeonato nacional de la Riding for the Disabled Association (RDA), que se dedica a ofrecer terapias ecuestres a personas discapacitadas, en la universidad Hartpury, en Gloucestershire.
Se ha mostrado de buen humor, sonriendo mientras se reunía con los miembros de la organización benéfica, de la que es patrona desde noviembre de 1971. Según los medios británicos, se trata de un primer paso hacia su progresivo regreso a los compromisos oficiales, ya que es uno de los miembros de la familia real más activos. Sin embargo, después de su accidente se vio obligada a perderse al menos nueve compromisos, como un banquete en Buckingham para la visita de Estado de los emperadores de Japón en Londres hace dos semanas. En las imágenes compartidas en las redes sociales oficiales de Buckingham, hablan del “regreso gradual” de la princesa a sus deberes.
Tras ser recibida a su llegada por la presidenta de la RDA, Helena Vega Lozano, y su máximo ejecutivo, Michael Bishop, tenía previsto reunirse con personas de la asociación antes de entregar los premios. La princesa Ana fue nombrada también en 1986 presidenta de honor de la asociación, que cumple este 2024 los 55 años. “Nos sentimos honrados de dar la bienvenida a la princesa real a nuestro evento insignia, el Campeonato Nacional de la RDA, en el que celebramos nuestro 55º aniversario y encantados de que haya elegido unirse a nosotros en su regreso a los deberes reales”, ha asegurado Bishop. “Como nuestra presidenta, la princesa ocupa un lugar muy especial en los corazones de toda la comunidad de RDA y nos ha ayudado a celebrar muchos hitos importantes y nos ha brindado un apoyo invaluable durante más de cinco décadas”, ha añadido.
Durante estas tres semanas de ausencia, la princesa se ha recuperado en su casa de Gatombe Park. El equipo médico que la atendió dijo que el traumatismo craneal había sido producido por el potencial impacto de la cabeza o una pata de caballo, aunque no se han llegado a revelar oficialmente los detalles del accidente.
Su breve ausencia puso de manifiesto lo sobrecargada que está la familia real. La princesa Ana, que ocupa el puesto 17 en la línea de sucesión, ha llevado a cabo un tercio de los compromisos reales en lo que va de 2024, un año especialmente aciago para los Windsor. Su hermano, el rey Carlos III, y la princesa de Gales, Kate Middleton, se vieron obligados a retirarse de sus funciones públicas para someterse a un tratamiento contra el cáncer. El príncipe Guillermo también se retiró temporalmente de la vida pública para estar junto a su esposa y sus tres hijos. Sin embargo, la princesa Ana no solo ha seguido adelante con su apretada agenda de compromisos públicos, sino que también ha asumido deberes estatales en el extranjero que, de otro modo, habrían recaído en el rey o su heredero.
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