Kelly Fisher, la prometida de Dodi Al-Fayed que ‘The Crown’ ha devuelto a la actualidad
Tras enterarse por los medios de la relación del empresario con Diana de Gales, la exmodelo dio una rueda de prensa en la que anunciaba que le iba a reclamar el dinero prometido. Hoy vive en Carolina de Sur alejada del foco mediático desde hace años
“Estoy prometido”, confiesa un incómodo, pero sincero, Dodi Al-Fayed (Khalid Abdalla) a Diana de Gales (Elizabeth Debicki). La princesa, que está tocando el piano en un yate de lujo en aguas de la Costa Azul francesa, levanta la mirada y con tono sarcástico confirma: “¡Pues, enhorabuena!”. La conversación es un fragmento de The Crown, que poco se escapa de la realidad. Aunque no se sabe a ciencia cierta cuáles fueron las palabras exactas que la pareja compartió en las vacaciones más mediáticas de la historia de la prensa del corazón, a bordo del yate del multimillonario Mohamed Al-Fayed, ha sido la primera parte de la última entrega de la serie la que ha devuelto a los titulares a la exmodelo Kelly Fisher. Su presencia quedó aparcada en la historia como una sombra más de las muchas que rondaban la relación que Dodi y Lady Di mantuvieron aquellas semanas de verano de 1997, justo antes del accidente que provocó sus prematuras muertes. Su carrera como modelo y actriz quedó en el limbo después de que su entonces prometido, Dodi Al-Fayed, le ofreciera medio millón de euros, una mansión en Malibú y un anillo de diamantes con un gran zafiro en el centro a cambio de pasar más tiempo con él. Fisher aceptó, pero Diana de Gales se cruzó en su historia.
Cuando Mohamed Al-Fayed se enteró de las pretensiones de su hijo con su prometida estadounidense intentó tirar por tierra sus planes, ya que quería que su vástago emparentase con la familia real británica, a quienes solía tratar a menudo. Su historia comenzó un año antes del accidente que llevó a la muerte a su hijo y a la princesa de Gales, en el verano de 1996. Por entonces, él tenía 41 años y Fisher, 29. Fue poco después, a los seis meses, cuando el primogénito de los Al-Fayed se arrodilló ante la modelo estadounidense que había trabajado con marcas como Armani y Calvin Klein y le plantó el controvertido anillo de diamantes.
El principio del fin llamó a la puerta de Kelly Fisher rápidamente. The Sunday Mirror publicó el 10 de agosto de 1997 unas fotos comprometidas de Al-Fayed y la entonces princesa de Gales, mientras mantenían un momento de intimidad (imágenes capturadas por el paparazzi Mario Brenna). Se trata de una de las mayores exclusivas de la historia: casi dos millones de euros de hoy llegó a pagar el tabloide inglés por las imágenes. Fue de este modo como la exmodelo conoció que su prometido le engañaba con la princesa, al mismo tiempo que ella estaba en un yate a poca distancia de la fotografiada pareja.
La respuesta fue instantánea. Fisher reclutó a un arsenal de abogados, y presentó una denuncia en los juzgados de Los Ángeles en la que alegaba que el hijo del magnate egipcio solo le había pagado 60.000 dólares del medio millón prometido. “Queremos que la princesa, quien ha sufrido mucho en el pasado, conozca las experiencias que la señora Fisher ha tenido con el señor Dodi Al-Fayed, para que así pueda tomar la mejor decisión respecto a su futuro y al de sus hijos”, declaró entonces uno de los letrados al diario estadounidense Los Angeles Times. La demanda fue presentada en los juzgados de la ciudad californiana a mediados de agosto de 1997; y parecía que iba a traer cola en un momento en el que la exposición mediática de Diana y Dodi alcanzaba cotas nunca vistas en la prensa amarillista. Ella misma invitó públicamente a la princesa a mantener un encuentro en persona.
Un primerísimo primer plano del anillo de compromiso de Fisher cerraba una agitada rueda de prensa dos semanas antes del accidente. La exmodelo quiso mostrar su dolor a través de los medios de comunicación. Su abogada, Gloria Allred, abría la concurrida comparecencia con un breve discurso en el que explicaba punto por punto los detalles de la denuncia: “Dodi está jugando a tener sangre real, pero no es un príncipe, es una rana”. Su madre también quiso aportar algunas declaraciones que se han quedado archivadas en las hemerotecas. “Ninguna madre quiere que traten a su hija como el señor Al-Fayed ha tratado a la mía”, sentenció en aquel momento. “Kelly lo quería. Kelly lo creía. Y Al-Fayed le ha respondido con crueldad”.
“¿Considerarías darle otra oportunidad, o una amistad en cualquier caso?”, fue la pregunta que dio por terminada la rueda de prensa aquel 14 de agosto de 1997. “¡No!”, respondía rotunda y entre lágrimas Kelly Fisher, las únicas palabras que pronunció en esa rueda de prensa. “Quiero hacer muchas cosas para olvidar aquellos sueños de casarme y ser madre, que ya nunca se harán realidad”, afirmaba poco después en una entrevista exclusiva con la revista ¡Hola!
“Diana de Gales y su novio mueren en un accidente de tráfico en París”, titulaba EL PAÍS su portada aquel fatídico 31 de agosto de 1997. Tan solo dos semanas después de aquella rueda de prensa, y tras esos acontecimientos, Fisher decidió recular. Sus abogados retiraron la demanda e hicieron público un comunicado en el que ella mostraba su dolor (eso sí, no acudió al entierro de su exprometido). “Kelly quería mucho a Dodi y está devastada por su pérdida y la de la princesa Diana. Nada es más importante que la vida de un ser humano. En vista de esta gran tragedia, Kelly perdona a Dodi por todas las injusticias que cometió con ella”, se leía en él.
Kelly Fisher quedó pronto alejada del foco mediático. Pero diez años después, tuvo que volver a recordarlo todo. Declaró como testigo en el juicio en Londres por la muerte de su exprometido y Diana, donde se reprodujeron públicamente las transcripciones de las llamadas entre ella y Al-Fayed en el momento en el que se publicaron las míticas fotos. En ellas, Fisher le acusaba de llevarla a Saint Tropez para mantener relaciones sexuales por las noches mientras seducía a Diana por el día en el yate de al lado: “Incluso me llevaste en avión a St Tropez para sentarme en un barco mientras seducías a Diana todo el día y me follabas toda la noche”. Unas vistas judiciales en las que Mohamed Al-Fayed no titubeaba al llamar a Fisher “prostituta” y “cazafortunas”.
La modelo, para entonces, ya había rehecho su vida. El año en el que la justicia buscaba los culpables del accidente que provocó la muerte de Dodi y Diana, Fisher se casó con el piloto ruso Mikkail Movshina, al que conoció durante un safari en África. “Estaba trabajando para el Gobierno tratando de erradicar los cazadores furtivos de elefantes”, contaba en 2014 en una entrevista para la revista Aiken Women, en la que no mencionaba su pasado con los Al-Fayed. Tras vivir en París, Suiza y Los Alpes franceses, vive en la actualidad en Aiken, en el Estado de Carolina de Sur (EE UU), y trabaja como promotora inmobiliaria. La serie The Crown la ha devuelto a la actualidad, pero no parece que ahora ella vaya a volver a protagonizar una exclusiva. En 2017 fue su última aparición en un medio de comunicación, precisamente para un tabloide británico. “Lo único que conservo como recuerdo es el anillo”, admitió en la entrevista con The Sun.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.