El exasistente de Gina Lollobrigida, condenado a tres años de cárcel por robarle su fortuna
Andrea Piazzolla, empleado de la difunta estrella italiana del cine, se benefició de su avanzada edad para exploliarle parte de su patrimonio, cifra que la familia contabiliza en más de cinco millones de euros
Justicia para la que fue conocida como “la mujer más bella del mundo”. La batalla judicial que se libraba entre la actriz italiana Gina Lollobrigida, que falleció el pasado enero en Roma; de la mano de su hijo, Andrea Skofic, y su exmarido, el español Javier Rigau, contra el exasistente de la artista Andrea Piazzolla ha llegado a su fin. El exempleado, de 36 años, fue condenado este lunes 13 de noviembre a tres años de prisión por expoliar el patrimonio Lollobrigida. Un expolio cuyo hijo valora en más de cinco millones de euros. Aprovechándose de su avanzada edad ―falleció a los 95 años―, Piazzola trató de robar parte de su fortuna, en el transcurso de los años hasta su reciente muerte, según han confirmado fuentes de la investigación a la agencia Efe. El auto de la jueza ordena al exasistente a entregar “inmediatamente” 450.000 euros a la familia de la actriz, según informan el diario británico The Times y el italiano La Repubblica.
El Tribunal de Roma ha condenado a Piazzolla a tres años en primera instancia. Así, la jueza, Emanuela Attura, ha rebajado la petición de la Fiscalía, que el pasado 18 de septiembre reclamó una pena de siete años y medio de cárcel. La fiscal italiana encargada del caso, Eleonora Fini, le imputaba un delito de “manipulación a persona incapacitada”, al expoliar a la actriz “beneficiándose de su debilitamiento para percibir correctamente la realidad”. El veredicto coincide con el de los familiares de la actriz, que aseguraron ante el juez que Lollobrigida, en su última etapa de vida, era “sugestionable, mantenida en aislamiento, y en estado de vulnerabilidad”.
La demanda contra el exasistente fue registrada en los juzgados en julio de 2020, cuando la actriz aún vivía. En aquel momento, los familiares temían a que Piazzolla dilapidase la fortuna de la artista, y en mayo de ese mismo año lograron que un juez nombrara a un administrador que gestionase el patrimonio de la familia, al menos hasta que el proceso judicial terminase. Contra todo pronóstico, y nada más comenzar el juicio, la actriz italiana defendió a Piazzola al declarar: “Él está a mi lado como un hijo, ayudándome a seguir adelante”. Para Lollobrigida, su hijo “desapareció de mi vida durante años y regresó, pero no para brindarme un apoyo afectuoso, sino para quitarme mi riqueza”. Un experto designado por el tribunal italiano concluyó que la actriz había caído bajo el dominio de su asesor y dictaminó que no se podía confiar en que ella manejara sus propias finanzas.
El exasistente, que tras la sentencia ha prometido recurrirla, se ha pronunciado después del veredicto: “Yo fui el único que cuidó con amor a Gina Lollobrigida”. El delito que se le atribuye está penado con entre dos y seis años de prisión a quien “se procure a sí mismo o a otros un beneficio, abusando de las necesidades, pasiones o inexperiencia de un menor o abuse del estado de enfermedad o deficiencia psíquica de una persona”. La tipificación coincide con la del exasistente. En su informe, los fiscales aludieron a un largo historial de operaciones bancarias, incluidas grandes extracciones de efectivo y compras de coches de gran cilindrada o vacaciones de lujo entre 2013 y 2018 con el patrimonio de la actriz atribuidas a Piazzola, que llegó a la vida de la diva cuando él tenía 24 años y ella, 86.
Mientras el proceso judicial avanzaba sin novedades, allá por 2022, el desesperado intento de la actriz por ascender al Senado italiano quedó resquebrajado por unos resultados electorales nefastos para su partido Italia Soberana y Popular, una formación antisistema. Fue Piazzolla el encargado de animar a la artista, que entonces tenía 94 años, a participar en la desafortunada andanza política. Ella misma contaba en una entrevista para Il Corriere della Sera que estaba “cansada de oír a los políticos discutir entre ellos sin llegar nunca a ningún lado”. También lanzaba una promesa: “Italia está mal, quiero hacer algo bueno y positivo”.
La estrella italiana del cine fue asistida durante años por el joven ayudante en su villa de la Appia Antica de Roma, y a su muerte le dejó la mitad de su herencia. La otra mitad de su testamento, que incluía su mansión romana, joyas, obras de arte y restos arqueológicos, fue a parar a su único hijo Andrea, fruto de su matrimonio con el médico esloveno Milko Skofic, de quien se divorció en 1971.
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